La directora y guionista Azreal Jacobs en la película The Lovers parece dar respuesta a los lamentos dados por Rosanna Arquette en su documental Buscando a Debra Winger (2002), donde se preguntaba por qué la actriz dejó la profesión en el cénit de su carrera. Ahora Azreal Jacobs la devuelve a la pantalla grande, como protagonista absoluta junto a Tracy Letts, en una comedia romántica e ingeniosa sobre la relación de una pareja casada. De momento no hay fechas previstas para su estreno en salas de cine españolas.



Crítica de The Lovers

Ficha Técnica

Título: The Lovers
Título original: The Lovers

Reparto:
Debra Winger
Tracy Letts
Tyler Ross
Lesley Fera
Eric Satterberg

Año: 2017
Duración: 97 min.
País: Estados Unidos
Director: Azazel Jacobs
Guion: Azazel Jacobs
Fotografía: Tobias Datum
Música: Mandy Hoffman
Género: Comedia. Romance
Distribuidor: ---

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Sinopsis 

Michael (Letts) y Mary (Winger) son una pareja que ha visto pasar hace mucho sus mejores días y que continúan juntos por pura rutina. Cada uno por su lado tiene ya su respectivo amante. Sin embrago, un día todo cambia, y se vuelven a enamorar.

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The Lovers

Obviamente los nuevos compañeros presionan a ambos para tomar de una manera total la decisión de “decirle al otro” que ese matrimonio se acabó. Cada uno lo medita y hacen sus planes… pero la intempestiva noticia de que su hijo Joel (Ross) va a pasar unos días a casa acompañado por su novia Erin (Sula) y el saber que el final de su matrimonio esta cerca, reviven entre ellos una súbita y ardiente pasión que termina por darle un giro completo a la relación.

Entrar a la cotidianidad desgastada de un matrimonio de años siempre es un asunto embarazoso. En The Lovers se explora de una manera cruel pero divertida, (por lo difícil que puede ser), el ser infiel con una relación alterna que ha durado varios años. Qué sucede en la mente del infiel? Qué lo hace regresar a su “hogar” donde ya no hay nada vivo? Y sobre todo, por qué no se opta por ninguna de las dos partes?

Hoy por hoy la mayoría podría pensar que la infidelidad es un asunto sobrevaluado, nos hemos acostumbrado a que al final “el ganador se lleva todo”. Pero no siempre es así, a veces el ganador no existe, ni se lleva nada  aunque suba su apuesta.

Debra Winger regresa a la pantalla en esta comedia trágica, donde en medio de las cenizas se encuentra de repente con una partitura que marca las extrañas variaciones sobre un tema. En el des-concierto de la vida matrimonial hay silencios, estridencias y también ritmos ocultos. Pero sin duda lo intenso del planteamiento de esta cinta es cuánto puede pesar aquello de que: “nada es más apetecido que lo prohibido”.

Cuando entramos por separado a la intimidad de Michael y de Mary, la primera pregunta que nos asalta es por qué siguen juntos, si cada uno ya ha encontrado un “sustituto” desde hace tiempo? Dónde se les escapó la pasión y quedó la mera convivencia? La costumbre deviene en una indefinida zona de confort en donde lo mordaz  es que ahí no existe confort alguno.

Jacobs escribe y dirige este cuento de tedio moderno con sobriedad, donde a cada paso la insatisfacción con lo que se tiene acecha desde muchos ángulos detrás de la “educación y las buenas maneras” y  cobijada por la mentira.

Pero este drama no solo es un dueto, es un cuarteto en el que las voces de las  parejas de Michael, Lucy (Walters) y de Mary; Robert (Guillen) también han tenido su propia “aria”: el saberse y vivir como “el otro” sin importar sus propios sentimientos, siempre  a la espera de que sus caprichosas “medias naranjas” decidan su siguiente paso.

Y cuando precisamente la situación pide a gritos una definición, se introduce un elemento detonador, la llegada del hijo y que Michael y Mary  deciden “firmemente” acabar con esa farsa.

Sorpresivamente verse sobre el vacío excita el deseo dormido y entre accidente y arrepentimiento recomienzan el juego de la pasión… pero la ruleta aún debe dar otras vueltas para definir el juego y declarar que “ya no hay lugar para más apuestas”… aparentemente.

Pero es precisamente ese detonante y esa situación que nos revela la verdadera alma de los protagonistas, son unos ludópatas de la infidelidad hasta la médula, ambos no pueden dejar de apostar y sin esa emoción sus vidas carecen de sentido.

Resulta evidente que antes de encontrar esa chispa a ninguno de los dos les importaba un comino lo que pasara en esa casa, fuera de las meras reglas de convivencia básicas (y casi ni esas)

Ambos son la representación viviente de “Y No me importa nada” (como diría una canción ochentera de Luz Casal) y es esa sutil pero fuerte línea la que sostiene todo el argumento, han llegado al punto de no retorno en el campo de la indiferencia, qué caso tendría romper algo que no tiene ningún valor? A quién le dolería? Ciertamente a ellos no, y tampoco a nosotros, que nos hemos convertido en sus cómplices. Sería un pase de página sin sabor.

Conclusión de The Lovers

Por eso el demonio de la tentación hace girar la ruleta de nuevo, hay un tapete liso para poner apuestas, pero ahora si hay algo por lo cual apostar, entonces independientemente de sus vidas paralelas, de sus parejas paralelas se enfrascan en el reencuentro para acabar en un camino sin salida (o tal vez la única salida) y la resolución es profundamente ruda, contundente, el todo por el todo.

The Lovers es tan descarnada e inexplicable como el querer puede ser.

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