Carla Simón dirige su primer largometraje, Verano 1993, basado en su propia infancia. La conmovedora historia de una niña de seis años que acaba de perder a su madre, es por el momento la película española mas galardonada del año, con los premios de Mejor Ópera Prima y el Gran Premio del Jurado Internacional de la Sección Gen. KPlus en el pasado Festival de Cine de Berlín, además de la Biznaga de Oro y el Premio Feroz de la crítica en el Festival de Málaga 2017. Estreno 30 de junio.
Crítica de 'Verano 1993'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Verano 1993
Título original: Estiu 1993
Reparto:
David Verdaguer (Esteve)
Fermí Reixach (Avi)
Bruna Cusí (Marga)
Jordi Figueras (Blai)
Paula Blanco (Cesca)
Isabel Rocatti (Àvia)
Quimet Pla (Gabriel)
Laia Artigas (Frida)
Josep Torrent (Doctor)
Berta Pipó (Tieta Àngela)
Tere Solá (Señora de la carniceria)
Etna Campillo (Irene)
Dolores Fortis (Carnicera)
Paula Robles (Anna)
Montse Sanz (Lola)
Año: 2017
Duración: 96 min
País: España
Director: Carla Simón
Guion: Carla Simón
Fotografía: Santiago Racaj
Música: Ernest Pipó
Género: Drama
Distribuidor: Avalon
Tráiler de 'Verano 1993'
Donde comprar la película
- Laia Artigas, Bruna Cusí, David Verdaguer (Actores)
- Carla Simón (Director)
Sinopsis
Frida, una niña de seis años, afronta el primer verano de su vida con su nueva familia adoptiva tras la muerte de su madre.
Premios
- Festival de Berlín: Mejor Ópera Prima, Gran Premio del Jurado Int. (Sección Gen. KPlus). 2017
- Festival de Málaga: Biznaga de oro, Premio Feroz de la crítica. 2017
Dónde se puede ver la película
Situemos la trama
A raíz de la muerte de los padres de Frida (Laia Artigas) por el Sida, es enviada a vivir a un pueblo de montaña con el hermano de su madre, su tío Esteve (David Verdaguer), su mujer Marga (Bruna Cusi) y su hija, Anna (Paula Robles). La película está basada en las propias vivencias de la directora Carla Simon cuando en el verano de 1993 perdió a su madre y tres años antes había muerto su padre también. Verano 1993 se filmó en el mismo pueblo donde Carla fue enviada cuando tenía 6 años.
Demasiados cambios y tan transcendentales, en tampoco tiempo, transcurren en la vida de una niña de 6 años para poder asimilar y comprender: el traslado de residencia a un remoto pueblo diametralmente opuesto a su antiguo hogar (una concurrida y bulliciosa Barcelona), unos nuevos progenitores bajo la figura de sus tíos que se han convertido en los recientes tutores legales y una hermana pequeña de cuatro años con la que tiene que competir por las atenciones y el amor de sus nuevos padres.
La soledad de Frida
Ante la falta de una explicación convincente por parte de los adultos, Frida lucha de forma desgarradora por comprender lo que ha sucedido y adaptarse al nuevo entorno, se consuela con las visitas esporádicas de sus abuelos e inocentemente, con una virgen a la que lleva objetos para tratar de recuperar a su madre.
La soledad y el desconcierto de Frida están bellamente representados en las primeras escenas de la película y deja magníficamente retratado el tema principal de Verano 1993 a través del cual girará el resto del metraje, la figura de un niño tratando de combatir con su dolor interior, incapaz de exteriorizarlo y buscando un lugar en su nueva familia. En ese marco de confusión inicial, vemos a la niña desorientada observando a muchos adultos como invaden su casa de Barcelona, empaquetando todas sus pertenencias para hacer la mudanza.
Allí, aparece Frida, casi siempre sola y si hay alguien más a su lado, apenas se hace visible, porque la cámara con constantes primeros planos de ella no se despega de su figura. Carla Simón centra toda la atención en las miradas y percepciones de la niña por su entorno y el mundo que la rodea, es decir, la cámara gira en torno a ella, de tal forma que, cuando no aparece en el encuadre, es como si estuviéramos viendo a través de sus ojos.
Emotivo drama
Es un emotivo drama, en el que a pesar de la dureza del tema tratado, Carla Simón jamás cae en el sentimentalismo fácil ni tampoco trata de manipular las emociones de los espectadores. La historia nunca toma el camino del melodrama sino más bien abre una ventana a la esperanza y, refleja de forma muy realista, el mundo a través de los ojos de una niña, que tras la pérdida de su madre intenta comprender el significado de la muerte. El nombre de la enfermedad de la madre nunca se menciona, se trata de algo vergonzoso y deshonroso para la familia en una época donde la información sobre el Sida era algo confusa y estaba relacionado, de forma equivocada, a un estilo de vida oscuro.
Actuaciones
Las actuaciones de los adultos son correctas y tanto David Verdaguer como especialmente Bruna Cusí están magníficos en sus respectivos papeles. Sin embargo, uno de los mayores atractivos de Verano 1993 reside en la excelente interaccción de las niñas, Frida y Anna, encarnadas por Laia Artigas y Paula Robles. Sus actuaciones son increíblemente naturales, no parecen interpretar a nadie y si, interactuar de verdad. Debido a la espontaneidad y frescura que irradian ambas, da la sensación de ser observadas a través de una cámara oculta sin que ellas se den cuenta, jugando y hablando entre sí.
Todo el mérito es para la hábil dirección de Carla Simón que ha sabido extraer de forma magistral esa naturalidad tanto en los diálogos como en el lenguaje corporal de los jóvenes actrices.
Una de las escenas donde vemos con mayor claridad esa espontaneidad y naturalidad de las niñas, de la que he hablado antes, es en la que ambas están jugando, Frida en una tumbona de piscina haciendo el papel de mamá, con la cara pintada, botas camperas, fingiendo que fuma y hablando de la misma forma que supuestamente lo hacía su madre con ella, y por otro lado, Anna haciendo de hija servicial preparándola la comida. Se trata de una simpática escena que produce sufrimiento y horror a la vez, porque dice mucho de la relación disfuncional que tenía Frida con su madre.
Conclusión de 'Verano 1993'
Verano 1993 es una conmovedora historia magníficamente dirigida por una realizadora novel, Carla Simón, filmada con mucha sensibilidad y ternura, con unas soberbias actuaciones de las dos niñas, Laia Artigas y Paula Robles, y como broche de oro, posee una poderosa y hermosa escena final que describe de forma magistral todo el sentir de Frida. En resumen, una maravillosa película que seguramente después de los créditos finales, te la llevarás a casa con cariño guardada en tu corazón.
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