Nuestro destino se teje gracias a los bellos hilos de la casualidad, que a base de golpes de dicha o desgracia confeccionan aquello que somos sin olvidar lo que pudimos ser, pese a saber que solo en las manos del azar está. Sea cierto o no, es el planteamiento que nos lanza Olivier Trainer con su cinta Pequeñas casualidades (en su idioma original, “Le tourbillon de la vie”), estrenada el pasado 18 de agosto de 2023. Un viaje por las infinitas posibilidades de nuestra existencia, un canto a la vida y el maravilloso azar que esta lleva intrínseca.
Crítica de 'Pequeñas casualidades'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Pequeñas casualidades
Título original: Le tourbillon de la vie / Julia(s)
Reparto:
Lou de Laâge (Julia Feynman)
Raphaël Personnaz (Paul Sorel)
Isabelle Carré (Anna Feynman)
Grégory Gadebois (Pierre Feynman)
Esther Garrel (Emilie)
Denis Podalydès (Victor Massenet)
Dylan Raffin (Ben)
Aliocha Schneider (Nathan Giraud)
Marc de Panda (Aparato)
Markus Gläser (Markus Schönberg)
Sébastien Pouderoux (Gabriel Trauner)
Natacha Krief (Madeleine Trauner)
Camille Claris (Claire Schönberg)
Caroline Bourg (La prof de musique Amsterdam)
Alban Guyon (El jefe del servicio de urgencias)
Año: 2022
Duración: 121 min.
País: Francia
Director: Olivier Treiner
Guion: Camille Treiner, Olivier Treiner
Fotografía: Laurent Tangy
Música: Raphaël Treiner
Género: Drama. Romance
Distribuidor: A Contracorriente Films
Tráiler de 'Pequeñas casualidades'
Sinopsis
París, año 2052. Julia, una mujer de 80 años que ha llevado una vida plena, reflexiona en el día de su cumpleaños sobre las decisiones y circunstancias que pudieron haberla llevado por caminos diferentes. Desde los 17 años hasta el día de hoy, su vida estuvo llena de pequeños pero críticos momentos. Cada uno fue un punto de inflexión con consecuencias dramáticas. (A Contracorriente Films)
Dónde se puede ver la película en streaming
Las nimiedades forjan el futuro
La idea que atraviesa el eje central de la cinta es tan sencilla como certera: Las pequeñas casualidades son lo que realmente crean nuestro destino. Un tropiezo, un descuido o una sonrisa son más que suficiente para alterar el flujo de toda una vida. Infinitos hubieras desaparecen o se crean por aparentes nimiedades que la vida interpone en nuestro camino. Resulta incluso cómico como aparentes frivolidades tienen tanto poder, construyendo futuros enteras a partir de ellas.
Nosotros sólo conocemos nuestra versión, la que la vida nos ha dejado ver, con las casualidades que la vida nos ha preparado, mientras vivimos a espaldas de lo que podría haber pasado o en quien podríamos habernos convertido. Cargamos toda nuestra existencia con el inmaterial peso del misterio y de la duda. Como Jean-Paul Sartre dijo una vez : “El hombre está condenado a ser libre. Condenado, porque no se ha creado a sí mismo, y sin embargo, por otro lado, libre, porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace.”
La protagonista de Pequeñas casualidades, Julia, una chica de diecisiete años interpretada por una hipnótica y elegante Lou de Laâge, vive felizmente en una residencia de estudiantes de música. Coincidiendo con la caída del muro de Berlín, Julia y sus amigos deciden ir a vivir ese histórico suceso. Una trivialidad como dejarse el pasaporte en la habitación, creará una superposición de líneas temporales basadas en - como indica su título en castellano - pequeñas casualidades que moldearán su vida y quienes están - o dejan de estar- en ella.
La dicha del destino y sus caprichos
El desarrollo de la trama se hilará en base a la creación de líneas temporales basadas en estas nimiedades, donde veremos el desarrollo de las diferentes versiones de Julia, su carácter y su vida. Un gran viaje desde el comienzo de una vida hasta el final de esta, marcado por la batuta de los caprichos del destino, nos hará replantearnos la vida, donde nos encontramos y donde nos podríamos encontrar, pese a que estos planteamientos siempre acaban por desembocar en las tinieblas de la ignorancia.
Lo más destacable es el tratamiento del tiempo, y cómo se crea un multiverso de posibilidades albergadas en una misma mujer. Quizá se peca de ambición y es algo desmedida en la cantidad de líneas temporales, aunque el metraje sabe situarnos y diferenciarlas bien entre ellas. La puesta en escena resulta vital para la memoria del espectador en base a las diferentes Julias, que de manera notable te hacen ubicarnos en la dimensión pertinente. El color y las actuaciones marcan el tempo de cada historia y de cada suceso, pintando así las secuencias del color de la suerte o la desgracia.
Unos personajes humanos que reaccionan de forma humana a los reveses de la vida, ayudan a conformar esta aura azarosa que la película desprende, que se siente verosímil por la evolución de estas. Ni los golpes de suerte quizá lo sean a largo plazo, ni las desgracias no traen nada bueno. Si convence es porque se asemeja más a la vida que a lo que estamos acostumbrados en la ficción, pues la vida no tiene caminos felices o tristes, simplemente caminos, algunos más pedregosos que otros, pero caminos al fin y al cabo.
Conclusión de 'Pequeñas casualidades'
Como si de una broma metareferencial del destino se tratase y por casualidades de la vida, escribo la crítica de Pequeñas casualidades, una cinta sensible a la misma vez que ambiciosa, que nos habla del azar y del destino, creando así toda una sinfonía a la vida y las infinitas ( y maravillosas) posibilidades que ésta alberga. El destino está escrito, pero si algo nos enseña esta película, es que se reescribe cada instante.
Reportaje de Pequeñas casualidades en Días de Cine TVE
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