Más allá de Black Mirror. Adèle Exarchopoulos (Las dos caras de la justicia, El reino animal) y Souheila Yacoub (Las chicas del balcón) protagonizan Planeta B, frenético thriller de ciencia ficción dirigido por Aude Lea Rapin, que transcurre entre el París distópico del año 2039 y una cárcel virtual para presos políticos llamada Planeta B. Seleccionada en la sección Noirs & Fantastiques del Atlántida Mallorca Film Fest 2025 (del 27 de julio al 27 de agosto en Filmin)
Crítica de 'Planeta B'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Planeta B
Título original: Planète B
Reparto:
Adèle Exarchopoulos (Julia Bombarth)
Souheila Yacoub (Nour Hamdi)
Eliane Umuhire (Hermès)
India Hair (Victoire)
Marc Barbe (Mileur)
Théo Cholbi (Kylian)
Paul Beaurepaire (Eloi Roudart)
Léo Chalié (Wendy)
Amine Hamidou (Mehdi Allawi)
Thierry Hancisse (Vano)
Luana Duchemin (Rama)
Año: 2024
Duración: 118 min.
País: Francia
Director: Aude Lea Rapin
Guion: Aude Lea Rapin
Fotografía: Jeanne Lapoirie
Música: Bertrand Bonello
Género: Thriller. Ciencia Ficción
Distribuidor:
Tráiler de 'Planeta B'
Sinopsis
Francia, 2039. Una noche, unos activistas perseguidos por el Estado desaparecen sin dejar rastro. Julia Bombarth (Adèle Exarchopoulos) entre ellos. Cuando se recupera, se encuentra atrapada en un mundo totalmente desconocido: el Planeta B. (Filmin)
Dónde se puede ver la película en streaming
Utopía o distopía
La premisa de Planeta B parte de una idea potente y sugerente. En un futuro cercano y opresivo, un grupo de activistas desaparece y uno de ellos, Julia Bombarth, despierta en un mundo nuevo y desconocido.
Lo que podría haber sido un thriller de ciencia ficción provocador y reflexivo se queda en una narración demasiado dispersa. El guion no termina de perfilar ni la lógica interna de Planeta B ni los conflictos sociales o personales que allí se desarrollan. Lo que arranca con misterio y tensión política acaba derivando en un relato metafórico un tanto confuso que no termina de cuajar.
Denuncia y ensoñación
Aude Lea Rapin opta por una dirección ambiciosa en lo simbólico, cargada de intenciones, pero algo desequilibrada en el resultado. Las ideas están ahí, el desplazamiento, el cuerpo político, la despersonalización de la rebeldía, pero se dispersan en una puesta en escena que oscila entre el realismo distópico y la alegoría onírica.
Hay decisiones visuales y narrativas interesantes, pero también momentos donde parece que la directora quiere abarcar demasiado, perdiendo fuerza emocional y claridad.
Protagonista sin anclaje
Adèle Exarchopoulos, que encarna a Julia, sostiene con dignidad el peso del relato, especialmente en los primeros compases, cuando la confusión del personaje se transmite de forma visceral. Aun así, el desarrollo posterior del personaje es demasiado difuso como para que el espectador se involucre plenamente en su evolución.
El resto del reparto, que interpreta habitantes o entidades de Planeta B, apenas tiene ocasión de brillar, están más al servicio del discurso que de una construcción dramática orgánica.
Artificio inquietante
Planeta B destaca por su diseño de producción, el nuevo mundo tiene personalidad, aunque a ratos parece un híbrido entre lo teatral y lo tecnológico. La fotografía, fría y estilizada, acompaña bien el tono enigmático, y la banda sonora ayuda a crear una atmósfera de desconcierto constante. Sin embargo, algunos efectos visuales y transiciones no logran la cohesión deseada y dan la sensación de un experimento más ambicioso que pulido.
Conclusión de 'Planeta B'
Planeta B intenta hablar del exilio, la represión y la necesidad de imaginar otros futuros posibles, pero su propuesta se queda en tierra de nadie, ni como thriller político ni como fábula distópica termina de ser redonda. Es una película con buenas intenciones y cierta osadía formal, pero que no logra conectar emocionalmente ni construir un universo narrativo con verdadero peso, lo que le convierte en un intento fallido.
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