El 2 de octubre de 2009 llegó la secuela de "[·REC]", REC 2, una de las películas de terror española de mayor éxito en los últimos años. De nuevo, Jaume Balagueró y Paco Plaza fueron los encargados de sentarse en la silla del director. Pese a ser una franquicia con presencia en el séptimo arte, esta segunda parte no obtuvo el mismo impacto que su antecesora. Aun así, estuvo presente en varios festivales y premios de gran relevancia. Sería importante destacar su nominación en los Premios Goya a los mejores efectos especiales o sus cuatro premios Gaudí, destacando a mejor montaje y sonido.
Crítica de 'REC 2'
Resumen
Ficha Técnica
Título: REC 2
Título original: REC 2
Reparto:
Jonathan Mellor (Dr. Owen)
Óscar Zafra (Jefe)
Ariel Casas (Larra)
Alejandro Casaseca (Martos)
Pau Poch (Tito)
Año: 2009
Duración: 81 min
País: España
Dirección: Jaume Balagueró y Paco Plaza
Guion: Jaume Balagueró, Paco Plaza y Manu Díez
Fotografía: Pablo Rosso
Género: Terror
Distribución: Filmax
Tráiler de 'REC 2'
Donde se puede comprar la película
- Manuela Velasco, Óscar Zafra, Juli Fábregas (Actores)
- Jaume Balagueró y Paco Pl (Director)
Sinopsis de 'REC 2'
Han pasado 15 minutos desde que se terminaron las baterías de la cámara de televisión. Han pasado 15 minutos desde las últimas imágenes grabadas para el programa ”Mientras usted duerme“ en el interior del edificio infectado. Fuera, una multitud curiosa se congrega tras el área acordonada por las fuerzas especiales. Los equipos de televisión presionan para saber qué demonios está pasando… (Filmin)
Donde se puede ver la película
Cámara nocturna, la clave
Pasaron solo dos años para que llegase a los cines REC 2, la segunda parte de la franquicia creada por Jaume Balagueró y Paco Plaza. Pese a que el primer film gozó de un libreto que funcionaba, su segunda parte tenía la difícil tarea de seguir las excentricidades que se percibieron en el final de la anterior entrega. Sin embargo, lejos de navegar entre el misterio, lo espeluznante y lo sobrenatural en lo cotidiano, apuesta por un enrevesado excesivo. Dicho de otra forma, se les va de las manos la problemática principal y se proponen unos acontecimientos que no son verosímiles dentro del relato. Por lo cual, el espectador acaba por notar la irregularidad en la ejecución de lo que se quiere contar. Al querer profundizar más, ofrecen unas líneas excesivamente forzadas.
Se busca aunar todo el imaginario creado en el primer film, pero lo que se aborda para dar una justificación apropiada, se pierde entre tanto oportunismo narrativo. A ello se le suma una consecución de líneas narrativas paralelas que poco aportan a la principal. Incluso, en algunos momentos se puede percibir que están colocadas de forma que puedan utilizarse de escaparate de acción. Sin embargo, el conflicto nace cuando se busca unificar todas ellas y no terminan de encajar como debiesen. Por esa razón, en las últimas secuencias, se resuelve de una forma fortuita, abrupta y que no convence. Por suerte, aunque el guion tiene flaquezas que se hacen patentes, sí funciona como ejercicio de acción y adrenalina pura y dura. En consecuencia, se crea un efecto escaparate que entretiene, pero al que le falta alma y personalidad.
Un reparto en plena forma
Pese a las dificultades que presenta el guion, obtiene un gran resultado en relación al reparto que lo conforma. En primer lugar, Óscar Zafra esta estupendo, lleva todo esa adrenalina de una forma que llega al espectador y no pierde esa cercanía cotidiana que tanto caló en los fans de la primera entrega. Lo mismo ocurre con Ariel Casas, que se encuentra cómodo en su papel y se convierte en una de las interpretaciones con mayor carácter. Lo mismo sucede con el resto de actores que forman parte de la de la misión, cumpliendo con todo el desempeño físico y de actitud en REC 2. Aunque no les da tiempo suficiente para poder obtener mayor brillantez en su participación. Aun así, el conjunto militar protagonista se apoya favorablemente entre ellos y el resultado es cohesionado y en equipo.
No obstante, no pasa lo mismo con Jonathan Mellor, que en todo momento busca esa frialdad y a la vez culpabilidad que hay en su personaje. El problema surge cuando no consigue creerse su personaje y se percibe una incomodidad notoria. Unido a ello, hay momentos en los que hay una resolución interpretativa poco fluida. Por otro lado, aplaudir el trabajo de Javier Botet, dado que su participación es imprescindible y sigue poniendo los pelos de punta. Después, Andrea Ros, Pau Poch y Àlex Batllori se incorporan como reparto juvenil de la misma. Pese a que conservan naturalidad y ligereza, sus papeles no pueden ir más allá. No obstante, fue un buen preludio para enseñar la capacidad actoral de cada uno de ellos de lo que vendría después.
Lo breve y bueno…
Lo que consiguió [REC] en su momento no lo pudo alargar REC 2, aunque su intención fue buena. Por un lado, el efecto multicámara al más puro estilo videojuego, le daba un toque interesante que se utiliza excelentemente durante la primera mitad del film. Desgraciadamente, en la siguiente mitad se entremezcla con otros usos de la cámara en mano y termina por no fluir, como sí hiciese en el primer film con una sola. Por lo cual, se pierde ese efecto realista de metraje encontrado y no termina de ofrecer un resultado redondeado y coherente. Después, la dirección artística sigue la estela de su predecesora, haciendo especial hincapié en lo que gira alrededor del mundo de la niña Medeiros. Aun así, se busca dar mucha información que no confluye fácilmente y no tiene el espacio suficiente en el espectador para asumirlo.
No obstante, maquillaje y peluquería vuelven a triunfar en el aspecto técnico, al dar un trabajo muy profesional, envolviendo al espectador en esta amenaza zombi, o demoníaca, que asola la película. Junto a ellos, el vestuario también goza de una realización exquisita, aunque no hay una expresividad artística exacerbada, sino más bien la búsqueda del rigor cotidiano. También hay que subrayar el buen trabajo del montaje, que pese a esos cambios de cámara y alguna que otra parada abrupta, da un trabajo muy fluido y en pleno movimiento, manteniéndose en ese nivel. Además, se suma la adrenalina en la acción y se convierte en un buen ejercicio visual de atracción física. Por tanto, se ve un buen despliegue de la creación audiovisual, pero las flaquezas del libreto la limitan a la hora de sacarse partido.
Conclusión
REC 2 es una secuela irregular que termina por perderse en unos derroteros que no funcionan. Mientras que su primer film triunfó con ese efecto de lo sobrenatural en lo cotidiano, en esta película no consigue hilar una trama que se sujete por sí sola. Por suerte, a nivel técnico, ofrece un espectáculo de acción, movimiento y adrenalina, pero pierde en la justificación de la cámara en mano. En consecuencia, uno de sus mayores pilares se tambalea. A nivel actoral, destacan sobre todo Óscar Zafra y Ariel Casas, que forman un buen ejemplo de construcción coral interpretativa junto a sus compañeros. Una vuelta a los infiernos que se apaga irremediablemente.
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