Ricos y mimados (Pourris gâtés), o como a mí me gusta llamarla Familia numerosa sin ovejas blancas, es una agradable comedia familiar, de nacionalidad francesa, escrita por Laurent Turner y Nicolas Cuche y dirigida por este último. Producida por Borsalino Productions y WAG Prod, estrenada limitadamente en salas comerciales francesas el 15 de Septiembre de 2021 y adquirida por la plataforma de streaming Netflix, para su distribución exclusiva a partir del 26 de Noviembre de 2021.
Crítica de 'Ricos y mimados'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Ricos y mimados
Título original: Pourris gâtés
Reparto:
Gérard Jugnot (Francis Bartek)
Camille Lou (Stella Bartek)
Victor Artus Solaro (Philippe Bartek)
Louka Meliava (Alexandre Bartek)
Tom Leeb (Juan Carlos)
François Morel (Ferrucio)
Año: 2021
Duración: 95 min.
País: Francia
Director: Nicolas Cuche
Guion: Nicolas Cuche, Laurent Turner
Fotografía: Tristan Tortuyaux
Música: Alexandre Azaria
Género: Comedia. Familia
Distribuidor: Netflix
Tráiler de 'Ricos y mimados'
Sinopsis de Ricos y mimados
Francis Bartek (Gérard Jugnot), un viudo millonario que hizo su fortuna en el mundo de la construcción, en la exuberante Mónaco y empezando desde cero, tiene tres pequeños problemas.
Una hija, Stella (Camille Lou) y dos hijos, Philippe (Victor Artus) y Alexandre (Louka Meliava).
Tres regalitos ya adultos, que entre el triunvirato acaparan todos los defectos conocidos y sin conocer y lo que es peor para su condescendiente padre, que ninguno de ellos ni ha dado un palo al agua ni tiene el mínimo interés en hacerlo.
Dónde se puede ver la película
Monaco mon amour
Ricos y mimados comienza con una magnífica definición cargada de ironía sobre Mónaco y nos introducirá en la presentación de los tres elementos.
Stella, una Barbie derrochadora y caprichosa, empeñada en casarse con un apuesto argentino, más flojo que el cuñado de Rocky.
Philippe, un obeso inventor de chorradas, que para colmo patrocina su padre y que le gusta la fiesta y la jarana más que a Pocholo.
Y Alexandre, un vegetante estudiante universitario que se está acostando tanto con la esposa, como con las hijas del director de su Universidad.
Francis Bartek, el padre
Ante el desolador panorama de su descendencia y tras un infarto en el 24 cumpleaños de Stella (posterior a la pedida de mano del ocioso argentino), el padre, que achaca el comportamiento de su prole a la falta de una madre, fallecida hace más de 15 años, decide urdir un singular plan junto a su mejor amigo.
Marsella mon amour
Perseguidos por la policía, bloqueadas las cuentas y en la más absoluta de las miserias, Todos, padre incluido, tendrán que huir a Marsella, a una modesta casa familiar casi en ruinas, donde por primera vez en sus vidas, los tres mosqueteros tendrán que trabajar para llevarse un trozo de pan a la boca.
A partir de este momento, la vida de toda la familia Bartek va a experimentar un giro de 180º. Pase lo que pase, nunca nada volverá a ser lo mismo.
Y hasta aquí puedo contar, queridos navegantes.
Gérard Jugnot y Cía
Maestro de maestros, el parisino, hombre orquesta también (actor, guionista, director y productor). Con toda una prolífica carrera dedicada al cine y teatro francés, es una lástima ¿O no?, pero para muchos será siempre ese profesor transformador de vidas de la excepcional, taquillera, nominada y casi cinta ya clásica, Los chicos del coro (2004).
Hacer cualquier comentario sobre Gérard Jugnot prácticamente es un epíteto, no solo hace de todo sino que todo lo hace bien y de qué manera.
Perfecto en este papel de padre preocupado, curtido por el trabajo y la responsabilidad del mismo, pero que ve que mientras triunfa en los negocios, ha fracasado estrepitosamente en la educación de sus hijos.
Achacando la culpa a la ausencia de una madre o a un padre que se ha dedicado en cuerpo y alma a su trabajo, Gérard Jugnot sorprenderá a propios y extraños con una estratagema que aunque dolorosa, estima que es la única manera de que sus hijos vuelvan a una dimensión ya desconocida.
Como si fuese una obra de teatro suya de los años setenta, el actor irá pasando por distintas fases de transformación, paralelas a las de sus hijos.
Resignación, nostalgia, lástima y hasta gratas sorpresas harán que la nueva vida en la humilde casa de Marsella, convierta a la familia Bartek en una verdadera familia, unida por el amor y las circunstancias y no por el maldito dinero.
Y Cía
Resaltar el correcto papel de Camille Lou (Stella), como la hija díscola por la que su padre mata y los menos afortunados de los actores que interpretan a sus dos hermanos, quizás demasiado indiferentes, rutinarios y apáticos para dos golosos papeles (aún así tienen un pase).
Genial el cómico, actor y cantante francés Tom Leeb, en la imitación del novio argentino, que aunque juegue con todos los tópicos habidos y por haber, ofrece una frescura innata que creo hace mucho bien a la cinta.
El que hereda y deshereda
El co-guionista y director (Nicolas Cuche), nacido en Lyon y con un bagaje en la televisión francesa más largo que la infancia de Heidi.
Solo le conozco un par de cintas para la pantalla grande, La oportunidad de mi vida (2010), una muy cortita comedia romántica basada casi única y exclusivamente en la reiteración de gags y Prêt à tout (2014), una comedia de enredos que pasó con más pena que gloria.
Ricos y mimados sin ser un dechado de virtudes, es una cinta bien rodada, se circunscribe a un género tradicional francés que parece creado por y para ellos y sin ningún intento de aportar algo nuevo ni arriesgarse a ello, se limita a seguir los cánones del mismo.
Ricos y mimados no abusa de los gags, la idea de convertir a tres gandules en camarera, taxista de bicicleta y albañil me parece correcta (aunque sea un concepto mil veces repetido) y dirigir a Gérard Jugnot debe haber sido para Nicolas como tocarle la lotería.
Conclusión de 'Ricos y mimados'
Ricos y mimados dura poco más de hora y media, se ve con agrado y se olvida con el mismo agrado.
Estamos ante una comedia, que no una cinta cómica y como no podía ser de otra manera está repleta de típicos tópicos.
Ricos y mimados no tiene un ritmo vertiginoso ni quizás le hiciese falta y la ausencia de gags hace que se supla con una mayor recreación del guion, aportando una pequeña parte emocional que de otra manera no hubiese sido posible.
Echo en falta un poco más de desarrollo en la parte final de la cinta, y quizás unos toques románticos entre Stella y el jefe de catering e incluso entre el padre y su asistenta.
Netflixnianos y acoplados, aconsejo que la vean, si es en compañía mejor que mejor y sino también, no será la película de sus vidas ni encontrarán a Louis de Funès poniendo multas por doquier, pero sí pueden disfrutar de unos agradables y económicos momentos, alejados del mundanal ruido.
" Enhorabuena y Bienvenidos al Espectáculo "
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