El pasado 9 de octubre finalizó Safo su andadura madrileña durante su estancia en Teatros del Canal. Esta creación escrita por María Folguera, cuenta con la dirección de Marta Pazos y un elenco liderado por la mismísima Christina Rosenvinge. Este montaje explosivo aborda a la famosa poetisa, sumergiéndose en esa dicotomía entre lo conocido y desconocido. Después de su estreno absoluto en el Festival Internacional de Teatro Clásico y su andadura en el Grec Festival, ha logrado obtener una recepción positiva por parte del público madrileño. En el reparto, junto a Rosenvinge, también se encuentran Xerach Peñate, Lucía Rey, Irene Novoa y Juliane Heinemann y las intérpretes Lucía Bocanegra, María Pizarro y Natalia Huarte.



Estreno Safo Fragmento 36

Crítica de 'Safo'

Ficha Técnica

Título: Safo
Título original: Safo

Reparto:
Christina Rosenvinge
Irene Novoa
Juliane Heinemann
Lucía Bocanegra
Lucía Rey
María Pizarro
Natalia Huarte
Xerach Peñate

Duración: 90 min. apróx.
Dirección: Marta Pazos
Dramaturgia: María Folguera
Canciones originales: Christina Rosenvinge
Dirección musical:
Christina Rosenvinge
Coreografía:
María Cabeza de Vaca
Escenografía:
Marta Pazos
Vestuario y caracterización:
Pier Paolo Álvaro
Iluminación:
Nuno Meira
Sonido:
Dany Richter
Voz en off:
Aurora Luque
Dirección de producción:
Maite Pijuan
Producción ejecutiva:
Marina Vilardell
Ayudantía de producción:
Mercè Grané
Dirección técnica:
Moi Cuenca
Coordinación técnica:
David Ruiz
Ayudantía de dirección:
Marcel Solé
Ayudantía de dirección musical:
Irene Novoa
Ayudante de escenografía:
Pablo Chaves
Ayudantía de vestuario:
Roger Portal
Regiduría y maquinaria:
Julio Chuliá
Sastrería:
Toñi Chamorro
Técnico de luces:
Lluís Bòria
Técnico de sonido:
Alejandro Vera y Pablo Leal
Construcción de escenografía:
Scnik Movil
Confección de vestuario:
Pier Paolo Giordano y Roger Portal
Prensa:
The Office Comunicación
Marketing y comunicación:
Focus
Reportaje fotográfico:
David Ruano
Diseño gráfico:
The Office Comunicación
Producción: Teatre Romea, Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida
y el Grec 2022 Festival de Barcelona

Tráiler de 'Safo'

Sinopsis de 'Safo'

Marta Pazos, Christina Rosenvinge y María Folguera se reúnen por primera vez sobre las tablas en Safo, un poema visual, musical y escénico que recorre el universo de la gran poeta de Lesbos, venerada y enigmática, que compuso más de diez mil versos, de los que apenas nos han llegado poemas completos.

En un jardín de Lesbos, isla entre Oriente y Occidente, la poeta Safo ha convocado a las Musas protectoras del arte para saber qué será de su nombre. Las diosas detienen su juego para iniciar a Safo en un viaje a través del tiempo: de Ovidio al siglo XXI, de los versos perdidos a una subasta en Christie’s. Pero también nos acercaremos a la Safo humana, a la artista que tocaba en bodas y cantó al deseo por distintas mujeres. Safo inventó nuestra forma de entender el amor. Esta noche, de la mano de las Musas, intentaremos entenderla a ella. (TEATRO DEL CANAL). 



Safo
Foto de David Ruano

Conocer el mito

María Folguera revisita en Safo la figura de la conocida poetisa griega, que ha pasado a lo largo de la historia por suscitar diferentes teorías en torno a su vida. En esta dramaturgia, se plantea realizar un retrato más completo de la famosa pensadora, explorando las distintas acepciones que se la han dado en distintos episodios históricos. Así, durante la obra se va ilustrando parte de la obra y la influencia que pudiera tener la artista en sociedad, algo que eleva su legado y especifica le reivindicación que ha perdido con el tiempo. Asimismo, se realiza una transformación de la imagen que se le desea dar, configurando nuevos significados al simbolismo que gira en torno a la de Lesbos. Por ello, no escatiman en detalles como las musas, las diosas o el concepto del amor y el sexo.

Sin embargo, para aquellos que partiesen hacia la obra con la intención de obtener una mayor sapienza en torno a la figura de este personaje histórico, pueden no ver cumplidas sus expectativas. Por tanto, no se pone sobre el escenario una recreación de los versos salvados de la poetisa o un intento de escenificar lo que pudiera haber sido su vida, sino que se convierte en una performance de la liberación femenina mediante su figura. Con lo cual, hay que aceptar que el nivel narrativo en esta pieza pasa a un segundo plano, para poner en valor más el relato en una propuesta visual y dramática. Por ende, se echa en falta que pudiera haber un análisis más exhaustivo sobre Safo y no caer en la imagen proyectada, que, al fin y al cabo, es lo que ha ido sufriendo con el paso del tiempo.

Marta Pazos
Foto de David Ruano

Las musas y sus quehaceres

Christina Rosenvinge encuentra en Safo uno de sus trabajos más completos como artista, no solo por la comodidad que expresa en escena, sino porque logra mimetizar su imagen con la de la poetisa. Gracias a ello, la artista se enfunda en una preparación dramática de alto nivel, que triunfa en su apartado musical y le permite estrujar todas las posibilidades que le da el personaje. Además, ese carácter propio que le ha otorga su experiencia en el ámbito musical, hace que se transfiera esa fuerza hacia el patio de butacas. Por ende, el carisma que adquiere es único, viéndose que no se trata de un proyecto más para ella, sino que hay una conexión muy fuerte y un compromiso absoluto con lo que está haciendo en escena. De esta manera, sostiene gran parte del peso de la obra, saliendo airosa de ello.

Junto a Rosenvinge, se encuentra un equipo de musas, formado por Irene Novoa, Julianne Heinemann, Lucía Bocanegra, Lucía Rey, María Pizarro, Natalia Huarte y Xerach Peñate, las cuales realizan una labor en conjunto muy bien cohesionada. Por ello, es complicado extraer una valoración individual, dado que deben ser juzgadas en grupo al obtener una fuerza en la unión que se hace palpable sobre el escenario. Cada una de ellas sabe sumergirse en esa picardía, ese juego, sin perder de vista el lado musical en el que todas se revisten de expresividad y otorgan dinamismo a la producción. Aun así, sería importante señalar a Lucía Bocanegra y María Pizarro, las cuales sí obtienen momentos individuales que les permiten brillar, viéndose unas interpretaciones entregadas, donde transmiten sensualidad, delicadeza y liberación. Además, comprenden a la perfección el tono y la elevación de su figura.

Marta Pazos
Foto de David Ruano

Una partitura a través del tiempo

Una de las razones por las que Safo se convierte en una creación interesante es la puesta en escena, la cual se viste de una gran carga visual que le permite sorprender al espectador. Gracias a ello, se dibuja una escenografía de grandes dimensiones, en las que el color rosa invade el espacio teatral, logrando una confección muy provechosa y muy atractiva. Además, le da ese toque de elegancia, de delicadeza, un acierto absoluto en el que hay que premiar el cuidado que se le ha prestado al apartado visual. Por tanto, la escena permite establecer un sello de identidad, que expone la riqueza de las imágenes y lo importante que es transmitir no solo a través de la palabra. Por ende, sobresale en este apartado artístico, llegando a suplir algunas carencias que se presentan desde la facción narrativa.

El vestuario de la obra es una maravilla, un regalo para los asistentes, los cuales perciben ese gusto, no solo por la armonía que transmiten, sino por unos diseños que se aprecian en su ejecución y en su desarrollo. Por otro lado, el espacio sonoro, así como la música producida para el espectáculo, llevan al público ante ese experimento musical con el que empatiza esta obra. Por lo que, indudablemente, se apuesta por una propuesta que basa su fuerza en las percepciones y en los estímulos que emanan del lenguaje escénico. Con lo cual, aunque haya algunos temas que no obtienen la fuerza suficiente, hay otros que consiguen que el espectador caiga rendido ante este experimento audiovisual. Para terminar, el ritmo de la obra es enérgico, con cierta fluidez, aunque podría dar la sensación de poder tener aún más espectacularidad o fantasía.

Safo
Foto de David Ruano

Conclusión

Safo reflexiona sobre la figura de la famosa poetisa, con una propuesta muy visual, que encandila a los espectadores por su apartado artístico. Por ello, su mayor fuerte se halla en la construcción estética, combinado con una buena ejecución de la creación musical. No obstante, podría dejar con ganas de haber ahondado más en la filósofa, dado que el guion no logra la misma brillantez. Por otra parte, el reparto saca partido a su posición de musas, con una expresividad pícara y entregada, lideradas por una estupenda Christina Rosenvinge. La leyenda de la de Lesbos resucita en escena con una oda a la imagen, a la belleza, al amor y al sexo.

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