"Santa Eugenia": Un paseo para recordar

Santa Eugenia es un recorrido por este barrio de Madrid donde a través de testimonios y recuerdos pre-grabados el público viaja por un collage auditivo. Como desencadenante de la investigación, la compañía ha partido de la relación del barrio con los atentados del 11 de marzo. Sin embargo, la pieza dio un salto más allá para centrarse en lo posterior a estos sucesos, convirtiéndose de este modo en un homenaje desde la mirada del barrio.

En la pieza, el público sale de la estación de Atocha. Allí se les da una serie de objetos y se les prepara para la experiencia. Después viajan hasta Santa Eugenia y allí hacen un recorrido guiado por los audios parándose en distintos puntos del barrio. A través de los recuerdos de los vecinos, se construye su historia. Estos testimonios sobre el pasado se entrelazan también con los recuerdos de las creadoras y con las reflexiones y preguntas que fueron surgiendo durante la creación. (TEATRO DE LA ABADÍA). 

Conocer un barrio

El 11 de marzo de 2004 se escribió uno de los capítulos negros de la historia española, al ser azotada la ciudad madrileña por uno de los mayores atentados del siglo XXI. Después de casi 20 años, Santa Eugenia ofrece una experiencia itinerante para conmemorar los fatídicos sucesos. Inés Collado, Inés González y Cristina Marín-Miró apuestan por abordarlo desde la visión de aquellos que vivieron el ataque desde la infancia, cuando todavía no se era consciente totalmente de lo que ocurría. Así, dibuja una dramaturgia que comienza en la estación de Atocha, donde permite al espectador situarse temporalmente mediante un hilo musical y las noticias de entonces. Gracias a ello, se realiza un viaje nostálgico hacia el pasado, que permite recordar aquella época de una manera más nítida.

Después de tomar esa primera toma de contacto, se llega al momento de tomar un Cercanías camino al barrio de Santa Eugenia. Por un lado, se valora la valentía de haber desarrollado una dinámica que sobrecoge, que crea ansiedad en el espectador, ofreciendo un relato que sin la palabra consigue emocionar. Luego, tras bajarse del tren, comienza la verdadera proeza de la experiencia: conocer el barrio de Santa Eugenia. Pese a haber sido uno de los barrios afectados, casi se ha quedado en dicha imagen y no se ha ahondado en sus vecinos, en la vida rutinaria, en conclusión, en su alma. Por tanto, se aplaude fervientemente que se logre hacer un retrato real y cercano de las vidas de estas personas, llevando al oyente por distintas fases que le ayudan a introducirse de lleno. Así, se consigue abrir horizontes y homenajear a barrios que no tienen foco mediático.

Andar y descubrir

Este tipo de producciones, que necesitan de la colaboración activa de los asistentes, tienen detrás un trabajo complejo, al tener que conseguir que todas las piezas encajen y sea accesible para distintos tipos de público. Por lo cual, se agradece que en Santa Eugenia hayan sabido dar espacio a cada espectador para transitar por este viaje con su tiempo, a su manera, sin perder el hilo conductor. La labor de documentación, así como de uso de material sonoro, es exquisito, se ve que ha habido un planteamiento base hacia dónde se quiere llevar al público. Los recorridos han sido bien escogidos, así como los objetos que forman parte de la experiencia. Por ejemplo, se agradece la posibilidad de sentarse a tomar un café, combinando el efecto dramático con la ejecución real de una acción.

A nivel tecnológico, utilizando un plan A y B para facilitar la escucha de los audios, al igual que dar a los asistentes auriculares o cargas de batería portátiles por si no llevasen. Este tipo de detalles hacen que se vea el equipo humano que hay detrás de esta producción. Es importante seguir las indicaciones para obtener una dinámica plena, dado que hay una estructura bien definida. Por otro lado, la combinación entre lo rutinario junto a la conmemoración del 11-M hace que sea un experimento itinerante emotivo. Han sabido dar espacio a ambas facciones, convergiendo fluidamente y no perdiendo sentido. Para terminar, es importante destacar la labor de los maestros de ceremonia de la pieza, que se encuentran absolutamente entregados y de los que emana una energía muy positiva. Un paseo para recordar.

Conclusión

Santa Eugenia conmemora no solo los atentados del 11-M, sino que dignifica y da a conocer el barrio de Santa Eugenia. Permite no solo conocer las vidas de sus gentes, sino el propio sentimiento de ser parte de una comunidad. Una propuesta que comienza aludiendo a la nostalgia, al homenaje, pero acaba por elevarse en su manera de dar foco a un barrio que no realmente no se conoce a nivel público. Por otro lado, la realización técnica y artística ha sabido obtener una estrategia que le permita ser accesible, entretenida, clara y disfrutable. Especial aplauso al equipo de la obra que acompaña a los asistentes. Un camino por el recuerdo, por la apertura a conocer, por la emoción de sentir la humanidad de un barrio que merece ser oído.

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