Después de más de un año de espera, llega la segunda temporada de Valeria. Producida por Plano a Plano, esta segunda entrega ya había sido confirmada, incluso antes de estrenarse la primera temporada. Esta serie está basada en la saga literaria "En los zapatos de Valeria", de Elísabet Benavent. A diferencia de la temporada anterior, esta nueva entrega ha sido declarada como más apegada a los libros originales de la escritora. Llega a Netflix este 13 de agosto de 2021.
Crítica de la segunda temporada de 'Valeria'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Valeria
Título original: Valeria
Reparto:
Diana Gómez (Valeria)
Silma López (Lola)
Paula Malia (Carmen)
Teresa Riott (Nerea)
Maxi Iglesias (Víctor)
Año: 2021
Duración: 45 min por capítulo apróx.
País: España
Creada por: María López Castaño
Guion: María López Castaño, Aurora Gracia, Almudena Ocaña y Fernanda Eguiarte
Fotografía: Johnny Yebra
Género: Comedia
Distribuidora: Netflix
Tráiler de la segunda temporada de 'Valeria'
Sinopsis de la segunda temporada de 'Valeria'
La segunda temporada de Valeria nos muestra el rergreso de la escritora a Madrid tras su ruptura con su marido. En Madrid, tendrá que decidir quién es ella y qué es lo que quiere en su vida, siempre acompañada de su leal grupo de amigas. (NETFLIX).
Las amigas de siempre
Netflix estrena la segunda temporada de Valeria, donde se desvela qué pasó tras ese final en el que dejó al espectador intrigado con la decisión de su protagonista, ante su inminente posibilidad de publicar un libro. Durante los primeros cuatro episodios, se muestra esa batalla interna, que se expande también a su grupo de amigas. Además, en esta tanda de capítulos, la apuesta ha sido reforzar la introspección de las otras chicas del grupo, volviendo a incidir en mensajes feministas y en la liberación personal. Sin embargo, no hay que olvidar que esta serie navega por esa irreverencia superficial, ese populismo de la clase acomodada, por mucho que intente vender a una protagonista de sueldo precario. Por estas razones, su primera temporada tuvo cierto aroma de guilty pleasure, al ser tomado como un espejo esperpéntico de la realidad inundada de likes, hashtags y fotos de Instagram.
El reflejo insustancial del amor, el trabajo y en encontrar el bar perfecto para seguir con el drama fue lo que hizo que Valeria no se tomase totalmente en serio. Por ello, la crítica fue muy dura con ella, pero, tal vez, la mejor manera de verla hubiera sido como un entretenimiento ligero. Aun así, hay que decir que las costuras en esta segunda temporada se ven todavía más, lo que hace que esa pomposidad social empiece a cansar en ciertos momentos. En consecuencia, se ve la intención de darle una mirada distinta, más madura a sus personajes, pero acaban en el mismo punto que ya se había planteado antes. Las incertidumbres y las incógnitas que se presentan en las protagonistas no acaban de separarse del efecto romántico y parece que no pueden sostener tramas por sí solas. Se resquebraja sin dilación.
Arriesgar o conformarse
Diana Gómez vuelve a capitanear la segunda temporada de Valeria, metiéndose en la piel de la protagonista que da nombre a la serie. Se puede ver que Gómez comprende a la perfección a su Valeria, dándole una esencia fresca, natural y coherente. Por tanto, se mantiene en línea con la calidad que ya mostró en la primera temporada. No obstante, durante los primeros cuatro episodios se echa en falta que haya más matices, que ayuden a no encasillarla en un solo perfil. Después, Maxi Iglesias se asienta en la serie, dando un tono más interesante. Gracias a ello, no se queda estancado en lo ya visto y aprovecha, por lo menos, el tiempo que aparece en pantalla. Controla a la perfección el género romántico y esa energía seductora. De esta manera, aunque no es un reto artístico de alto nivel, lo defiende notablemente.
Silma López vuelve a ser una de las actrices que mejor se desenvuelve delante de la cámara. Esa picaresca y ese aire desenfadado que le otorga a Lola, hace que su interpretación se quede en la retina de los espectadores. Además, a diferencia de sus compañeras, se pueden ver pequeñas pinceladas de situaciones vitales que le dan más aristas a su personaje. Luego, Teresa Riott lleva al extremo la definición de “fría” y “perfecta” de Nerea, lo que provoca que su trabajo se sienta como plano y sin transmitir lo suficiente. Lo mismo sucede con Paula Malia, que, en su caso, se acrecienta por una expresividad algo forzada y perdiéndose en una sobreactuación que limita su realismo en cámara. Por último, mención especial a Nicolás Coronado, que se une a la serie; encara su papel sin problemas y le da una concepción exquisita.
Madrid será siempre Madrid
Uno de los puntos que más destacó en la anterior entrega fue el preciosismo con el que se mostraba Madrid. En la segunda temporada de Valeria se sigue apostando por un cuidado brillante de la imagen de la ciudad, con el plus de haber sido rodada durante la pandemia. Por lo cual, es posible que no hayan podido rodar en todos los exteriores que hubieran querido, pero, aun así, saben llevar al público a ese Madrid pre-pandemia. El centro de la ciudad está a la altura visual de otros lugares en los que se producen series de este estilo, lo que demuestra la riqueza de la ciudad. Se agradece que siga habiendo esta exposición y sea ya parte de la simbología de la serie. De esta forma, continúa siendo uno de los parámetros que más elevan el resultado final, por lo menos, en estos cuatro episodios.
Gran responsabilidad del acabado visual se debe a la increíble labor de la dirección de fotografía y artística. Por otro lado, el ritmo de cada episodio está bien planteado, no hay grandes fuegos artificiales, pero mantiene una sintonía agradable. Así, logra hacer digerible la serie y se pueda disfrutar sin sobresaltos innecesarios. Por otra parte, uno de los detalles que llama la atención de estos cuatro episodios es la introducción de una cantidad considerable de escenas sexuales. A pesar de no molestar, llega un momento en el que dejan de tener sentido narrativo y artístico. Asimismo, sucede de manera parecida con una secuencia musical, que deja un sabor agridulce. En conclusión, Valeria parece haber aprendido en ciertos detalles de los fallos de su predecesora, pero no ha obtenido la suficiente consistencia y acaba por flaquear al sentirse como algo ya visto.
Conclusión
La segunda temporada de Valeria sigue la estela de su anterior entrega, pero con el fallo de no ser ya tan fresca ni revelar nada nuevo. Se conocen ya todos los personajes y sus anhelos, por lo que se echa en falta que haya más madurez y profundización en las tramas. La pomposidad y la irreverencia dramática del primer mundo ya no es suficiente para sostener lo que sucede en la vida de Valeria y sus amigas. Aun así, se valora que haya puesto mayor foco en el grupo, a pesar de estar siempre atadas a las relaciones.
Después, a nivel interpretativo, Diana Gómez realiza una labor notable, al igual que Maxi Iglesias, aunque Silma López sigue siendo la que más triunfa con su naturalidad innata. Madrid sigue siendo la gran protagonista de la serie, con un cuidado en la imagen que hace que todavía merezca la pena ver la serie por cómo la retrata. Pese a la pandemia, ha sabido retratar la capital con un gusto magnético. Segundas partes no fueron mejores si continúan con el eterno retorno y eso es lo que parece que ha ocurrido en Valeria.
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