Mark Gatiss y Steven Moffat continúan con la serie Drácula donde lo dejaron con "Sherlock", en esos últimos capítulos con giros enrevesados para intentar sorprender al espectador, al mismo tiempo que se olvidan de construir una línea narrativa que resulte mínimamente atractiva.



Crítica de la serie 'Drácula'

Ficha Técnica

Título: Drácula
Título original: Dracula

Reparto:
Claes Bang (Dracula)
Dolly Wells (Hermana Agatha)
Morfydd Clark (Mina)
Jonathan Aris (Capitán Sokolov)
John Heffernan (Jonathan Harker)

Año: 2020
Duración: 88 min. por episodio apróx.
País: Reino Unido
Creador: Mark Gatiss & Steven Moffat
Guion: Mark Gatiss & Steven Moffat
Fotografía: Tony Slater Ling
Música: David Arnold & Michael Price
Género: Comedia romántica
Distribuidora: Netflix

Filmaffinity

IMDb

Tráiler de la serie 'Drácula'

Sinopsis de la serie 'Drácula'

Lleva siglos pasando desapercibido, pero ¿Qué pasaría si apareciera un adversario a la altura de Drácula? (NETFLIX).

Dónde se puede ver la serie



Serie Drácula
Foto de Netflix

Retorcer el original

El primer episodio de la serie Drácula muestra a Jonathan Harker, John Hefferman, enfermizo y encerrado en un convento. La perspicaz e irreverente hermana Agatha, Dolly Wells, asegura que el relato de Jonathan acerca de su cautiverio en el castillo de Drácula ha dejado fuera alguna información relevante. Acto seguido le pregunta si tuvo relaciones sexuales con el vampiro. Con esto, Mark Gatiss y Steven Moffat, anuncian su intención de superar los límites esperables de la nueva adaptación de la novela de Bram Stoker, arrojando luz al subtexto de la obra. Por un lado, las escenas excesivas que siguen de ninguna manera coinciden con esa declaración de intenciones. Por otro, los creadores parecen haberse esforzado tanto por sacudir los cimientos y asegurarse de que su Drácula es realmente diferente que mantener una línea narrativa convincente ha quedado en segundo plano. 

El desarrollo y las relaciones de los personajes tampoco es algo prioritario en la serie, que vive por y para Drácula, y a través de él nos narra los hechos. La actuación de Claes Bang es destacable por momentos. No juega a su favor el parecido con David Wailliams y el tono ridículo de la serie, lo que nos evoca a algún gag de Little Britain en ciertas escenas.  La figura del vampiro mítico añade la chulería e ingenio de James Bond. Incluso podemos vislumbrar ciertos toques de Sherlock Holmes en el segundo episodio, para terminar de componer la fórmula. Una mezcla bastante peculiar tratándose de un personaje tan icónico como el del conde transilvano.

Entre el resto de personajes, Agatha Van Helsing, Dolly Bell, una monja que reinterpreta la figura del cazador, es lo más destacado. Las escenas conjuntas de Bang y Bell son los únicos momentos en los que el protagonismo se reparte y parece surgir algo de química entre personajes. El resto de personajes de la novela apenas tienen papeles simbólicos, y son relegados en importancia respecto a la obra de Stoker.

Foto de Netflix

El tono, entre lo reverencial y lo ridículo

Podemos ser muy aficionados o defensores de un género, como el del terror en este caso, pero eso no debería hacernos obviar la falta de contenido que sufre la serie. Especialmente durante los dos primeros capítulos nos encontramos con imágenes muy icónicas del género. Además el tono e incluso ciertos efectos nos evocan las producciones de la Hammer. Esto no debería suponer ningún problema, pero cuando el homenaje es la gran baza para conectar con el público, se convierte en una suerte de truco barato.  

El carácter cómico y burlesco de la serie no se puede obviar en un análisis sobre la misma. Si tragamos con ese intento de ironía y burla puede que la conexión con el producto sea grande. Lo difícil es alabar la creación obviando ese tono que subyace en gran parte de las escenas. Transmitir horror a través de una pantalla se ha convertido en una tarea muy compleja ahora mismo, pero cuando lo burlesco inunda la serie, es imposible.

Parece que se hayan olvidado de la gran característica del vampiro más mítico, su poder de seducción. La cámara y el montaje no le hacen ningún favor en ese sentido a Bang, cuando directamente no es un aspecto obviado como en el primer episodio. No puedes lanzar esa oda de supuesta atracción entre Harker y Drácula a la vez que compones escenas que consiguen desmentirla en lugar de reafirmarla. 

Foto de Netflix

Intento fallido de giro final

El inicio del tercer capítulo es lo más interesante de la serie. Por momentos parece que realmente asistimos a una reinterpretación del mito clásico. Lejos de seguir ese buen inicio, el desarrollo del episodio se acerca mucho a la estructura de ciertas partes de la novela y se va olvidando de los detalles interesantes. El final resulta falto de fuerza y nos encontramos de nuevo con ese tono ridículo.

Era difícil corregir los problemas que arrastraban los dos primeros tercios de la serie Drácula.  Si esa especie de actualización con ciertos giros hubiese culminado en un final glorioso, habría sido más fácil de digerir. Sin embargo ese gran apogeo no se da y seguimos teniendo dos episodios horrorosos y un conjunto de tres narraciones que ni siquiera están bien conectadas.

Serie Drácula
Foto de Netflix

La serie moribunda

Moffat y Gattis consiguieron una aproximación muy correcta a Sherlock Holmes durante los primeros episodios de su anterior serie. Cada uno de aquellos era una película casi independiente del resto, pero aquí esa fórmula no da resultado. Incluso en Sherlock comienzan a fallar cuando intentan complicar las tramas sobremanera e introducen un hilo conductor muy claro entre episodios. En la serie Drácula no llegan a conseguir impacto con esos giros parecen ser el gancho para el público. No se puede mantener la atención de la audiencia solamente a través de los trucos de guión y los cliffhangers. Esa parte debería ser el aditivo de un buen cuerpo narrativo y una composición visual que ya de por sí fueran realmente atractivas.

En varias líneas de diálogo se recuerda que existen los muertos y los no muertos. Se podría añadir una tercera categoría a caballo entre las dos anteriores, los moribundos. Quizás sea la manera más rápida y sencilla de calificar la creación de BBC, una serie indefinida entre dos mundos a los que quiere pertenecer.

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