Los ocho capítulos que componen la primera temporada de Foodie Love, serie cocinada (ja) por Isabel Coixet, ya se encuentran en HBO España.
Laia Costa y Guillermo Pfening son sus grandes (enormes, interpretativamente hablando) protagonistas. Puedes conocer otra opinión de esta serie AQUÍ.
Crítica de la primera temporada de Foodie Love
Resumen
Ficha Técnica
Título: Foodie Love
Título original: Foodie Love
Reparto:
Laia Costa
Guillermo Pfening
Natalia de Molina
Greta Fernández
Yolanda Ramos
Año: 2019
Duración: 30 min.
País: España
Creadora: Isabel Coixet
Guion: Isabel Coixet
Fotografía: Natasha Braier & Jean-Claude Larrieu
Género: Drama romántico
Distribuidora: HBO España
Tráiler de 'Foodie Love'
Sinopsis
Foodie Love muestra a una pareja amante de la gastronomía que comienzan a conocerse (mientras visitan restaurantes) tras contactar a través de una app entre dudas por las heridas sentimentales causadas por relaciones anteriores (HBO España).
Dónde se puede ver la serie
Coixet, en el límite del bien y del mal
Voy a empezar indicando que estamos ante una obra 100% Coixet. Lo digo para que sus detractores tomen nota.
Y es que la realizadora, gracias al marcado tono de sus obras, entre lo lírico y lo pedante (¿a qué huelen las nubes?), se ha granjeado su buena ración de seguidores y detractores.
Yo, lo digo desde ya, me declaro más seguidor que detractor, porque, aunque es cierto que en los últimos años no he prestado demasiada atención a sus trabajos (o estos, por qué no decirlo, no me ha parecido que estuviesen a la altura), en su filmografía se hallan tres cintas que me marcaron irremediablemente: Mi vida sin mí (My Life Without Me), La vida secreta de las palabras (The Secret Life of Words) y, sobre todo, Cosas que nunca te dije (Things I Never Told You), a la postre una de mis películas favoritas.
Foodie Love, por fortuna, me recuerda más a dichos primeros pasos como realizadora que a trabajos como, por ejemplo, Mapa de los sonidos de Tokio (Map of the Sounds of Tokyo).
Ella, él, la comida y los viajes
El epicentro de la trama es la relación que se establece entre los dos personajes principales, interpretados por Laia Costa y Guillermo Pfening.
El buen hacer de ambos (sobre todo ella, ¡espléndida!) y la buena química que muestran son los principales valores sobre los que se sustenta esta Foodie Love.
Ellos aparecen prácticamente en cada fotograma. Foodie Love apenas deja hueco para alguna que otra trama secundaria (la del repartidor es la primera que me viene a la cabeza) o para el lucimiento de las distintas estrellas invitadas (siendo Yolanda Ramos, nuevamente y tras convertirse en uno de los puntos clave de la igualmente recomendable Paquita Salas, la única que logra brillar un poco y/o eclipsar, aunque sea mínimamente, a nuestros protagonistas).
Coixet construye una pareja protagonista rica en matices (lo que prima en Foodie Love son los diálogos que se establecen entre los personajes de Costa y Pfening o entre alguno de ellos y nosotros, ya que la serie se dedica a romper la cuarta pared, siendo ello, y el tempo pausado establecido, sobre todo durante los primeros capítulos, lo que hará desesperar a más de uno al creer que la historia no avanza o no lo hace con la suficiente celeridad) y los hace (y a nosotros con ellos) viajar y acomodarse en distintos restaurantes que deleitarán nuestra vista (por desgracia todavía no nuestro olfato o gusto, pero servidor se ha propuesto dar con alguno de esos lugares que con tanta pasión filma la directora catalana).
Romance con sabor a restaurante pijo
Dos placeres de la vida (comer y viajar) y distintos traumas del pasado (alguno rodado de manera un tanto farragosa, todo sea dicho de paso) formarán parte de la relación amorosa que se nos narra en Foodie Love.
Y sí, dichos viajes, y las visitas a restaurantes imposibles, pueden restar credibilidad a una historia de amor que se presenta un tanto artificiosa pero repleta de sentimientos y profundidad.
Y sí, peca de postureta, por mucho que sus implicados lo nieguen.
Conclusión de la primera temporada de Foodie Love
Foodie Love lleva la firma inconfundible de su creadora; es un drama romántico que se beneficia del buen hacer de su pareja protagonista y de un guion que se esfuerza en dar entidad a sus personajes (solo a los principales, eso también es cierto).
A veces peca de pretenciosa (esos viajes o visitas a restaurantes fastuosos) y/o (como ya he indicado antes) artificiosa, pero logra que me implique en las idas y venidas de sus personajes o incluso que me vea reflejado en los más que evidentes defectos de estos (y sí, resulta doloroso; y sí, también un tanto redentor).
Mención especial merece su estupenda banda sonora.
Lo mejor: Pfening y, sobre todo, Costa, que me recuerde tanto a los trabajos de Coixet que hicieron que me enamorara de su cine o que contenga capítulos (el cuarto y el séptimo serían los ejemplos más claros) capaces de provocarme tantísimas emociones (también por lo mucho que logra que me identifique con ciertas situaciones a las que se enfrentan sus protagonistas).
Lo peor: Unos primeros capítulos un tanto dubitativos y que haya quien la tilde de contemplativa (no, no es que no suceda nada, es que se toma su tiempo para introducirnos en la psique de sus personajes principales).
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