Tras el éxito obtenido con "Shock 1", Andrés Lima vuelve con la segunda parte de este dupla teatral documental con Shock 2 (La Tormenta y la Guerra). Nuevamente, se toma de referencia la doctrina del shock, de Naomi Klein. Como ocurriese en la anterior parte, se vuelve a hacer un repaso por algunos de los momentos históricos más destacados de los últimos 40 años. Por lo tanto, empieza justo donde "Shock 1" terminó, avanzando hasta la primera década del siglo XXI, con eventos como la Guerra de Irak. El texto está a cargo de Albert Boronat, Juan Cavestany, Andrés Lima y Juan Mayorga, basado en hechos reales y textos de Olga Rodríguez y Alba Sotorra. Se puede disfrutar hasta el 13 de junio de 2021 en el Teatro Valle-Inclán del Centro Dramático Nacional.
Título: Shock 2 (La Tormenta y la Guerra) Título original: Shock 2 (La Tormenta y la Guerra)
Reparto: Antonio Durán "Morris" (Carl Smith, Dick Cheney, Boris Yeltsin, Director de teatro, Soldado de la Marina Española) Alba Flores (Mujer árabe, Minal, Periodista, Corista, Cabo H. H y Coro) Natalia Hernández (Marta Sánchez, Ana Botella, Dorothy, Comandante Arian, Joyce Rumsfeld, Soldado Sabrina, Nancy Reagan y Coro) María Morales (Laura Bush, Lynne Cheney, Yamila, Margaret Thatcher, Olga Rodríguez, Corista, Sargento J. P. K. y Coro) Paco Ochoa (Víctor Gao, Tony Blair, Donald Rumsfeld, Soldado de la Marina Española, Wojtyla y Coro) Guillermo Toledo (Osama Bin Laden, George Bush padre, George Bush Jr., Ronald Reagan, General Miller y Coro) Juan Vinuesa (José María Aznar, Yaser, Boris Yeltsin, Periodista, Soldado de la Marina Española, Soldado H. y Coro)
Duración: 150 min. apróx. Dirección: Andrés Lima Dramaturgia: Albert Boronat y Andrés Lima Texto: Albert Boronat, Juan Cavestany, Andrés Lima y Juan Mayorga, (basado en hechos reales y textos de Olga Rodríguez y Alba Sotorra)
Voces en off: Andrés Lima (Den Xiaoping y José Antonio Marcos), Alberto San Juan, (Charlton Heston), Olga Rodríguez
Escenografía y vestuario: Beatriz San Juan Iluminación: Pedro Yagüe Música y espacio sonoro: Jaume Manresa Diseño de sonido: Enrique Mingo Videocreación: Miquel Àngel Raió Caracterización: Cécile Kretschmar
Shock 2 (La Tormenta y la Guerra) comienza en los años 80, con la revolución conservadora capitaneada en Europa por Margaret Thatcher y en EEUU por Ronald Reagan y culmina en el primer gran shock del siglo XXI: la guerra de Irak, guerra en la que fuimos partícipes. Porque de eso trata Shock, de reflexionar sobre en qué medida somos partícipes de nuestra historia, de nuestros shocks, de nuestros golpes, de nuestra violencia.
El teatro es emoción, es ritmo, es armonía y esa es nuestra propuesta, nuestra manera de mirar, de hacernos preguntas. El periodismo es crítica, es documento, es reflexión, es otra forma de mirar, es también un espejo como lo es el teatro. La mezcla de los dos es Shock. (CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL).
Las páginas teatrales del horror
Andrés Lima llega con la segunda parte de su versión de la teoría del shock, de Naomi Klein. Como ocurriese con la primera parte, Shock 2 (La Tormenta y la Guerra) se posa sobre algunos de los momentos históricos más espeluznantes de los últimos casi 50 años. Por lo cual, su análisis no se posa únicamente en un único conflicto bélico. En primer lugar, la obra se presenta con un monólogo efusivo, que puede sobrecoger al espectador, pero pronto se define a quién se está personificando. A partir de ahí, se empiezan a desgranar distintos eventos, con una dramatización de lo que realmente pudo ocurrir. Se puede ver que la dramaturgia no pretende abrir un debate, sino exponer unos hechos apoyados en unos argumentos demostrables y exponer una tesis periodística íntegra. Lógicamente, la imparcialidad total no existe, y está pieza es una prueba de ello.
Lejos de criticar su alto contenido político y social, este espectáculo debería ser disfrutado como una oportunidad para plantearse la realidad de uno mismo. Por lo cual, la política irrumpe en las vidas de la gente, inclusive de aquellos que no desean formar parte de ella. En ese punto es doxnde la obra logra magnetizar a los espectadores que quedan absortos en una consecución de hechos realmente abrumadores. No obstante, cabe decir que hay partes en las que explota ese dolor universal y la emoción inunda la sala a grandes niveles, como el segmento dedicado al periodista José Couso. De igual manera, por otro lado, hay partes que no luce al mismo nivel que otros, pero manejan a la perfección los picos de energía. Únicamente, el discurso se plantea desde una visión muy marcada, pero eso no quita la calidad con la que se desarrolla en su forma.
Figuras históricas frente a actores explosivos
Varias caras de “Shock 1” vuelven a darse cita en esta segunda parte, con lo que ya se sabe de antemano el compromiso de su elenco artístico. En primer lugar, Antonio Durán “Morris” demuestra una vez la gran presencia que tiene en escena, con ese juego macabro expresivo, al mismo tiempo que una versatilidad potente e implacable. Además, se convierte en un maestro de ceremonias cautivador. Después, Alba Flores se une a esta dupla en una interpretación que se crece en los monólogos, pero no obtiene la misma brillantez en conjunto. Dicho de otra forma, a pesar de su gran capacidad actoral, en conjunto, con sus compañeros, pasa desapercibida. Por su lado, Natalia Hernández desarrolla un trabajo artístico exquisito, con una solidez en su comedia irónica, combinada con un desgarro temperamental comedido en sus escenas más dramáticas. Un equilibrio preciso.
María Morales demuestra una vez más que es pura pasión y realidad. Desde el principio se percibe esa desnudez emocional, que culmina en el final del espectáculo. Asimismo, deja ver su alma en todo momento, lo que hace que el espectador conecte totalmente con su presencia en escena. Es arrolladora, pero al mismo tiempo frágil. Sin duda, representa el significado de ser actriz. Luego, Paco Ochoa y Guillermo Toledo explotan al máximo su vertiente cómica, pero sin caer en excesos. Por tanto, ambos conocen y exprimen a sus personajes, triunfando en la manera de salir a escena. Igualmente, mencionar que Toledo ofrece alguna de las interpretaciones más hilarantes de la obra. Para terminar, un increíble Juan Vinuesa, que aporta luz y una energía fresca y disfrutable. En conclusión, todo el equipo artístico de Shock 2 (La Tormenta y la Guerra) realiza una labor excelente en mayor o menor medida.
Auténtico teatro documental
Tras “Prostitución” y “Shock 1” es innegable que Andrés Lima maneja a la perfección en el teatro documental. Un género que puede resultar extraño dada la condición de presencialidad que exige el teatro, pero, que, sin duda, bien realizado es extraordinario. En este caso, la ejecución de la puesta en escena es fabulosa, mezclándose con un uso de los audiovisuales y el material de archivo en su justa medida. Pese a ello, el impacto llega más en la segunda parte de Shock 2 (La Tormenta y la Guerra), con imágenes que no buscan agradar, sino exponer una verdad descarnada. Después, el ritmo es a fuego lento, pero, incluso, para aquellos que puede resultar demasiado pausado, es un acierto. La razón no es otra que para este tipo de contenido se debe dejar asimilar lo que se está viendo y eso lo permite la estructura temporal elegida.
Por otro lado, el uso de la luz se basa en un diseño dinámico, que va recorriendo los distintos espacios del escenario. Así da mayor vibración al trabajo actoral del elenco, al mismo tiempo que remarca el dramatismo de los sucesos. También sería importante destacar cómo han sabido sacar partido a la estructura circular en movimiento, la cual es la principal pieza de esta escenografía sobria, pero efectiva. Después, el uso de la música es una metáfora auditiva que culmina la inteligencia artística de la puesta en escena. La virtud de escuchar a Britney Spears, por ejemplo, mientras se presencia el horror es un buen ejemplo de condenar la mirada hacia otro lado de una sociedad mostrada como individualista. Por último, aplaudir la dirección de movimiento y el excelente trabajo de la coreografía, que elevan el nivel de la obra. Solo, como apunte, hay algún momento musical prescindible.
Conclusión
Shock 2 (La Tormenta y la Guerra) es un repaso histórico documental que ofrece un retrato totalmente argumentado. Al mismo tiempo, goza de una calidad teatral de gran nivel. No obstante, debería tomarse como un punto de reflexión y la posibilidad de explorar los conceptos que se mencionan sobre el escenario. Una mirada crítica ante lo que sucede más allá de las situaciones cercanas. Luego, el reparto, en su conjunto, logra una sinergia exquisita, que se plasma en la emoción que derrocha en varias partes de la pieza teatral. Por otra parte, la puesta en escena combina a la perfección el efecto documental con el material escogido, con una escenografía teatral sobria y efectiva, sin olvidar una selección musical, con un significado detrás, a la altura. El dolor de la historia que recuerda que no hay mejor arma que la memoria, el conocimiento y preguntarse constantemente.
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