Gracia Querejeta (Invisibles, Cuando vuelvas a mi lado) dirige y escribe Siete mesas de billar francés, un drama intimista con tintes de comedia que explora el universo de la familia. Mantiene su gran sensibilidad para los papeles femeninos con un potente duelo interpretativo entre Blanca Portillo y Maribel Verdú. Ambas lograron importantes reconocimientos con este trabajo: Verdú ganó su primer Goya (A la quinta fue la vencida) y Portillo se llevó la Concha de plata a la mejor actriz en el Festival de San Sebastián.
Crítica de 'Siete mesas de billar francés'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Siete mesas de billar francés
Título original: Siete mesas de billar francés
Reparto:
Maribel Verdú (Ángela)
Blanca Portillo (Charo)
Amparo Baró (Emilia)
Enrique Villén (Tuerto)
Ramón Barea (Jacinto)
Jesús Castejón (Antonio)
Víctor Valdivia (Guille)
Lorena Vindel (Evelin)
Raúl Arévalo (Fele)
José Luis García Pérez (Fran)
Natalia Mateo (Julia)
Año: 2007
Duración: 113 min.
País: España
Director: Gracia Querejeta
Guion: Gracia Querejeta, David Planell
Fotografía: Ángel Iguácel
Música: Pascal Gaigne
Género: Drama
Distribuidor: Universal Pictures International Spain
Tráiler de 'Siete mesas de billar francés'
Sinopsis
Cuando su padre cae enfermo, Ángela decide visitarlo. Es ahí cuando la pareja de su padre le cuenta que el negocio que ha tenido durante toda su vida está en decadencia. Entonces Ángela decide hacerse cargo de los billares.
Dónde se puede ver la película en streaming
Un relato humano y melancólico
Siete mesas de billar francés dirigida por Gracia Querejeta, es una obra maestra del cine español que explora las complejidades de las relaciones familiares, el legado y la lucha por mantener a flote los sueños del pasado en medio de un presente lleno de incertidumbre. La historia sigue a Ángela, quien, tras enterarse de la grave enfermedad de su padre, regresa a la ciudad con su hijo Guille, solo para descubrir que el negocio familiar, un local de billares con siete mesas de billar francés, se encuentra en un estado de ruina. Con la inesperada ayuda de Charo, la amante de su padre, Ángela decide intentar rescatar el local, lo que la lleva a enfrentarse no solo a los desafíos financieros, sino también a las emociones no resueltas y las relaciones complicadas que surgen en el camino.
Un elenco que brilla en cada escena
Las actuaciones en Siete mesas de billar francés son poderosas y profundamente emotivas, capturando la esencia de los personajes y sus luchas internas con gran autenticidad.
Maribel Verdú ofrece una interpretación magistral como Ángela, un personaje que encarna la mezcla perfecta de determinación y vulnerabilidad. Su actuación es el corazón de la película, y logra transmitir las emociones de una mujer que debe ser fuerte frente a la adversidad mientras navega por el dolor personal de perder a su padre y de asumir el control de un negocio que simboliza tanto su pasado como su futuro incierto.
Blanca Portillo aporta una intensidad conmovedora a su papel como Charo, la amante del padre de Ángela. Su interpretación es un contraste fascinante con la de Verdú, mostrando a un personaje que, a pesar de su posición ambigua, demuestra una lealtad y una humanidad que son cruciales para la evolución de la historia.
Víctor Valdivia como Guille, ofrece una actuación cautivadora como el hijo de Ángela, aportando una frescura y autenticidad que complementan a la perfección las interpretaciones más maduras de Verdú y Portillo.
Un viaje de redescubrimiento y lucha
La trama de Siete mesas de billar francés se desarrolla en torno al intento de Ángela de revivir el negocio familiar y, al mismo tiempo, reconstruir su propia vida tras la enfermedad de su padre. Siete mesas de billar francés explora con sensibilidad temas como el legado familiar, la lucha por preservar el pasado y la necesidad de encontrar un propósito en medio del caos emocional y financiero.
El local de billares se convierte en un personaje más de la historia, un símbolo de tiempos pasados y de los sueños que alguna vez fueron posibles. A medida que Ángela lucha por mantener el negocio en pie, también se enfrenta a las realidades de su propia vida, su relación con su hijo y las complejas dinámicas familiares que surgen.
Un retrato melancólico y encantador
La cinematografía de Siete mesas de billar francés es evocadora, capturando la melancolía de la ciudad y el encanto nostálgico del local de billar. Las imágenes están impregnadas de una belleza sutil que refuerza el tono introspectivo de la película, mientras que los detalles del entorno urbano y del interior del local aportan una autenticidad que enriquece la experiencia visual.
La música juega un papel crucial en la película, complementando y amplificando las emociones de los personajes. La banda sonora sutil y bien elegida refuerza la atmósfera melancólica y nostálgica de la película, ayudando a sumergir al espectador en la historia.
Conclusión de 'Siete mesas de billar francés'
Siete mesas de billar francés es una obra que trasciende las convenciones del drama familiar para ofrecer una experiencia cinematográfica profundamente humana y conmovedora. Gracia Querejeta demuestra su maestría en la dirección, capturando la esencia de sus personajes y el entorno en el que se desenvuelven con una sensibilidad y una autenticidad que son raras de encontrar. Las actuaciones, especialmente las de Maribel Verdú y Blanca Portillo, son excepcionales, aportando una profundidad emocional que eleva la película a un nivel superior.
Se erige como una de las grandes obras del cine español contemporáneo. Es una película que combina con maestría elementos de drama, comedia y nostalgia para crear una historia que resuena profundamente con el espectador.
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