A estas alturas, visto tanto, ¿Qué necesitas de una película bélica? Hablamos de un género destacado más por su sobreexplotación que por el nivel de los productos lanzados, y eso que hay algunos realmente exquisitos. Sin novedad en el frente nos da ese valor diferencial a lo que siempre hemos tenido a mano, algo así como El Pianista (2002) de Roman Polanski, pero esta con un metraje casi totalmente dentro del campo de batalla. Un producto totalmente recomendado. Estrenada en salas de cine españolas el 14 de octubre de 2022, y en la plataforma Netflix desde el 28 de octubre.
Crítica de 'Sin novedad en el frente'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Sin novedad en el frente
Título original: Im Westen nichts Neues / All Quiet on the Western Front
Reparto:
Felix Kammerer (Paul Bäumer)
Albrecht Schuch (Stanislaus Katczinsky)
Aaron Hilmer (Albert Kropp)
Moritz Klaus (Franz Müller)
Edin Hasanovic (Tjaden Stackfleet)
Daniel Brühl (Matthias Erzberger)
Sebastian Hülk (Major Von Brixdorf)
Adrian Grünewald (Ludwig Behm)
Devid Striesow (General Friedrichs)
Thibault de Montalembert (General Ferdinand Foch)
Anton von Lucke (Hauptmann Von Helldorf)
André Marcon
Michael Wittenborn (Director de escuela)
Año: 2022
Duración: 147 min.
País: Alemania
Director: Edward Berger
Guion: Lesley Paterson, Ian Stokell, Edward Berger. Novela: Erich Maria Remarque
Fotografía: James Friend
Música: Volker Bertelmann
Género: Bélico. Acción
Distribuidor: Netflix / Tripictures
Tráiler de 'Sin novedad en el frente'
Dónde se puede comprar la novela
- Remarque, Erich Maria (Autor)
Sinopsis
Sin novedad en el frente narra la apasionante historia de un joven soldado alemán en el frente occidental durante la Primera Guerra Mundial. Paul y sus compañeros experimentan en sus carnes cómo la euforia inicial de la guerra se convierte en desesperación y miedo mientras luchan por sus vidas —y las de los otros— en las trincheras. Edgar Berger dirige esta película basada en el bestseller mundial homónimo firmado por Erich Maria Remarque.
Dónde se puede ver la película en streaming
Antibelicismo, moral y belleza
Lo primero que debemos destacar es que estamos ante una cinta de motivación claramente antibélica, cuyo propósito es mostrar los horrores de la Primera Guerra Mundial, como objetivo de forma, y la oscuridad que subyace en el frente de batalla, como meta de mayor fondo. Sin novedad en el frente ofrece una nítida pedagogía de rechazo a esta cruda realidad, reflejando el enorme sinsentido que se da en la lucha proveniente de la lógica supremacista en los despachos militares y gubernamentales. ¿Consecuencias de tal desdicha? Millones de soldados dando la vida por un absurdo.
Y dentro de esta enseñanza cristalina entra de lleno la más cruda humanidad. Es un innecesario duelo de persona contra persona, sin bandera, ni alemanes ni franceses, ni buenos ni malos. No hay salvadores de última hora ni seres humanos salvados del oscuro futuro que depara la guerra, sino solo hombres luchando entre ellos por una idea adoctrinada desde la juventud. Por eso Sin novedad en el frente divide su línea moral en dos escenarios: el de las víctimas en las trincheras que sufren todo el peso de la lógica armamentística, que no es otra que la muerte, y el de los poderosos que juegan al ajedrez con la vida humana en masa. De esta feroz crítica de fondo se salva el personaje de Daniel Brühl, que siempre aboga por la paz y al rendición para salvar vidas.
Otro aspecto magnífico y poderoso en el relato es el proceso de maduración por el que hace pasar al protagonista. Aquí toman parte elementos materiales de puro belicismo como son la sangre y el barro, constantemente presentes en el metraje. Son dos materiales naturales, propios a la naturaleza y la vida misma, que se entremezclan para un fin terrorífico, pero que paradójicamente consiguen también encontrar una belleza en el proceso de madurez del chaval que se alistó a la guerra sin saber de qué trataba.
Estética y realismo
A todo este propósito que hemos llamado "pedagógico" ayuda una estética enteramente afectada por lo más sucio y oscuro de la guerra de trincheras. Prima una carga visual tenebrosa que colabora con una dirección frenética llena de primeros planos que muestran la desesperanzada expresividad de los protagonistas. A esto se suma que es una guerra, y no escatiman en ir poniendo delante de cámara innumerables cuerpos mutilados, fallecimientos en directo de todas las formas posible y, para colmo, la llegada de algunos panzer "revienta huesos" y cruentos lanzallamas. Imaginad el resultado.
Algo que me ha convencido mucho es que los creadores de esta maravilla no han abusado del efectismo como otras tantas obras del género. Sí, recrea lo más duro de la batalla, pero lo hace tal cual es, sin el impostado glamour de las cintas más clásicas que todos hemos visto. Esto no va del honor en la batalla, sino de las consecuencias nefastas de la guerra para la persona, la familia, la sociedad y la misma humanidad. No hay ganadores, solo un reguero de muertos. No hay cabida para héroes de guerra ni patriotismo.
Haciendo un punto y aparte, me gustaría comparar Sin novedad en el frente de 2022 con la magistral cinta de 1930 del veterano de guerra Lewis Milestone. La moderna apuesta mucho por la espectacularidad de las imágenes, también con una enorme carga dramática intrínseca y casi simbólica en ocasiones, pero sin llegar al verdadero fondo que toca la clásica. Sí acompañamos a un Paul Bäumer que viaja de la insensata ilusión en busca de gloria hacia el absoluto terror y desilusión por lo vivido, pero no llega a tocar ese profundo punto de sinsentido de la otra.
Sea como sea, estamos ante una de las mejores películas del año, de lo más TOP que he visto yo en el género y una tremenda oportunidad para la reflexión. No solo sobre la guerra, sino también acerca del compañerismo, la hermandad y la persona en sí misma frente a la muerte. Porque sí, entre tanto horror se pueden encontrar puntos de alegría y belleza.
Conclusión de 'Sin novedad en el frente'
Efectivamente, estamos ante una auténtica obra del género bélico más puro, que nos ha regalado casi dos horas y media de emoción propia a la travesía del joven soldado, intriga por lo que le pudiera suceder, altísima tensión propia a la lucha encarnizada entre países y, sobre todo, un baluarte reflexivo para la posteridad. Es una abrumadora cinta (anti) bélica que denuncia el deshonor de la guerra y la maduración con sangre y barro. Sucia y sin edulcoramiento. Solo con la bandera humana, reflejo del dolor, la desesperanza, el absurdo y lo estéril del belicismo.
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