En el año 2021 Netflix estrenaba una docuserie llamada Nevenka donde Nevenka Fernández, exconcejala de Ponferrada, hablaba de la denuncia y enfrentamiento a su agresor y alcalde de esta localidad en el año 2001, Ismael Álvarez. Fue un hecho de gran repercusión porque fue la primera querella en España que se emitía por acoso sexual hacia un político y porque fue el primer caso en donde se reconoció este tipo de delitos. Icíar Bollaín, lleva a la ficción la reconstrucción de este suceso en su última película Yo Soy Nevenka, que se presentará en el Festival de San Sebastián y estará disponible en cines a partir del 27 de septiembre de 2024.
Resumen
Línea temporal y reconstrucción del "infierno" de Nevenka
Yo Soy Nevenka arranca con Nevenka Fernández en un despacho hablando con un abogado sobre una denuncia que no sabe muy bien si poner o no, y él dice que cuente la historia desde el principio. Retrocedemos en el tiempo y nos encontramos en el año 1999, cuando Nevenka estrena puesto de concejala en el Ayuntamiento de Ponferrada. El espectador observa de manera muy fidedigna y precisa el desarrollo de la relación entre ella e Ismael Álvarez: los tratos de favor que tenía el alcalde hacia ella, la confianza que empezaron a coger, los encuentros sexuales, su negativa a querer a continuar....
Ella está harta de la situación laboral que sufre (sus compañeros de trabajo la ocultan información y no desarrolla bien su trabajo), no quiere seguir con la relación que tenía con el alcalde, presenta su dimisión y volvemos de nuevo al presente en la escena de Nevenka con el abogado. El film va deteniendo el relato de la historia en momentos puntuales, para llevarnos a los pensamientos que ella tenía en ese momento y podamos entender de primera mano por la situación que estaba pasando.
La recreación de muchos de estos hechos son escenas idénticas a las de la docuserie Nevenka y a la que salió en las noticias; por ejemplo, cuando dio la rueda de prensa para denunciar públicamente el acoso, o cuando Ismael hizo su respuesta ante los medios, entre otras. Las escenas un poco más comprometidas o en las que la directora, Icíar Bollaín, quiere hacer más visible el acoso sexual que sufría, son parte de su imaginación y de los testimonios que hizo la denunciante durante el juicio. Esta representación de su "infierno" es algo muy exacto y cercano a lo que vivió, porque tal y como cuenta Nevenka en la docuserie algún episodio de acoso, horroriza de la misma manera que aterra ese mismo episodio en la ficción.
Un calco de los personajes reales
El trabajo de los actores Mireia Uriol y Urko Olozábal para interpretar a Nevenka Fernández e Ismael es sorprendente. Gracias a una excelente caracterización y un saber meterse en la piel de sus personajes, logran que el espectador vea a las personalidades reales.
La cara de Mireia Uriol es un lienzo con el que consigue reflejar todo los tipos de emociones por las que pasa Nevenka durante su calvario. Cuando la ex edil pide a su madre que la crea, la actriz consigue con expresiones faciales mostrarnos el abandono que siente; cuando le pide ayuda a una concejal PSOE, la vergüenza; cuando tiene un ataque de pánico, la angustia, el miedo... También el acompañamiento de un maquillaje conveniente para conseguir un aspecto demacrado, ayuda mucho para la actuación de Mireia Uriol.
Por otro lado, es interesante ver cómo Urko Olozabal interpreta a un personaje tan detestable y manipulador como Ismael Álvarez. Con una mirada desafiante y una voz imperiosa, consigue transmitirnos la autoridad y el poder que ostenta el alcalde. Nos muestra además todo un repertorio de acciones machistas de las que echó mano el alcalde para, poco a poco, llevar a Nevenka a su terreno y dejarla arrinconada cuando más indefensa estaba. Acciones con las que logra que sintamos verdadera repulsión hacia el personaje y rabia porque, al final, sale airado de todo tipo de situaciones gracias a lo arropado que estaba por sus compañeros y el pueblo de Ponferrada.
Conclusión de Yo soy Nevenka
En un primer momento, podemos pensar que ver el "caso Nevenka" en ficción es innecesario porque ya existe una docuserie sobre ello, pero merece la pena visionar Yo soy Nevenka. No solo por la gran labor de los actores por darnos unas interpretaciones magníficas, si no para recordarnos el escándalo que supuso en España este hecho y el reflejo de la atrasada sociedad que había por aquel entonces.
Icíar Bollaín consigue dotar a Yo soy Nevenka de naturalidad, sencillez y realidad a lo largo del metraje para que llegue al alma de las personas y queden clavadas en sus memorias. Su última cinta es una denuncia al acoso sexual que vivieron y viven a día de hoy muchas mujeres, y un atisbo de esperanza para todas ellas. Si luchan, además de mantener su dignidad, podrán ganar la batalla contra su agresor.
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