Woody Allen llega al Teatro Amaya de mano de Ramón Paso, uno de los dramaturgos y directores teatrales más importantes del panorama cultural español, con la obra Sueños de un seductor. En esta ocasión, la compañía Paso Azorín Teatro adapta la pieza original de Allen de manos de Paso y Juan José Arteche. Protagonizada por Javi Martín, Ana Azorín, Inés Kerzan, Ángela Peirat, Sergio Otegui y Jordi Millán, se puede disfrutar hasta el 1 de junio en el Teatro Amaya de Madrid.



Sueños de un seductor obra

Crítica de 'Sueños de un seductor'

Ficha Técnica

Título: Sueños de un seductor
Título original: Play It Again, Sam

Reparto:
Javier Martín (Allan)
Ana Azorín (Linda)
Sergio Otegui (Bogart)
Inés Kerzan
Jordi Millán (Dick)
Ángela Peirat

Duración: 75 min. apróx.
Dirección: Ramón Paso
Versión: Juan José Arteche y Ramón Paso
Traducción: Juan José Arteche
Autor original: Woody Allen
Producción: Inés Kerzan
Iluminación: Carlos Alzueta
Escenografía: Paso Azorín Teatro
Diseño de vestuario: Inés Kerzan y Ángela Peirat
Fotografía: Ramón Paso
Diseño gráfico: Ana Azorín
Jefa de prensa: María Díaz
Ayudante de dirección: Ainhoa Quintana
Producción: PasoAzorín Teatro

Sinopsis de 'Sueños de un seductor'

Sueños de un seductor nos presenta a Allan Fix es un neurótico, recién llegado a la cuarentena, al que abandona su mujer, Nancy, con la excusa de que a su matrimonio le faltan risas y le sobran películas. Allan, deshecho, recibe la ayuda emocional de su mejor amigo y de la esposa de éste, Linda. ¿Y qué mejor idea, cuando te deja tu mujer, que enamorarte de la de tu mejor amigo? (PASOAZORÍN TEATRO)


Sueños de un seductor obra
Foto de Paso Azorín Teatro

Siempre nos quedará el recuerdo

Desde que se estrenara allá por 2020, siendo uno de los primeros montajes teatrales en ver la luz después del confinamiento por la COVID-19, esta versión de Ramón Paso ya fue un éxito. En esta ocasión, la obra de Sueños de un seductor regresa a la vida, respetando la adaptación ya realizada entonces. Esa comedia rápida, que se fundamenta en el lenguaje y en la imaginación vuelve a ser el leitmotiv de la pieza. No se puede negar que este texto sigue rezumando auténtico Woody Allen, pero también se ve el sello de identidad de Paso, aunando dos universos que convergen sin problemas. Por ello, se revive el clásico teatral y cinematográfico, con unos puntos de humor que despiertan las carcajadas, pero al mismo tiempo se disfruta del uso de un lenguaje exquisito que se convierte en una auténtica carrera narrativa.

Por esa razón, se mantienen varios de los elementos comunes de la obra original, pero se plantean desde un ángulo distinto. También hay que valorar que se haya sabido atajar ciertas partes, para darle más ritmo, pero sin perder en ningún momento la coherencia que se va tejiendo. Asimismo, se siente ese homenaje al cine, en concreto, a "Casablanca", de una forma muy elegante y certera. Otro de los puntos que más se disfruta es la manera de evolucionar el personaje de Allan Fix, el cual lleva al público ante su depresión máxime hasta ese viaje sentimental aparatoso, que culmina con un final que lleva inscrito el amor propio como bandera. De esta manera, acerca a ese personaje tan extremo ante una emoción universal, que hace que el relato acabe siendo redondo.

Teatro Amaya
Foto de Paso Azorín Teatro

Ansiedad, comedia y amor

Javi Martín es el encargado de meterse en la piel de Allan Fix en Sueños de un seductor. Para comenzar, Martín acoge la personalidad de Fix de una manera totalmente diferente a la que se puede relacionar con el imaginario de Woody Allen. En esta ocasión, lo realiza desde una comedia más asequible para todo tipo de espectadores, lo que hace que la exageración y el histrionismo llegue a un nivel superior. Así logra que su excentrismo cause carcajadas ya por el simple hecho de mostrarse tan extremo y en su propio universo. Tal vez a un sector del público le cueste más entrar en ello, al esperar una preparación más parecida a la concepción de Allen. Sin embargo, encaja con el espíritu esperpéntico que desea dar. Después, Sergio Otegui realiza un trabajo interpretativo estupendo, con una fuerza y un carácter que dan en la diana.

Ana Azorín vuelve a regalar una interpretación excelsa, brillante. Sin duda, demuestra ser una actriz todoterreno, que da tanta calidad a cada personaje que es un placer verla sobre las tablas. Así le ocurre en esta obra, con un trabajo expresivo y dramático excelente, desde la colocación de la voz hasta el mínimo detalle del movimiento. Conmovedora. Luego, Ángela Peirat e Inés Kerzan, ambas rostros habituales de la compañía, se encuentran en su salsa, dando a cada aparición su propio sello de identidad y otorgando un dinamismo que gusta entre los espectadores. Por último, Jordi Millán cierra este reparto coral con una labor que expone un perfil distinto al que se han visto en otros papeles, muy consolidado, contenido y que explora esa vertiente más sutil que también le sienta niquelado.

Teatro Amaya
Foto de Paso Azorín Teatro

La vida y el sueño

La propuesta escénica de Sueños de un seductor lleva a una obra donde se requiere diferenciar dos espacios muy claros: por un lado, el realismo, la rutina, mientras que por el otro se halla el subconsciente, los fantasmas del pasado y del presente. Así, cada uno formula su propio peso sobre la escena, sabiendo obtener la presencia suficiente para ir variando entre los dos lugares sin problemas. Por ende, hay una correlación bien planteada, que goza de un equilibrio estupendo. Por otro lado, desde la sencillez, se comprueba una mayor complejidad en la propuesta, con una evolución estilista de gran nivel. Gracias a ello, se viaja por diferentes estadios, que hacen que emerja un atractivo sinuoso que ya se pudo disfrutar desde la primera versión del montaje, y que aún se mantiene en estas funciones.

Pese a una acústica diferente con respecto al escenario donde se representó por primera vez, la dirección de las voces y esa envoltura sonora hace que no se pierda detalle ni en los diálogos ni tampoco en el acompañamiento que hay tras ellos. Por lo que, hay que aplaudir una labor de dirección que ha sabido cuidar y adaptarse a las condiciones del propio lugar. Asimismo, se halla un ritmo muy bien desarrollado, interesante, donde hay momentos para la risa, pero también para un suspense cotidiano, así como para la emoción del enamorado. Gracias a ello, se percibe la excelente gestión entre las distintas partes. Lo mismo sucede con las transiciones, que emergen desde lo sutil, lo imperceptible, pero ahí es donde logran dar el golpe de gracia a la propia función. Elegancia y sencillez, evocando a la función original con ese vuelta de tuerca para ser una versión propia.

Sueños de un seductor obra
Foto de Paso Azorín Teatro

Conclusión de 'Sueños de un seductor'

Sueños de un seductor es una obra que lleva el sello Woody Allen, pero que aderezado con la pluma de Ramón Paso y Juan José Arteche, llega una versión distinta y efectiva. Se respeta el alma del original y al mismo tiempo se apuesta por la efectividad de la narración con especial énfasis en las partes más importantes. Después, el reparto está estupendo, un conjunto totalmente consolidado que demuestra llevar con este montaje una dedicación firme. Asimismo, la propuesta escénica mezcla ese universo cotidiano con lo onírico, sacando partido a esa dicotomía artística que da más dinamismo al montaje. Una comedia inteligente que parte de lo fundamental para llegar a lo propio desde la hilaridad sinérgica de los estilos.

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