Sweet girl es un thriller de acción, con ribetes de drama familiar, dirigido por el debutante en la realización de largometrajes Brian Andrew Mendoza. Está protagonizado por Jason Momoa (Aquaman, Juego de tronos), Isabela Merced (Sicario: El día del soldado, Dora y la ciudad perdida), y Manuel García-Rulfo (6 en la sombra, Asesinato en el Orient Express). El propio Jason Momoa es uno de los productores, en una película que parece hecha a su medida. Se estrena en Netflix el 20 de agosto.
Crítica de 'Sweet Girl'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Sweet Girl
Título original: Sweet Girl
Reparto:
Jason Momoa (Ray Cooper)
Isabela Merced (Rachel)
Adria Arjona
Amy Brenneman
Justin Bartha
Manuel Garcia-Rulfo (Amos Santos)
Año: 2021
Duración: 96 min
País: Estados Unidos
Dirección: Brian Andrew Mendoza
Guion: Philip Eisney, Gregg Hurwitz, Will Staples
Música: Steven Price
Fotografía: Barry Ackroyd
Género: Venganza. Acción
Distribución: Netflix
Tráiler de 'Sweet Girl'
Sinopsis
Un marido destrozado jura vengarse de los responsables de la muerte de su esposa mientras protege a la única familia que le queda: su hija. (Netflix España)
Dónde se puede ver la película
Los manejos farmacéuticos
Sweet girl recurre al viejo truco de mostrar un breve fogonazo de lo que se podrá ver cerca del final, con la intencionalidad de ponernos los dientes largos calculando cómo se habrá llegado a esa situación. Aparte de esto, el inicio de la película es un dramón químicamente puro, aportando un toque tristón que, infortunadamente, no se abandona del todo durante el metraje. Raymond Cooper (Jason Momoa) es un dedicado padre de familia cuya felicidad se trunca cuando su mujer, interpretada por Adria Arjona, cae gravemente enferma a causa de un cáncer.
Parece haber una fugaz esperanza cuando un nuevo medicamento contra el cáncer, al aparecer en su versión genérica y por lo tanto más accesible, sale al mercado. Sin embargo, la empresa farmacéutica que creó la medicina prohíbe que sus competidores la fabriquen precisamente en versión genérica. Esta práctica, con evidente afán de lucro, enardece hasta el abatimiento a Raymond y a su hija Rachel (Isabela Merced), que no pueden permitirse el medicamente original de Bioprime, tal es el nombre de la malvada empresa, por ser prohibitivo.
Meses después Raymond recibe una llamada de un desconocido diciendo que conoce una serie de secretos de Bioprime que podrían acabar con la farmacéutica si saliesen a la luz. Tras concertar una cita de una manera bastante hermética, Raymond se encuentra con la misteriosa fuente de información. Justo antes de que hable es apuñalado por un sicario que también se enfrenta a Raymond y a Rachel, dejándoles malheridos. A partir de aquí, el deseo de venganza y esclarecimiento será desbordante e indomable.
Violencia y heterogeneidad
Sweet girl es un conglomerado de géneros cinematográficos. Participa del ya mencionado drama familiar, del thriller de conspiración casi al estilo setentero, de la acción y, de propina, añade una generosa dosis de crítica social partiendo de la avaricia de las grandes corporaciones farmacéuticas. El problema es que no hay un género dominante alrededor del cual otros orbiten. En su lugar tenemos un puzzle de estilos donde las piezas casan unas con otras de una manera no demasiado atractiva. La historia tiene continuamente un deje melancólico incluso en sus momentos más movidos. Es decir, vemos a Jason Momoa repartir leña con lágrimas en los ojos.
En este aspecto la concurrencia de un poco de sentido del humor no hubiera estado de más. Lo que no quita que cuando haya que ponerse recio, Sweet girl lo haga sin problemas. Las escenas de acción, por ejemplo, son muy contundentes. De hecho las peleas cuerpo a cuerpo son particularmente violentas. Sin embargo, el resto es algo gris. No llega al tedio, pero lo bordea. Y eso que los elementos argumentales abundan. A Raymond y a Rachel los persiguen el FBI y unos matones que quieren cortar las alas de su investigación. Sus pesquisas se dirigen hacia alguien de muy arriba dentro de Bioprime, que a su vez parece apuntar mucho más alto.
No se dice mucho del pasado de los personajes y su pasado. Sabemos que Raymond fue boxeador y que es un tío duro de pelar. De Rachel que es una estudiante de sobresaliente que además ha heredado las dotes para el combate de su padre. Y he aquí una variante respecto a lo habitual; ella también derriba enemigos como si tal cosa, llegando casi a ser tan letal como él. Padre e hija vengándose en familia.
Factura y guion
Lo que más nos va a impactar en primera instancia es que en las escenas de acción, Sweet girl no se corta. No es que innove coreografías o presente luchas despampanantes, pero llevan una violencia implícita, un afán de brutalidad que las hacen destacar. Tampoco, por otra parte, son tan numerosas, pero técnicamente es lo más destacable de la película, que tampoco aporta grandes atrevimientos. Bryan Andrew Mendoza, normalmente productor, debuta en la dirección con un trabajo competente, pero rutinario. Consigue ir enlazando géneros haciendo llevadera la película. Pero poco más.
La cuestión es que los momentos íntimos, basados en la melancolía, los hemos vistos ya en casi todas las películas de héroes torturados. Los momentos conspiranoicos también nos suenan. El guion al menos rompe la linealidad en dos aspectos. Por un lado, la crítica social en lo que a las farmacéuticas atañe, y la defensa de la salud pública y accesible para todos (mención velada al Obamacare incluida). Un aspecto interesante, sin duda, pero que se queda sin desarrollo. Y por otro lado, tenemos el que será uno de los elementos controversiales de la película: los giros de guion. Particularmente uno de ellos hará que veamos el último tercio de la película de forma completamente distinta.
No obstante, aunque siempre es aconsejable una sana cantidad de suspensión de incredulidad, la coherencia se fuerza hasta niveles realmente altos. Finalmente Sweet girl, juega al despiste de una forma que induce a creer que los que andaban realmente despistados eran los guionistas, calculando cuando emocionar y cuando sorprender al espectador de una forma acusada y poco sutil.
Elenco de Sweet girl
En muchos aspectos Sweet girl es un vehículo para el lucimiento de Jason Momoa. El actor hawaiano ha buscado un rol vengativo encarnado en un thriller de acción, pero desde el prisma de un hombre sensible y un poco entristecido. Un hombre con familia a la que vengar o proteger. En ese aspecto, su papel está en la onda de los que ha hecho Liam Neeson en los últimos años, pero de una forma más macarra y brutal. Puede adaptarse al arquetipo, pero el papel de rey de Atlantis le queda mejor.
Siguiendo la tendencia de personajes femeninos empoderados encontramos al personaje de Isabela Merced. Realmente pasar de interpretar a Dora la Exploradora, a ser una joven violenta y vengativa es un giro copernicano a tener en cuenta. No es un papel destacable, pero tampoco desdeñable. Aunque solo sea porque a priori su elección para formar parte de Sweet girl parece, a priori, curiosa.
Y en realidad no hay mucho más que destacar. Salvo unos agentes del FBI que se muestran particularmente inútiles en gran parte de los momentos. Como rostro arquetípico del pecado de la avaricia podríamos destacar a Justin Bartha en el papel de CEO de Bioprime, produciéndonos al menos una generosa dosis de animadversión. De modo que inevitablemente tendremos en pantalla, en bastantes ocasiones, una historia de relación paternofilial, que enfrenta dos posturas vitales. Rachel pretende templar, a pesar de su propia ira, los ánimos de su padre y disuadirle de la venganza. Raymond por su parte está dispuesto a llevarse a quien sea por delante, siendo este conflicto parte de lo más sustancioso de la película.
Conclusión de 'Sweet Girl'
A pesar de coger préstamos de varios géneros, Sweet girl acaba siendo una película que no encuentra una chispa particular en ninguno de ellos. Esa es la causa de que destaquen con prominencia las crudas y violentas escenas de acción y los radicales giros argumentales. Hay algo de indecisión en Sweet girl. Participa del thriller de acción, del drama familiar, de las tramas conspirativas y de la denuncia social. Demasiados condimentos para un guiso que al final no resulta tan sabroso. Al menos se ve sin aburrimiento y Jason Momoa se adecúa bien a las exigencias del guion.
Únete a nuestro CANAL DE TELEGRAM