"The Disney Book": La magnitud del pianista ante un universo icónico

Lang Lang presenta en el Auditorio Nacional de Madrid el concierto de su disco The Disney Book, un álbum con algunas de las canciones más icónicas de Disney. El famoso pianista estará acompañado por la Orquesta de Córdoba, dirigida por la batuta del maestro Rubén Gimeno. (WEB OFICIAL). 

Lang Lang y su homenaje

Lang Lang es uno de los pianistas más destacados a nivel mediático dentro de la esfera pública mundial, por lo que, su concierto de The Disney Book era todo un acontecimiento en Madrid. Por ello, había una gran expectación en lo que ofrecería el músico, acompañado de la Orquesta Sinfónica de Córdoba. A pesar del retraso de más de 20 minutos que experimentó la cita musical, el resultado fue una selección muy bien organizada y con una coherencia que permitía que hubiera sintonía entre los distintos temas. La estructura se dividió en: la Orquesta solo, Lang Lang solo, la Orquesta con Lang Lang y en aquellas piezas que participaban los invitados anunciados. Así, lograron una estrategia fluida y que permitió a cada participante brillar y tener su lugar.

No se puede negar no solo el talento musical de Lang Lang como pianista, siendo un auténtico fenómeno, sino también la manera en la que acompaña gestualmente y el ritual que regala ante cada número en el que participa. Por tanto, da una parte de teatralidad que encaja a la perfección con lo que se espera de él, aunque pudiera no siempre encajar. Después, la Orquesta estuvo maravillosa durante la primera parte, en la segunda menguo levemente, pero siguió dando momentos llenos de espectacularidad. En cuanto a los invitados, hubo distintos niveles, destacando Guo Gan en “Mi reflejo!, siendo uno de los mejores momentos, y un más que notable Sebastián Yatra. No obstante, Gina Alice Redlinger no estuvo afinada en algunos momentos, algo parecido a Zenet, que en su caso, vino por el inglés y su propuesta, que no fue siempre acertada, mirando excesivamente la letra de la canción.

Momentos especiales

Acudir a un concierto de Lang Lang suele ser un seguro, se sabe que se va a confeccionar una energía que va a encandilar a los espectadores. Y así ocurrió en el Auditorio Nacional. La sinergia que se formó entre los distintos músicos hizo que los asistentes entrarán de lleno en el universo de Disney, dado que no solo ayudó la selección, sino también la manera de interpretarla. Por ello, desde esa obertura en el que se llamaba a la mítica Mary Poppins, pasando por “La bella y la bestia”. Para cerrar la primera parte, supieron hacerlo con un acto íntimo entre Sebastán Yatra y Lang Lang, siendo un momento perfecto para dar paso al descanso y que el espectador esté expectante ante la segunda parte.

Durante la segunda parte de The Disney Book, hay que subrayar la comicidad de “Quién teme al lobo feroz”, que en manos de Lang Lang logró un cariz caricaturesco y al mismo tiempo con la profesionalidad que le destaca. Otro de los puntos a destacar fue la espectacularidad durante sus útlimos números, en especial la canción de “It's a Small World L”, obviando la irregular “La Estrella Azul”, finalizando en una majestuosa “Let It Go”, que se convierte en uno de las mejores partes de la propuesta. Por otro lado, la estética tanto de los invitados como de los músicos se mantuvo sobria, como exige un evento de este tipo, observándose personalidad siempre en un registro en consonancia. Únicamente, como posible mejora, sería evitar los retrasos para no afectar al ritmo que fue totalmente fluido, solamente, afectando a la impaciencia que provocó al principio a los asistentes.

Conclusión

The Disney Book fue un concierto en el que Lang Lang junto con la Orquesta de Córdoba logró brillar y emocionar en varios momentos a los asistentes. Por ello, se aplaude la selección, la propuesta y la ritualidad que acompañó a los músicos. Asimismo, Lang Lang logró mostrar la razón por la que es toda una celebridad en este ámbito. Sobre los invitados, estuvieron unos mejores que otros, destacando Guo Gan y Sebastián Yatra. La estética se mantuvo en una sobriedad que lograba contrastar con la magnificencia de la música, que encandiló a los asistentes. Un homenaje al mundo de Disney pasando por el código de Lang Lang, que llega a una muestra de espectacularidad mágica, donde solo la espera le pasó algo de factura.

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