Otra de la películas presentada en el Festival de Cine de San Sebastián 2024 ha sido The End, una extraña producción danesa. Quizás por eso habría que verla, al menos, una vez. El final del mundo que nadie desea. Dirigida por Joshua Oppenheimer, conocido por dos impactantes documentales sobre las matanzas cometidas en Indonesia entre 1965 y 1966.
Esta vez, su primer largometraje de ficción se le ha ido de las manos, o eso es lo que parece. Hacer cantar a Tilda Swinton (La habitación de al lado) resulta, además de inusual, sorprendente. Su pareja en la ficción, Michael Shannon (Animales nocturnos) sale más airoso de ese brete, ya que cantó y escribió las letras de las canciones de su banda: Corporal. Bueno, mostrar un musical de ciencia ficción, apocalíptico, de casi tres horas de duración, puede llegar a ser bastante arriesgado. Estreno en salas de cine españolas el 31 de enero de 2025.
Crítica de 'The End'
Resumen
Ficha Técnica
Título: The End
Título original: The End
Reparto:
Tilda Swinton
Michael Shannon
George MacKay
Moses Ingram
Lennie James
Tim McInnerny
Bronagh Gallagher
Danielle Ryan (Mary)
Año: 2024
Duración: 148 min.
País: Dinamarca
Director: Joshua Oppenheimer
Guion: Rasmus Heisterberg, Joshua Oppenheimer
Fotografía: Mikhail Krichman
Música: Josh Schmidt
Género: Musical. Drama
Distribuidor: Avalon Distribución Audiovisual
Tráiler de The End
Sinopsis de 'The End'
Dos décadas después del fin del mundo, una familia vive en su lujoso búnker construido en una mina de sal. Hijo, un joven de 20 años que nunca ha visto el mundo exterior, Padre y Madre, son una de las últimas familias de la Tierra. La llegada de una chica a la entrada del búnker amenazará la apacible vida familiar. (Avalon Distribución Audiovisual)
Hogar, dulce hogar
Es lo que parece a primera vista, el hogar de una familia formada por un matrimonio y su joven hijo (George Mackay). Además, con ellos conviven varios amigos de la pareja. Como en un anuncio de TV, todos son perfectos y la relación que mantienen, también lo es. Eso, de entrada, mosquea.
Sin embargo, lo más inquietante es ver el desolador escenario que rodea esa casa. Paso a paso, se va entreviendo e nThe End que tras esa aparente normalidad se esconde un terrible drama.
Más que una acogedora vivienda, grande, decorada elegantemente con famosos cuadros de diversas escuelas y otros objetos de arte, se trata de un búnker. Un agobiante búnker dentro de una mina de sal. Afuera, no hay nada, absolutamente nada.
Nada es lo que parece
La llegada de una joven, de no se sabe donde (Moses Ingram), despierta desconfianza y recelo. Sin embargo, nadie suponía que, además de quedarse y formar parte crucial en la familia, las máscaras que todos llevan en ese peculiar baile que les ha tocado vivir, irán cayendo. Lo que esconden no es precisamente ni agradable ni bondadoso.
The End bien podría ser un estudio psicológico veraz. Un espejo de la ruindad, de la bajeza del ser humano. Sí, uno de esos que reflejan lo que no se ve aparentemente. De las mentiras que nos decimos a nosotros mismos para justificar nuestras malas acciones y defectos. Sobrevivir, no es sencillo.
El caso es que todos quieren vivir una normalidad que no existe. El fin del mundo ha llegado y son los únicos ¿privilegiados? que lo pueden contar. La vida se paga a un costo muy elevado y en aquella casa se respira una tensión contenida. Tan sólo hace falta una diminuta chispa que encienda la mecha para que todos exploten. Y curiosamente, son ellos mismos los que se van a tirar de la lengua, a modo de redención. Yo soy malo, pero tú, no eres mejor.
Distanciamiento emocional
Eso es lo que consigue Joshua Oppenheimer hacia sus peculiares personajes. Todo se ve desde fuera, como si pretendiera que el espectador reflexionara en lugar de sentir algún tipo de empatía por ellos.¿Qué haríamos si supiéramos que no hay ninguna esperanza? ¿Si la única vida que existe en el mundo es la nuestra? Y lo peor de todo ¿Si hemos sido nosotros los que hemos influido en gran parte a esa situación angustiosa?
Sin duda alguna, el personaje interpretado por la actriz irlandesa Bronah Gallagher es el más sorprendente. Cuando todo estalla, reconocerá algo verdaderamente horrible y doloroso. Doloroso, sobre todo, para ella misma, ya que nunca se lo ha llegado a perdonar. El final de The End deja un gusto agridulce, es el final del mundo que nadie desea. La historia se repite; tras la catarsis colectiva, de nuevo tienen que interpretar el papel que les ha tocado en esa espeluznante situación.
Conclusión de 'The End'
Arriesgado y un tanto extravagante trabajo de Joshua Oppenheimer. The End es como una coctelera con muchos ingredientes que no combinan muy bien, pero que por puro extraño habría que probar. Se trata del final del mundo que nadie desea.
Quizás, los motivos que le han llevado a realizar su primer largometraje de ficción sean relevantes, aunque la forma no sea muy convencional. Por ejemplo, mostrar crudamente el final que podríamos sufrir debido a la mala praxis del ser humano en el planeta. O presentar un estudio psicológico veraz sobre las sombras y luces que nos caracterizan. O simplemente sea un juego en el que se ha entretenido para dar que pensar y reflexionar.
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