The Studio, serie ideada, escrita y dirigida por Seth Rogen y Evan Goldberg, dos amigos de la infancia canadienses que llevan años trabajando juntos en la industria cinematográfica. Conocen muy bien los entresijos de la exigente y a menudo miope Hollywood. Ese conocimiento constituye la base de la serie y la impresionante red de contactos de Rogen y Goldberg es la guinda del pastel. De hecho, aparecen bastantes caras conocidas. Empezando por el veterano Martin Scorsese en el primer episodio. Se puede ver desde el 26 de marzo de 2025 en Apple TV.
Crítica de 'The Studio'
Resumen
Ficha Técnica
Título: The Studio
Título original: The Studio
Reparto:
Seth Rogen (Matt Remick)
Catherine O'Hara (Patty Leigh)
Kathryn Hahn (Maya Mason)
Ike Barinholtz (Sal Saperstein)
Chase Sui Wonders (Quinn Hackett)
Bryan Cranston (Griffin Mill)
Martin Scorsese (Marty)
Olivia Wilde (Olivia)
Greta Lee (Greta)
Zac Efron (Zac)
Adam Scott (Adam)
Keyla Monterroso Mejia (Petra)
Dewayne Perkins (Tyler)
Año: 2025
Duración: 30 min.
País: Estados Unidos
Director: Seth Rogen (Creador), Alex Gregory (Creador), Peter Huyck (Creador), Seth Rogen, Evan Goldberg
Guion: Seth Rogen, Evan Goldberg
Fotografía: Adam Newport-Berra
Música: Antonio Sánchez
Género: Comedia
Distribuidor: Apple TV
Tráiler de 'The Studio'
Sinopsis
Con el cine tradicional intentando mantenerse vivo y relevante, Matt y su equipo de ejecutivos luchan contra sus propias inseguridades, artistas narcisistas y grandes capos corporativos, siempre con la esquiva meta de hacer grandes películas. Vistiendo de traje para disfrazar una continua sensación de pánico, cada fiesta, visita al set, decisión de casting, reunión de márketing y entrega de premios les presenta una oportunidad para el brillante éxito o la catástrofe definitiva.
Dónde se puede ver la serie en streaming
Hollywood se ríe de sí mismo
The Studio se adentra en el siempre jugoso subgénero del “cine dentro del cine”. Esta vez desde el punto de vista de un grupo de ejecutivos desesperados por mantener a flote una industria que se desmorona entre algoritmos, caprichos de artistas y juntas de accionistas.
A lo largo de 10 episodios, seguimos a Matt y su equipo en una tragicomedia de decisiones absurdas, fiestas incómodas, rodajes infernales y premiaciones surrealistas. The Studio plantea un equilibrio entre sátira y humanidad. Sí, se burla del circo hollywoodiense, pero también muestra la ansiedad real que late tras las corbatas caras y los despachos con vistas.
La propuesta no es especialmente novedosa, pero sí fresca, se nota la mano de Seth Rogen y compañía en el ritmo rápido, los diálogos afilados y ese tono híbrido entre sarcasmo y ternura que tan bien manejan.
Caos orquestado
La dirección mantiene una coherencia notable. Todo está pensado para reflejar el caos estilizado en una industria donde todo parece glamuroso pero, en el fondo, todos tienen miedo. Hay un buen uso del montaje para mostrar simultáneamente el detrás de cámaras y la cara pública de las producciones, y las escenas se mueven entre oficinas asépticas, rodajes caóticos y alfombras rojas incómodas.
La puesta en escena de The Studio es dinámica, con muchos planos de seguimiento y una cámara que parece siempre estar en modo “mosca en la pared”, captando detalles de nerviosismo o impostura que aportan capas de comedia sutil. El humor no depende del slapstick, sino del absurdo que surge de tomar muy en serio lo banal.
Cinismo con carisma
El reparto, aunque en cierto punto coral, tiene en su centro a Seth Rogen, un protagonista con rostro de contención nerviosa y sonrisa forzada. Rodeado por secundarios tan neuróticos como entrañables, destaca el trabajo actoral por su capacidad para caminar sobre la delgada línea entre la caricatura y el realismo emocional.
Las interpretaciones no buscan robar cámara, sino integrarse en una maquinaria coral que funciona precisamente por su sincronización. Cada ejecutivo, asistente, productor, director o estrella invitada tiene un rol claro en este ecosistema de egos, miedos y apariencias. Las apariciones de cameos del mundo real, tratados con humor autorreferencial, aportan un plus de autenticidad cómica.
Estética corporativa
Desde la fotografía con tonos fríos y luces blancas propias de oficinas y salas de reuniones, hasta los colores vibrantes de los rodajes y los eventos de gala, The Studio alterna entre lo burocrático y lo espectacular sin perder la coherencia visual. La estética refleja el contraste entre lo que se vende como arte y lo que, por dentro, funciona como una cadena de montaje llena de inseguridades.
El diseño de producción acierta en la recreación del mundo del cine desde la trastienda, camerinos de actores, salas de casting, pisos piloto para rodajes, sets a medio construir, todo huele a industria. La música es discreta, pero muy bien empleada para subrayar el tono satírico sin volverse paródico.
Conclusión de 'The Studio'
The Studio es una comedia inteligente sobre la crisis existencial del cine y, por extensión, de quienes intentan crearlo en un sistema donde el arte se mide en métricas y las emociones se ponen a prueba. La serie no busca grandes revelaciones, pero sí logra hacer reír, reflexionar y, sobre todo, entretener con una mirada cáustica pero no cínica.
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