Tierra, sangre y conocimiento (Sobre el movimiento de la Tierra) es una obra que narra la difusión de las ideas heliocéntricas en Occidente durante la Edad Media. Para ello, seguimos a distintos protagonistas, en épocas diversas, que comparten una misma ilusión: cumplir con sus propias voluntades. Adaptación de la novela gráfica japonesa escrita y dibujada por Uoto, esta serie nos presenta a un niño de tan solo doce años enfrentándose al clero, a un anciano que renuncia a los ideales que ha defendido durante más de setenta años, a la hija de un inquisidor que desafía las barreras impuestas a las mujeres para acceder al conocimiento… y a un sinfín de personajes e historias que nos hacen replantearnos cuán seguros estamos de nuestra propia fe y convicciones. Desde octubre de 2024 se puede ver en la plataforma de Netflix.
Crítica de 'Tierra, sangre, conocimiento: Sobre el movimiento de la Tierra'
Título: Tierra, sangre, conocimiento: Sobre el movimiento de la Tierra
Título original: Chi: Chikyū no Undō ni Tsuite
Reparto:
Año: 2024
Duración: 22 min.
País: Japón
Director: Kenichi Shimizu
Guion: Shingo Irie. Manga: Uoto
Fotografía: Akane Fushihara
Música: Kensuke Ushio
Género: Animación
Distribuidor: Netflix
Tráiler de 'Tierra, sangre, conocimiento'
Sinopsis
En el siglo XV, afirmar que la Tierra gira alrededor del sol era una herejía que podía llevar a los creyentes a ser quemados en la hoguera. El niño prodigio Rafal es introducido a la verdad sobre el universo por su mentor, y luego debe huir cuando la Inquisición llega para impartir la "justicia de Dios". Con solo un peculiar colgante como guía, ¿logrará Rafal descubrir la investigación de su maestro, y podrán él y otros creyentes encender el mundo con su conocimiento?
Dónde se puede ver la serie en streaming
Una historia honesta y sin ataduras
Tierra, sangre y conocimiento no es una serie caprichosa. ¿Por qué lo digo? En primer lugar, los personajes mueren cuando deben morir. En segundo, las tramas no se resuelven necesariamente como esperamos.
Estamos tan mal acostumbrados a lo contrario que, cuando se produce la muerte de uno de los protagonistas, seguida de una elipsis temporal, aún mantenía la esperanza de volver a verlos. Incluso cuando aparecía un personaje nuevo con algún parecido físico, pensaba que revivirían a los anteriores. Pero no: mueren de verdad. El autor no es caprichoso porque no se encariña en exceso con sus creaciones. Es leal a su historia y la cuenta con honestidad. Para que esta avance, sus protagonistas deben dar un paso al lado.
Antes de seguir, quiero señalar la belleza con la que se representan esas muertes. La determinación de Rafal lo lleva a elegir el futuro, la inspiración y la verdad antes que su propia vida. Draka muere bajo los primeros rayos de sol, tal y como habría deseado el capitán Schmitt. Jolenta fallece ante la mirada de su padre, el inquisidor, pero sacrificándose por sus ideales.
Por otro lado, las tramas. También estamos malacostumbrados a cierres convencionales, románticos o emocionalmente satisfactorios. Esperamos, por ejemplo, que Nowak y Jolenta se reencuentren entre lágrimas y abrazos, pero no es así. Su destino no es compartido: cada uno tiene su propia historia, que se desarrolla de forma independiente. Jolenta no necesita volver a ver a su padre para cumplir con su propósito. Lo mismo sucede con Nowak. La muerte de Rafal es repentina e inesperada (especialmente al ser el primero en sacrificarse por el heliocentrismo) y, sin embargo, el espectador no recibe una escena de despedida con su padre, Potocki, ni un arrepentimiento explícito por parte de este. A veces, no mostrar resulta más atrevido que mostrarlo todo.
Una historia que se cuece a fuego lento
Otro elemento que hace que Tierra, sangre y conocimiento se sienta tan honesta es su ritmo. El desprendimiento emocional respecto a los personajes, permitiéndose que mueran cuando la historia lo exige, permite que el ritmo sea pausado y coherente. Esta historia no sería la misma si todos los personajes compartieran lugar y tiempo. Frases como “Las letras y las palabras hacen a la gente cruzar el tiempo y el espacio” no tendrían la misma resonancia. A cambio, también nosotros, como espectadores, debemos despedirnos y avanzar con otros personajes. Esto, aunque pueda parecer una decisión simple, me parece profundamente valioso.
En cuanto a la temática religiosa: aunque Tierra, sangre y conocimiento adopta una postura favorable al heliocentrismo y crítica con las atrocidades cometidas por la Iglesia eclesiástica, no ridiculiza ni humilla otras creencias o religiones. Se ofrece espacio a todo tipo de fe para que el espectador pueda encontrar belleza en cada una (o en ninguna), sin que el autor imponga en ningún momento lo que debemos creer.
Conclusión de 'Tierra, sangre y conocimiento'
En definitiva, Tierra, sangre y conocimiento (Sobre el movimiento de la Tierra) no es simplemente una obra histórica sobre el triunfo del heliocentrismo y el saber. Es una obra sobre la naturaleza humana. La arrogancia, la duda, el amor, el odio, la pasión, la fe, la inspiración, la belleza del cosmos y las relaciones humanas son algunas de las facetas que representa esta serie. Cuando un contenido tan profundo se funde de forma tan armoniosa con una forma visual y narrativa tan bella, honesta y cuidada, solo queda mantener la mirada, abrir los oídos y dejar latir al corazón.
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