Miguel Lago comenzó en el año 2000, con 18 años, en "El club de la comedia". En su carrera ha participado en programas como "Curso del 63" o en espectáculos de teatro "Soy un miserable". El público puede recordarle por su papel de Alfonso XIII en "Las chicas del cable" y el jefe de Javier en "Padre no hay más que uno". Actualmente ejerce de colaborador en el programa "Todo es mentira", con Risto Mejide como presentador. Este 2020 ha estrenado su nuevo espectáculo de humor, Todo al negro. El monólogo ha sido un éxito entre el público, aunque no ha estado exento de polémica por su contenido. Desde el 11 de enero en el Teatro Reina Victoria.
Crítica de 'Todo al negro'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Todo al negro
Título original: Todo al negro
Reparto:
Miguel Lago
Duración: 90 min. apróx.
Dirección: Miguel Lago
Guion: Miguel Lago
Escenografía: Miguel Lago
Género: Comedia
Producción: Promotora 600 y Tras la risa
Sinopsis de 'Todo al negro'
El pacto
Miguel Lago vuelve a los escenarios con Todo al negro, su nuevo monólogo humorístico. El comediante realiza un texto en el que comienza con una fuerza que deja clara la naturaleza del mismo. Por lo tanto, pone a prueba a los asistentes para ver el grado de apertura de mente, al realizar diferentes bromas con temas sensibles y que, en caso de no conectar, podrían molestar al espectador. Sin embargo, ahí está la principal baza de Lago, quién deja claro en todo momento que no viene para ser políticamente correcto. Por esa razón, mantiene una coherencia narrativa apropiada y no realiza unos giros de acción innecesarios. Sabe cuál es su esencia y saca partido al máximo de ella. Pícaro, deslenguado y vivaz, establece un texto más que dinámico en el que es capaz de hablar absolutamente de todo.
Lago forma parte del equipo del programa televisivo “Todo es mentira”, por lo que no es de extrañar que parte de su función venga influenciada por el universo de Mediaset. Sin embargo, sabe equilibrar su monólogo, realizando un conjunto de temáticas que, aparentemente, no tienen nada que ver entre sí, pero sabe hilvanarlas a la perfección. Recurre a la cultura de calle española, pero también se utiliza a sí mismo como foco de críticas. Además, hay que apreciar que mezcle actualidad con partes atemporales, siendo capaz de llegar al espectador. Hay que añadir que el texto presenta una agudeza cómica importante en la que también se aprovecha para poner en tela de juicio lo correcto y la defensa de la inexistencia de límites en el humor. El gallego reflexiona a través de su comedia y consigue convencer a los espectadores hasta el final de su obra.
Bienvenido al casino de Miguel Lago
Uno de los puntos que llama la atención de Todo al negro es la ambientación de la presentación del monólogo. Como si fuera un casino estadounidense, en concreto de Las Vegas, Lago empieza a romper lo establecido para llevar al espectador a otro lugar y liberarle de las reglas sociales establecidas. Parecido al modo de vida de “Lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas”, establece que se puede hablar de todo allí, sin ataduras ni remordimientos. Además, desde el comienzo, hay una realización musical importante, en la que no abusa de ello, pero llega para dar golpes de dinamismo. Es un elemento expresivo más que le permite a Lago a poder mostrar su versatilidad en escena y aportar acción para poder mantener el ritmo en alza.
La iluminación sigue los estándares de los monólogos de comedia, sin embargo, sí que saben cuidar ese ambiente íntimo y cerrar el escenario para centrar el foco en Lago. También hay que destacar el apoyo en el material audiovisual presente en la sala. Por suerte, el humorista no se excede de su uso, pero le permite al público ubicarse y, además, crear puntos de separación durante su discurso. En ciertos momentos, incluso es una guía visual de lo narra el monologuista, por lo que hay un carácter tecnológico que funciona. Luego, el ritmo del show funciona y no decae en ningún momento, Lago sabe utilizar sus armas para crear un ambiente distendido. Rompe la cuarta pared cuando es necesario, en su justa medida, para no opacar el contenido principal. Por lo tanto, una realización equilibrada, que permite a Lago lucirse sobre el escenario.
Conclusión
Todo al negro es un monólogo pícaro, políticamente incorrecto y muy orgánico. Miguel Lago sabe llevar el texto hacia la esencia que quiere hacer sentir a los espectadores. Sabe unir muy bien las distintas partes del show y lo hace con una frescura y naturalidad en el que no decae el ritmo. Un monólogo hilarante en el que se utiliza un humor ácido, mezclando temas universales con más personales. Sabe exprimir su comedia y termina haciendo cómplices a los espectadores. Una realización técnica que destaca por las pinceladas audiovisuales que le permiten a Lago utilizarlos como vehículos expresivos. Se agradece la ruptura de la cuarta pared sin excederse en ella. Es una cita en el casino donde lo mejor es ir sin pretensiones y dejarse sorprender por la sucesión de carcajadas que invaden al espectador como liberación de la comedia.
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