La serie True Detective: Noche polar, de seis episodios, protagonizada por la oscarizada Jodie Foster y la actriz y ex campeona del mundo de boxeo Kali Reis, se estrenó el lunes 15 de enero de 2024 en HBO Max. La mexicana Issa López es la showrunner, guionista y directora de todos los episodios.
Crítica de 'True Detective: Noche polar'
Resumen
Ficha Técnica
Título: True Detective: Noche polar
Título original: True Detective: Night Country
Reparto:
Jodie Foster
Kali Reis
John Hawkes
Christopher Eccleston
Fiona Shaw
Finn Bennett
Anna Lambe
Aka Niviâna
Isabella LaBlanc
Joel Montgrand
Año: 2024
Duración: 60 min.
País: Estados Unidos
Director: Issa López (Creadora), Issa López
Guion: Issa López. Saga creada por: Nic Pizzolatto
Fotografía: Florian Hoffmeister
Música: Vince Pope
Género: Intriga. Thriller
Distribuidor: HBO Max
Tráiler de 'True Detective: Noche polar'
Sinopsis de 'True Detective: Noche polar'
Cuando la larga noche de invierno cae en Ennis, Alaska, los ocho hombres que operan la Estación de Investigación Ártica Tsalal desaparecen sin dejar rastro. Para resolver el caso, las detectives Liz Danvers (Jodie Foster) y Evangeline Navarro (Kali Reis) tendrán que enfrentarse a la oscuridad que llevan dentro y escarbar en las atormentadas verdades que yacen enterradas bajo el hielo eterno. (HBO Max)
Dónde se puede ver la película en streaming
El fenómeno True Detective
True Detective: Noche polar, sobrenombre de la cuarta temporada, ha resultado muy criticada no solamente por los espectadores, sino también por el creador original de las anteriores temporadas. Nic Pizzolatto se ha mostrado muy duro con la nueva entrega, dejando claro de forma repetida que no ha estado implicado en ningún aspecto de la misma.
Es interesante para analizar esta última temporada retrotraernos y examinar la trayectoria que ha tenido la serie antológica. Los nexos comunes y las diferencias que han ido trazando el camino de True Detective. Inicialmente sorprendió el tipo de historia que nos trajo y la forma de narrarla. A partir de ahí la trayectoria ha sido dispar, con una segunda temporada que varió bastante la línea en lo aparente y una tercera que volvió a una senda similar a la primera, aunque con sus ideas y aportaciones valiosas.
En True Detective: Noche polar el equipo original desaparece, y la serie vuelve a la pantalla pequeña cuando parecía que ya nunca la recuperaríamos. El trabajo principal queda en manos de Issa López, como directora, guionista y showrunner de facto.
Profundidad en la inmensa oscuridad
La temporada inicial sienta las bases de una historia que merece ser vista y crea una especie de culto instantáneo. Pizzolatto tenía algo que contarnos, a través de esos personajes escritos a la perfección. La serie conectó con la audiencia a través del personaje de Rust, M. McConaughey.
Era una serie que se prestaba ciertamente a la pedantería, por aquello de pensar en que estás viendo algo profundo y serio, aunque en el fondo es tremendamente entretenido. Hay una gran profundidad en los temas narrados, marcada por los personajes que abandonan sus vidas privadas en pos de sus labores policiales.
Nos encontramos con un uso muy inteligente de la iconografía de la white trash estadounidense, crean un ambiente sórdido jugando con estereotipos. Con esa combinación consiguen mostrar ambientes desoladores que ilustran a la perfección la mente de Rust. Esa atmósfera rural transmite sensación de peligro. A nivel sociológico puede ser un retrato problemático, pero en lo visual funciona a la perfección. Los dos protagonistas, complejos, nunca encuentran una solución fácil a sus problemas, porque en el fondo están condenados. El personaje interpretado por Woody Harrelson es menos carismático, pero mucho más evocador del sentido final de la serie.
El último elemento clave era el fantástico lovecraftiano, consiguiendo sacar al maestro de Providence de nuevo a la palestra. Suena raro hoy, pero Lovecraft estuvo casi vetado durante una época, aquello de sugerir cultos raros y lo innombrable no fue visto como parte del cine comercial de terror. True Detective entronca con una tradición de terror que siempre ha servido para dar ciertas respuestas a la sociedad estadounidense, Chambers, Machen y Lovecraft son tres pilares de esa tradición que Thomas Ligotti continúa desde hace unas décadas.
La esencia final de True Detective no es fantástica, sino materialista, un horror que condiciona nuestra mirada sobre la vida o el mundo, que nos abruma. Transmite una perspectiva algo aciaga, bien sea por la existencia de esos dioses exteriores lovecraftianos o por la ausencia de entes superiores. El tema transversal en la serie antológica, incluso en una cuarta temporada que lo intenta sin lograr transmitirlo, es la mirada superada del ser humano por esa fuerza de la naturaleza amoral que te arrasa, porque es su ímpetu. La desesperanza por la falta de sentido y de explicación es mucho más terrorífica que los propios horrores concretos a los que se enfrentan los protagonistas. Todas las respuestas que encuentran no son más que silencios inconmensurables. Es evocador ver cómo los personajes intentan volver a la humanidad, tratando de ignorar ese espacio oscuro insondable del que nunca podrán deshacerse.
Influencias visuales
A pesar del ruido acerca de las supuestas influencias, estaría bien preguntarse si son referencias oportunistas o verdaderamente procesadas y con sentido en su ejecución.
La primera temporada es exclusiva de la dupla Pizzolatto y C.J. Fukunaga. Se ha hablado mucho acerca del aspecto autoral de True Detective, especialmente en relación a Fukunaga. Pero probablemente ha sido un gran error, para empezar porque Fukunaga tiene poco de autor, es más un director de molde Netflix.
La antología depende más del concepto inicial que se da a cada temporada, de la escritura de un guión que resulte atractivo y fluido a la vez. Algo que Issa López no consigue apenas en ningún momento de la cuarta temporada. Es una especie de fan fiction alrededor de la primera temporada, pasada por un comité para diseñar traumas y motivaciones.
Las dos siguientes tienen una mezcla de directores de serie y alguna figura muy superior como Jeremy Saulnier. La tercera temporada tiene dos capítulos, los primeros, dirigidos por Jeremy Saulnier, son los mejores a nivel visual y de atmósfera de toda la temporada y puede que de la serie al completo. Las evocaciones de la familia de clase trabajadora con una suerte de tratamiento de cine indie son muy interesantes.
A vueltas con el policiaco
Las tres primeras temporadas son una especie de reflexión sobre el visual policiaco. Una especie de giro posmoderno intentando recuperar a esos personajes que comienzan muy perdidos y acaban intentando asirse a la realidad humana de vuelta.
La segunda temporada explora las interferencias de las altas esferas en el trabajo policial. Unos personajes que son más oscuros en sus mundos internos que en su ejecución de la investigación. Dejaba en claro que aquí no se trataba de la misma conjunción de elementos, sino de mostrar el materialismo y cómo las personas vagan completamente perdidas en él.
True Detective: Noche polar es la temporada más evidente, pierde ese sello de no ser una serie más. Echamos en falta la distinción con una de esas muchas creaciones televisivas estadounidenses que son intercambiables sin problema. Es una temporada sin más, que narra una historia sin apenas repercusión sobre la realidad, más allá de la política de las identidades. Quizás ese sea el aspecto menos apegado a la realidad tal y como es tratado en cuanto a la narrativa visual. No es interesante como reflexión sobre el fantástico, o incluso como obra fantástica. Ni siquiera tiene algo que aportar sobre la visión al género policiaco. Si en algún momento esa ha sido la intención de esta temporada, ha quedado en una falsa promesa más.
En cuanto al tema identitario True Detective: Noche polar vive de saltar de un lugar común a otro sin reflexión verdadera alguna, hacer como que todo se ha trastocado para volver al mismo punto de partida. No hay nada progresista en adoptar problemas reales entre los pliegues de una fantasía conservadora en todos sus aspectos visuales. Es otro mal contemporáneo que acecha a la serie, lo supuestamente expresado verbalmente no tiene reflejo alguno en lo visual.
La línea que une y se acaba rompiendo
Las tres primeras temporadas son una especie de búsqueda del propio sentido de la serie, de esa esencia materialista. Hasta que llega True Detective: Noche polar, cesa esa búsqueda y lo que hace es intentar retrotraerse a la que tuvo más éxito y funcionó a todos los niveles. Esa sucesión de guiños a espectadores del fantástico, como el DVD de La Cosa, escenas muy influenciadas por la película de Carpenter y otros muchos detalles vacíos pero que miran a la nostalgia directamente. Una puesta en escena espantosa y planos generales que intentan ubicar pero que siempre parecen el mismo; interiores con iluminación digna de una sitcom barata.
True Detective: Noche polar es la temporada peor filmada de las cuatro. Podría haber resultado interesante el giro a los personajes femeninos, pero el problema es que están mal escritos. Convertirlas en mujeres no las hace interesantes por sí mismas. La propia Jodie Foster no parece tener muy claro el tipo de personaje que interpreta, intenta por momentos elaborar un nuevo Rust, que acaba fatal. Aún así, mucho mejor que los personajes masculinos paródicos y peor escritos aún. El conjunto es una emulación fallida, de un modelo que ya de por sí tenía algunos problemas, pero mucho más original en cuanto a la escritura.
En la primera, la escritura de Pizzolatto se apoya bastante en lo arquetípico, dejando abierto el modelo. Acudiendo al imaginario de la ficción, muy ligada a imágenes ya existentes. En la segunda temporada, los fans no demandaban lo mismo que el guionista, quien seguía en la línea de la búsqueda de sentido de esas almas perdidas al enfrentarse con el horror de lo real. La tercera temporada, con un margen temporal superior al habitual en esos momentos, es más conservadora que la segunda y tiene una cierta vuelta a los tropos de la primera.
La cuarta, si no queremos ver esa aspiración de fan fiction, podría ser una nueva evolución de la película de Issa López, Vuelven. Parece haber utilizado True Detective para plasmar sus preocupaciones.
La noche que cae sobre la pantalla
El final de True Detective: Noche polar es decepcionante, entre otras razones, porque intenta dejarlo todo atado tras haber ido formando un reguero de falsas pistas entre referencias a Carpenter o Lynch. La verdadera cuestión para Issa López parece ser la desaparición de mujeres y la sororidad en relación con la tribu. Es ahí donde justamente viene otra de las grandes fallas, mientras que en el resto de las temporadas no hay intento alguno de justificación de los protagonistas, aquí la directora pretende dar el giro con ese horror mundano que acaba haciendo caer la serie por completo.
El intento de idealización cercano al buen salvaje, es muy raro y poco convincente desde la propia narrativa de la serie. El final con todo y cada uno de los puntos explicitados, difiere por completo de las otras temporadas. Acaba con un tono mucho más cordial para las protagonistas que para las anteriores parejas, las que seguían atormentadas tras los últimos episodios. Jodie Foster y su compañera, Kali Reis, no pagan ningún precio por sus acciones, en contraposición a lo que sucede con los protagonistas anteriores.
True Detective: Noche polar no ha conseguido o apenas ha pretendido seguir en esa línea de mirar a lo insondable de esa oscuridad, ese materialismo tan abrumador. Existe una justificación constante a través de respuestas simples para casi todo lo que vemos en pantalla. Hay una falta de profundidad que acaba por arrastrar al conjunto de la serie. Hasta esta temporada los personajes no sabían realmente si estaban haciendo el bien, sus búsquedas eran en pos de lo que creían correcto. Aquí no sólo ellas lo tienen claro sino que además nos lo explicitan sin ambages. Es una lectura de juicio constante para el espectador, que se queda sin demasiado dónde rascar, no hay misterios insondables que dejen sensación sobrecogedora.
Sobre Issa López, a veces llamamos autores a personas que no van más allá de mostrar sus influencias y sus gustos en pantallas, que son incapaces de crear nada visualmente que pueda ser destacable o marcado como personal. Ha tenido la oportunidad de dirigir y escribir una temporada de True Detective y lo que ha hecho es una mezcla de alejamiento de la esencia y guiño fan hacia aspectos muy superficiales.
Como resumen del estado actual del audiovisual televisivo, podemos citar la reflexión de un usuario de reddit. Venía a decir que, gracias a las críticas exageradas contra la segunda temporada, hemos acabado teniendo la cuarta. Vivimos en el mundo que nos merecemos.
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