Turno de guardia (Late Shift), dirigida por la cineasta Petra Volpe (El orden divino, 2017) y protagonizada por Leonie Benesch (Sala de profesores), tras su participación en la Sección Oficial del Festival de Sevilla y su estreno en la Berlinale, ha sido elegida para representar a Suiza en los Oscar 2026 como Mejor Película Internacional. Además, ha sido seleccionada como una de las finalistas en la shortlist de candidatas a Mejor Película del año para los premios EFA del cine europeo. Estreno el 16 de enero de 2026 en salas de cine españolas.
Crítica de 'Turno de guardia'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Turno de guardia
Título original: Heldin / Late Shift
Reparto:
Leonie Benesch (Floria Lind)
Sonja Riesen (Bea Schmid)
Urs Bihlerr (Herr Leu)
Margherita Schoch (Frau Kuhn)
Jürg Plüss (Herr Severin)
Alireza Bayram (Jan Sharif)
Jasmin Mattei (Claudia Bach)
Ridvan Murati (Herr Osmani)
Urbain Guiguemde (Herr Nwachukwu)
Andreas Beutler (Herr Hungerbühler)
Lale Yavas (Frau Morina)
Aline Beetschen (Evelyn Bühler)
Eva Fredholm (Frau Bilgin)
Año: 2025
Duración: 92 min.
País: Suiza
Director: Petra Biondina Volpe
Guion: Petra Biondina Volpe
Fotografía: Judith Kaufmann
Música: Emilie Levienaise-Farrouch
Género: Drama. Thriller
Distribuidor: Karma Films / A Contracorriente Films
Tráiler de 'Turno de guardia'
Sinopsis
Se adentra en los desafíos de la atención médica contemporánea para rendir homenaje al personal de enfermería a través de la historia de Floria (Leonie Benesch), a la que acompañamos en su día a día en el exigente turno de la planta de cirugía en la que trabaja. Su dedicación y humanidad como enfermera contrastan con la falta de personal de una jornada que se convierte, como todos los días, en una intensa carrera contrarreloj. (Karma Films)
Dónde se puede ver la película en streaming
La perfección sangra
La trama avanza sin artificios, sin giros efectistas. La tensión nace de lo cotidiano, un error, no un crimen, ni una conspiración, ni una negligencia consciente. Desencadena un efecto dominó devastador. Turno de guardia plantea no solo la culpa, sino el sistema que convierte cada fallo mínimo en una tragedia potencial.
El thriller se alimenta de la burocracia embistiendo al cuidado humano, protocolos, formularios, jerarquías; cosas que pesan más que la empatía, sobre todo cuando falta personal y sobran urgencias. Turno de guardia cuestiona sin necesidad de proclamar ¿Cuánto estrés puede soportar un profesional de la salud antes de romperse en silencio?
Testigos incómodos
Petra Biondina Volpe dirige con un realismo minucioso, casi documental, rehuyendo sentimentalismos fáciles. Su cámara no salva a nadie del escrutinio, permanece cerca, a veces demasiado cerca, como si nos colocara en el papel del propio paciente, tembloroso, esperando, necesitando respuestas. Otros momentos adopta la perspectiva opuesta, observamos desde lejos, como pez tras cristal, mientras la protagonista corre de sala en sala, convirtiéndose en una figura borrosa devorada por su entorno.
Volpe tiene una virtud, la discreción, no condena a Floria ni la redime con épica; se limita a acompañarla para que sea el espectador quien evalúe, esa neutralidad resulta demoledora. La dirección construye el suspense sin música estridente ni golpes de montaje; lo hace a través del ritmo ansioso, de la respiración que se escucha cuando ya no hay tiempo ni manos suficientes.
La vocación se vuelve peso
Leonie Benesch sostiene el filme con una naturalidad que roza lo doloroso. Logra transmitir esos matices que pocas veces se muestran, la nobleza de quien sirve, la fatiga que se acumula en la espalda, la culpa que pesa más que el bisturí y, sobre todo, ese miedo íntimo que no se confiesa porque la vocación implica fortaleza. El elenco secundario acompaña, especialmente quienes interpretan a compañeros que oscilan entre el apoyo y la autodefensa, en un hospital, la lealtad también tiene turnos.
El caos no hace ruido
Luz fría, pasillos interminables, el pitido de máquinas que funciona casi como banda sonora natural, la fotografía peligra en su frialdad, pero es justa para lo que retrata, el hospital se convierte no en un héroe blanco sino en una jaula luminosa. El montaje prioriza la sincronía con la ansiedad, pocas pausas, muchos planos funcionales, cero ornamentos. Turno de guardia respira como respiran sus protagonistas, rápido, comprimido, sin margen.
Conclusión de 'Turno de guardia'
Turno de guardia no pretende ser una superproducción de médicos ni un drama lacrimógeno. Es íntima, afilada, casi quirúrgica en su crítica silenciosa, golpea porque su tensión nace de la vida real, y porque cuestiona un sistema donde un error humano puede ser más mortal que la enfermedad.
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