Un funeral de locos, disparatada comedia dirigida por Manuel Gómez Pereira, que reaparece en el cine después de casi diez años centrado en trabajos para plataformas y cadenas de televisión. En esta ocasión coge ideas de una película británica de éxito hace treinta años, 'Un funeral de muerte', adaptándola a su manera. Estreno en salas de cine españolas el 11 de abril de 2025.
Crítica de 'Un funeral de locos'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Un funeral de locos
Título original: Un funeral de locos
Reparto:
Quim Gutiérrez
Ernesto Alterio
Gorka Otxoa
Inma Cuesta
Hugo Silva
Esmeralda Pimentel
Belén Rueda
Secun De La Rosa
Arturo Valls
Santi Ugalde
Antonio Resines
Año: 2025
Duración: 97 min.
País: España
Director: Manuel Gómez Pereira
Guion: Yolanda García Serrano. Remake: Dean Craig
Fotografía: Aitor Mantxola
Música: Maria Vertiz
Género: Comedia negra
Distribuidor: Sony Pictures Releasing de España
Tráiler de 'Un funeral de locos'
Sinopsis
Los miembros de una familia acuden a despedir al patriarca, recién fallecido. Pero lo que debería ser un sentido velatorio se convierte en una reunión enloquecida cuando uno de los asistentes saca a la luz el secreto mejor guardado del difunto. El chantaje, las alucinaciones y las relaciones desquiciadas se dan cita en este funeral de locos, donde el caos está servido.
Dónde se puede ver la película en streaming
Un muerto que da más vida que los vivos
La historia arranca con la muerte de un padre y un velatorio familiar que debería ser el escenario perfecto para el desmadre, entre lágrimas falsas y canapés secos, el guión intenta colar de todo, como si el director tirara dardos a una diana de clichés.
El problema no es el exceso, sino la falta de chispa, los enredos se acumulan, pero sin ritmo ni timing cómico. El momento cumbre de Un funeral de locos, cuando el "secreto escandaloso" del difunto se revela, ocurre con poca o ninguna gracia o emoción, y así, lo que pudo ser una sátira mordaz se convierte en un checklist de situaciones vistas mil veces, sustos con urnas, diálogos mal sincronizados y un final previsible.
Demasiado orden
Manuel Gómez Pereira, que en anteriores películas demostró manejar el humor con elegancia, aquí dirige como si tuviera prisa por irse, los planos son estáticos, los cortes entre escenas parecen hechos con tijera, y el ritmo oscila entre el sopor y el frenesí sin ton ni son.
Un funeral de locos ni siquiera aprovecha el potencial visual del caos, todo está demasiado ordenado, hasta el chalet donde transcurre la acción parece decorado por un robot, ni un detalle que invite a la locura. Gómez Pereira olvida que, en la comedia negra, el escenario también debe ser cómplice.
Un reparto de lujo desaprovechado
Un funeral de locos cuenta con un reparto experimentado del cine español, con actores que han demostrado su solvencia en el terreno de la comedia, sin embargo, aquí el trabajo actoral parece limitado por personajes excesivamente arquetípicos.
En lugar de construir personajes con matices, Un funeral de locos opta por convertir a cada miembro de la familia en una caricatura, esta decisión podría ser válida si el tono estuviera claramente definido, pero la película oscila entre lo grotesco y lo convencional sin saber exactamente dónde posicionarse, como resultado, los actores no tienen espacio para lucirse.
Falta de identidad visual
La fotografía de Un funeral de locos es tan gris como el humor que intenta vender, escenas iluminadas con la misma luz fría de un supermercado, planos frontales que parecen tomados para un documental sobre aburrimiento, y un colorido tan apagado que hasta las flores parecen de plástico.
El sonido, por su parte, es el gran ausente, ni un golpe de tambor para marcar un chiste, ni una música irónica que subraye el absurdo, solo diálogos que resuenan en salas vacías, hasta el silencio incómodo de los velatorios reales tiene más gracia.
Conclusión de 'Un funeral de locos'
Un funeral de locos es una oportunidad perdida dentro del género de la comedia negra, a pesar de partir de una premisa potente y contar con un reparto con experiencia en el humor, la película naufraga en la ejecución, ni el guion está bien armado, ni los personajes logran trascender la caricatura, ni el ritmo consigue mantener el interés.
El resultado es una comedia que quiere ser irreverente pero termina siendo predecible, que busca la carcajada pero apenas provoca sonrisas, y por supuesto, un pésimo remake.
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