Vortex es una película que tiene una conexión tan directa con el historiador Philippe Ariés y sus estudios sobre la muerte en occidente como con sus referentes cinéfilos. Gaspar Noé realiza un ejercicio tendente a la sobriedad y el realismo para reflexionar sobre la gran certeza de la humanidad. Frente al edulcorado cine actual, el director francés nos arroja una película que golpea con dureza. Estreno en salas de cine españolas el 29 de julio de 2022. Puedes leer AQUí otra crítica realizada por Cinemagavia de esta película.



Vortex película

Crítica de 'Vortex'

Ficha Técnica

Título: Vortex
Título original: Vortex

Reparto:
Dario Argento (Lui)
Françoise Lebrun (Ella)
Alex Lutz (Stéphane)

Año: 2021
Duración: 142 min.
País: Francia
Director: Gaspar Noé
Guion: Gaspar Noé
Fotografía: Benoît Debie
Música:
Género: Drama
Distribuidor: Filmin

Filmaffinity

IMDB

Tráiler de Vortex

Sinopsis

En Vortex no hay neones ni sangría; hay la emocionante historia de amor de una pareja de ancianos, interpretados por dos mitos del cine, Dario Argento y François Lebrun, que pasan los días en su apartamento de París.

Suya es una pantalla partida que nos rompe por la mitad, una canción que nos hará llorar y una escena final que nunca olvidaremos. Bienvenidos a la gran película de Gaspar Noé. (Filmin)

Dónde se puede ver la película en streaming



Partiendo de la propia experiencia 

Gaspar Noé es el tipo de cineasta comparable al científico loco, cuyo nombre invita a esperar experimentos formales, al menos en sus películas más interesantes. Vortex, con 134 minutos y casi su totalidad en pantalla dividida, encaja en ese grupo. No obstante, esta tranquila y lenta mirada a una pareja de ancianos que padecen diversas enfermedades, es la obra más sensible y accesible del cineasta.

En 2020, Gaspar Noé sufrió una experiencia cercana a la muerte, debido a una hemorragia cerebral, poco antes de que el mundo entero quedara bloqueado por una pandemia. Lo que surgió de este hecho fue un esbozo de diez páginas que detalla las experiencias complementarias de dos adultos en sus últimos días de vida. La implicación personal se intensifica por sus propios vínculos familiares con la pérdida de la memoria debido a la edad.

Al margen de los viajes psicodélicos de Climax y Enter the Void, la última película de Noé vuelve a contar con artificio narrativo. En un modo distinto al de Timecode de Mike Figgis o a cualquier película de Brian De Palma, Vortex introduce una pantalla dividida en los primeros minutos y la mantiene como una declaración sobre las dos historias de vida decadente que la componen.

Dario Argento, Alex Lutz
Copyright Filmin

Anónimos

La pareja, sin nombre, está compuesta por el director italiano Dario Argento y por la estrella de La madre y la puta, Françoise Lebrun. Ambos intérpretes son referencias cinematográficas, pero Vortex no funciona como esa mezcla del horror y el melodrama que invocarían por defecto. En cambio, la película se desarrolla con la calma y el tiempo real que se acercan a Chantal Akerman, mientras la cámara sigue a los personajes a través de un apartamento claustrofóbico y ocasionalmente en las calles.

Su larga duración puede ser la única barrera de entrada, ya que el ritmo de Vortex puede poner a prueba la paciencia de un público cada vez más habituado a lo frenético. Un homenaje a la naturaleza siempre cambiante de la vida y a sus muchos giros imprevisibles. La intimidad que se ofrece al público en cuanto a las minucias de la vida de la madre y el padre resulta absorbente.

Con una puesta en escena impecable, la cámara sigue en silencio a ambos por su espacio vital como si el público estuviera pendiente de la pareja de ancianos, deseoso de ayudar si lo necesitan y aún más consternado cuando sólo puede observar con desesperación. Aunque al comienzo pueda distraer, el método del díptico es fácil de asimilar y ayuda a que la historia resulte atractiva. En algún momento transmite un cisma emocional entre dos personas, pero en el fondo está más cerca de jugar con las convenciones de lo realista, como ya hizo en Lvx Æterna.

Françoise Lebrun, Alex Lutz
Copyright Filmin

La memoria dividida

Desde el momento en que comienza la separación visual, las experiencias de la pareja se alejan, y en ocasiones se superponen. El efecto es menos vertiginoso que reflexivo, ya que Gaspar Noé y el director de fotografía Benoît Debie se adaptan al ritmo de las vidas de sus protagonistas. A veces, Vortex adopta carácter de documental, con el habitual efecto de parpadeo de Noé en lugar de los montajes invisibles como único recordatorio discernible del autor detrás de las cámaras.

La trama mínima de Vortex, se adapta a su enfoque de observación directa. Gran parte de la película se ha construido en torno a la perspectiva de ver a la gente seguir con sus vidas, ya sea negando la fragilidad que les rodea o huyendo de ella a través de la rutina. Aunque sus protagonistas estén viviendo sus últimos momentos, no tienen deseo alguno de llegar al final. En el primer plano, Noé muestra a la pareja sentada cómodamente en su balcón de París, disfrutando de una copa de vino mientras contemplan la ciudad. Brindan por la vida y después son filmados metiéndose en la cama juntos. Cuando despiertan, la imagen de cada cual ya ha sido separada. Los títulos de crédito presentan al director y a los protagonistas con los años de nacimiento bajo sus nombres, subrayando la mortalidad.

Vortex película
Copyright Filmin

La familia que no está

Argento interpreta a un envejecido crítico de cine que intenta escribir un libro sobre el cine y los sueños. Mientras que Françoise Lebrun es una psiquiatra jubilada que pierde continuamente la noción de dónde está y quién la rodea. A veces, su hijo adulto, Alex Lutz, también se apodera de uno las particiones, intentando trasladar a sus padres a un centro de asistencia, frente a la resistencia al abandono del hogar. Luchando con problemas recurrentes de drogadicción, su vástago tiene bastante de qué preocuparse por sí mismo. Estas complicaciones van surgiendo a medida que Vortex deambula de una escena a otra, con repentinas emergencias que salpican el proceso.

Aunque menos fascinante que inmersiva, la película funciona sobre un estado de duda constante, permitiendo a los espectadores asentarse en sus circunstancias. Sin embargo, los fotogramas divididos mantienen una base de ansiedad, reflejando así, el trasfondo emocional que aflige a sus personajes. Vortex arroja cambios repentinos, con la pasividad de la vida cotidiana dando giros imprevisibles a medida que el futuro inmediato de la pareja se convierte en una incertidumbre.

Vortex película
Copyright Filmin

Realismo formal

Noé comienza con una dedicatoria "a todos aquellos cuyos cerebros se descomponen antes que sus corazones". Una expresión conmovedora que confirma el drama narrativo, encarnado por su pequeño reparto. Dario Argento ofrece una interpretación envolvente, impulsada por la energía parlanchina de su personaje en la vida real, pero Françoise Lebrun es la verdadera protagonista. Su inestable personaje pasa de la lucidez a la confusión y viceversa con una sutileza extraordinaria. Las pantallas divididas rara vez se adentran en el territorio de la espectacularidad, aunque no siempre comparten la misma carga narrativa.

Vortex apenas entra en erupción con nuevos acontecimientos, Noé parece más satisfecho con rondar la delicadeza de las vidas de sus protagonistas. Algunos momentos nos sacan del estado hipnótico que genera este enfoque, como el que ilustra el título de la película. El vórtice literal de la cisterna de un inodoro, con papeles desechados en el centro de la masa húmeda, mientras la claridad de la palabra escrita se derrumba en la nada que nos espera a todos. Como ya ha sugerido antes en su carrera, Noé reflexiona una vez más sobre la (in)trascendencia de la subjetividad humana y las propias imágenes.

Vortex no propone el tipo de caos frenético que quizás esperen los espectadores más entusiastas del cineasta. Aún así no es una película fácil de digerir, ni se conforma con una visión simplificada. Noé ha creado una mirada incisiva sobre la vida y la muerte a través del prisma de personas que no están preparadas para despedirse. El cineasta ha aportado una mirada aséptica sobre ese aferrarse a la vida en los momentos de declive, e invita a entrar en esa cuestión.

Vortex película
Copyright Filmin

Crudo e inevitable final

Vortex llega a un punto en su narrativa en el cual se entiende que las circunstancias vitales de la pareja no van a mejorar. La tarea de sobrellevar el acto final de la película se puede convertir en un ejercicio de tortura mental. Es una película difícil, incluso cruel, pero es fácil apreciar su razón de ser en conexión con la actual preocupación de Noé por la mortalidad. Quizás sea un intento de crear una película lo más cercana posible a la muerte, relacionada con su experiencia.

Vista de este modo, la película se convierte en un mecanismo de supervivencia. El nihilismo subyacente no ofrece catarsis alguna. En su lugar, sirve como una recreación contundente de la única certeza de la vida, somos conscientes de nuestra propia mortalidad. Vortex, aunque es visualmente cautivadora, funciona como una ventana a través de la cual contemplar la muerte desligada de la belleza de la vida. Al mismo tiempo que es un canto a la belleza de la memoria a través de las imágenes.

Reportaje de Vortex en días de Cine TVE

Únete a nuestro CANAL DE TELEGRAM

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí