El pasado 8 de enero llegó Vulva a Teatro del Barrio, tras el éxito obtenido en su estreno original en la Sala Mirador. Esta obra reflexiona sobre la culpabilidad que se ejerce sobre al mujer ante las problemáticas surgidas del sexo. Además, señala la dificultad de las mujeres a la hora de ser juzgadas por vivir su sexualidad, e, incluso, en ocasiones donde son las víctimas de la violación de su intimidad. Protagonizada por Silvia Vacas, Carmen Mayordomo, Mercedes Salvadores, Noemi Climent, Joaquín López-Bailo y Jesús Granda, está escrita y dirigida por Irene Herrero Miguel. Se puede disfrutar hasta el 29 de enero en Teatro del Barrio.
Reparto: Silvia Vacas Carmen Mayordomo Mercedes Salvadores Noemí Climent Jesús Granda Joaquín López-Ballo
Duración: 75 min. apróx. Dirección: Irene Herrero Miguel Dramaturgia: Irene Herrero Miguel Música original, videoescena y espacio sonoro: Alberto Martín Paz
Idea original de espacio escénico: Joaquín López-Bailo
Iluminación y cartelería: Jorge Simón
Producción: Pablo Villa Sánchez
Coreografía y movimiento: Merce Grané
Escenografía y vestuario: Arantxa Melero Producción: Las horas del humor
Tráiler de 'Vulva'
Sinopsis de 'Vulva'
Vulva nos lleva a un lunes de mierda. Todo el mundo anda hablando de lo mismo por los pasillos. Lucía, maestra de primaria, juraría que ha visto a un grupo de padres mirándola de reojo al entrar esta mañana al colegio, y el conserje ni siquiera la ha saludado. «¿Qué coño está pasando?», piensa Lucía. Y sus peores temores se confirman, se ha filtrado aquel vídeo que envió hace años y lo ha visto el colegio entero. Todos tienen una opinión al respecto y todos se hacen la misma pregunta: ¿Qué pasaría si ese vídeo llega a los niños? (TEATRO DEL BARRIO).
La mujer, víctima del escarnio
La difusión de contenido sensible y personal es uno de los problemas que debe hacer frente la sociedad integrada en las redes sociales y en la sobreexposición pública. Irene Herrero Miguel aborda cómo estos conflictos afectan de una manera más violenta a las mujeres, por el todavía machismo que impera en la educación heteropatriarcal que hay en la sociedad. A pesar de ofrecer un concepto de plena actualidad, no termina de concretizarse el camino por el que desea llegar a la reflexión. Por tanto, el espectador no llega a conectar cómo pudiera hacerlo, en especial, por tratarse de un tema de una magnitud de tal calibre. En consecuencia, da una sensación de denuncia, pero algo desordenada. El concepto está ahí, pero no fluye con la fuerza que podría adquirir y la dimensión que desea acaparar.
A pesar de explicar el contexto y los conflictos que surgen en torno a la pesadilla que debe vivir, se mencionan varios casos de la misma índole. Sin embargo, hay una sensación de poca profundización en la tragedia que supone tener que hacer frente al escarnio público injusto. Asimismo, el título de Vulva hace mención a la dificultad de hablar de sexo desde la perspectiva femenina, pero no terminan de encontrarse los puntos de anclaje que resuelvan el título para los espectadores. Casos mediáticos como el de Paris Hilton, Olvido Hormigos o Kim Kardashian, comparten similitudes con el trágico de Iveco, pero no llegan a abordarse en esta obra. En una denuncia de este tipo se necesita no solo una exposición de hechos, sino ahondar en la víctima y en su efecto. Ejemplos de una mejor gestión dramatúrgica es “La panadera”, que coincide en la temática principal.
La culpa
Silvia Vacas encara el protagonismo de Vulva, convirtiéndose en Lucía, la víctima donde la sociedad es el principal cómplice. Sin embargo, Vacas se pierde en la dramatización de la complejidad de las sensaciones que se pueden sentir en una situación de tal calibre. Por ende, el público comprende el nerviosismo, pero le falta una desnudez y una emoción más descarnada. Desgraciadamente, pasa factura al resultado global de la pieza teatral, ya que esa red sensitiva no se produce y mantiene la distancia constantemente con los asistentes. En contraste a ella, Carmen Mayordomo demuestra su experiencia en las tablas, con un trabajo actoral de calidad. Durante las distintas partes que aparece en escena, se valora que entre de lleno en su expresividad, acompañándola en la transformación constante. Gracias a ello, su interpretación se recuerda, incluso una vez finalizada la obra.
Por otro lado, Noemí Climent cumple con su función sobre la escena, aunque hay momentos donde no tiene la posibilidad temporal de mostrar aún más de su trabajo. Pese a ello, sostiene varias escenas, además de ejercer de puente entre los distintos personajes. Después, Joaquín López-Bailo aborda su interpretación desde una propuesta comedida, lo que provoca que haya partes en los que se echa en falta algo más de energía, un toque de potencia bien llevado. No obstante, su participación en aquellas escenas más performáticas expone su compromiso expresivo con la pieza teatral. Por lo que, de alguna manera, ejecuta de una manera más óptima el lenguaje corporal. Por último, Jesús Granda compone una actuación sólida, sosteniéndose en prismas que le permiten lucirse. En su conjunto, todos ellos, podrían formalizar una sinergia mejor planteada.
Dibujar la destrucción
No se puede negar que el concepto que investiga Vulva se realiza desde un esquema en el que se siente esas ganas de innovar y de preparar algo más allá de lo convencional. Por ende, el proyecto goza de una conjunción de estilos artísticos, donde también hay cabida para lo audiovisual. Por un lado, hay una ruptura de la linealidad del tiempo, lo cual es un acierto, dando un enfoque más atractivo y manteniendo la atención en el espectador. También hay que aplaudir la elección de dar un homenaje a la liberación femenina sexual, con distintos números que refleja visualmente este mensaje. No obstante, no se convierte en un golpe directo y mordaz, al suavizarse por no lograr encontrar una sublimación más orgánica entre los distintos elementos. Además, la relación con el texto pierde fuelle con el transcurrir de la obra.
A pesar de ser una pieza teatral de corta duración, el ritmo no mantiene un dinamismo constante, sino que hay partes en las que decae y se ralentiza en exceso. En consecuencia, puede haber espectadores que desconecten, al producirse una sensación de pesadez. Por otra parte, la estructura circular del inicio y el final, podría ser, sobre todo en la última parte, más visceral, pero pierde su oportunidad por un cierre más abrupto, aunque resolutivo. Aun así, es el comienzo de una pieza, que puliendo y sumergiéndose en las entrañas de la misma, de forma narrativa y artística, podría convertirse en un proyecto todavía más ambicioso del que es. A pesar de las vicisitudes que pasa la obra, se agradece que cada vez hayan más autores que afronten temas de realidad inmediata y señalen reflexiones que son necesarias en sociedad.
Conclusión
Vulva parte de un concepto de plena actualidad, como crítica al machismo imperamente en la sociedad y las consecuencias de la moralidad hiriente en la liberación sexual femenina. Por ende, abordar la problemática de las redes sociales y la difusión de material sensible es de gran interés. Sin embargo, no logra profundizar en ello, quedándose en una capa superficial, que no rompe en la emoción y la humanidad que desea provocar en el espectador. A pesar de ello, se aprecia la elección del tema. El reparto resuelve y en casos como Carmen Mayordomo se valora la calidad de su trabajo interpretativo. Por otro lado, la propuesta escénica mezcla distintos formatos y lenguajes, aunque todavía debe hallar una sinergia más consolidada. Una reflexión importante que se plantea desde un espacio desdibujado y borroso.