Haciendo su debut como directora, Rebecca Lenkiewicz ya se había hecho de un nombre importante dentro del mundo de la dramaturgia en Reino Unido, y posteriormente tuvo algunas incursiones interesantes en la industria cinematográfica, principalmente relacionadas con la guionización (Colette, Disobedience, Al descubierto). En esta ocasión, se estrena con Agua salada (Hot Milk), una película bien arraigada en la literatura onírica, que lamentablemente falla en construir una problemática mínimamente interesante y, por lo tanto, se limita a entregar una obra dispersa que no logra concretar aquello que aspira a proponer. Nominada al Oso de Oro a Mejor Película en el pasado Festival de Berlín no tiene fecha de estreno en salas de cine españolas.
Crítica de 'Agua salada (Hot Milk)'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Agua salada
Título original: Hot Milk
Reparto:
Emma Mackey (Sofia)
Fiona Shaw (Rose)
Vicky Krieps (Ingrid)
Vincent Pérez (Gómez)
Yann Gael (Matthew)
Patsy Ferran (Julieta)
Korina Gougouli (Alexandra)
Año: 2025
Duración: 92 min.
País: Reino Unido
Director: Rebecca Lenkiewicz
Guion: Rebecca Lenkiewicz. Novela: Deborah Levy
Fotografía: Christopher Blauvelt
Música: Mathew Herbert
Género: Drama
Distribuidor: Karma Films / Caramel Films
Clip de Agua salada (Hot Milk)
Sinopsis
Sofia y su madre Rose viajan desde Gran Bretaña a la costa de Almería. Lejos de la rutina y el control de su madre, Sofía explora nuevas libertades y conoce a la enigmática Ingrid. Entre secretos, deseos y resentimientos, la relación madre-hija se tensa al límite y Sofia se enfrentará a una incómoda verdad.
Un verano difuso y perdido
El recuerdo de un verano recibe a Rose y Sofía, madre e hija que llegan a la costa de Almería con la intención de encontrar una solución a la misteriosa enfermedad que ha obligado a Rose a vivir pegada a una silla de ruedas durante años. En medio de esta travesía, su hija Sofía estrechará más allá sus lazos personales con la zona y se encontrará en el camino con personas que seducirán su forma de ver la existencia, guiándola a través de sus propios deseos y sueños.
Las pinceladas de realismo mágico que Agua salada (Hot Milk) intenta explorar pierden su gracia tras el primer intento, y esas mismas escenas terminan rompiendo de forma constante con la ya de por sí mediocre línea dramática central. Sofía, quien funciona como el gancho inicial para los espectadores, nunca logra consolidarse como personaje, y su casi nula evolución a lo largo de la trama deja aún más en evidencia lo forzado de su desesperado desenlace.
Mar de pretensiones incompletas
El filme plantea desde un inicio conceptos narrativos y escénicos que, sobre el papel, suenan ambiciosos. Sin embargo, Agua salada (Hot Milk) transforma el eterno descanso de sus protagonistas en un relato de agonía insufrible y, por momentos, ridículo.
La directora pierde las riendas de su propia película al dejar que se sienta desangelada y ambigua en el peor de los sentidos. El sólido reparto, encabezado por nombres como Emma Mackey, Vicky Krieps y Fiona Shaw, está completamente desaprovechado, y en ocasiones nos encontramos con secuencias tan disparatadas que ni siquiera sus talentosas actrices son capaces de extraer un ápice de decencia dentro una obra que naufraga en sus propias intenciones.
Fallido sueño narrativo
Agua salada (Hot Milk) trata de mantenerse fija a su visión original, hasta que, en cierto punto, pareciera como si a mitad de camino intentara corregir sus errores introduciendo giros de guión que no conducen a ningún lado y recurriendo a elementos de géneros completamente ajenos a su esencia. La evolución que la película atraviesa desde sus primeros minutos hasta el final de los créditos evidencia la falta de lucidez a la hora de contar una historia coherente, optando por cambios abruptos e innecesarios que parecen estar ahí solo para provocar un mínimo impacto.
Conclusión de Agua salada (Hot Milk)
Resulta especialmente desconcertante el tan pobre resultado sacado de Agua salada (Hot Milk), un viaje de introspección y anhelos de sensualidad, al mismo tiempo que una búsqueda profunda en la compleja relación entre madre e hija. Propuestas que, sin duda, pudieron haberse encaminado hacia territorios mucho más interesantes, pero que, justo cuando debería ser reconfortante, opta por volverse lo más insoportable posible. Desde la construcción superficial de sus personajes hasta un último acto que, sumado a todo lo anterior, se siente como una broma de mal gusto.
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