"Alma y palabra. San Juan de la Cruz": Poesía contra el desasosiego

Alma y palabra. San Juan de la Cruz es un viaje espiritual hacia la interiorización, hacia el encuentro de uno mismo, del verdadero yo.

Juan de Yepes –nunca el sentido de excepcionalidad del epíteto San Juan tuvo tanta identidad– partiendo de las raíces religiosas y sociales de su época y de las atroces circunstancias que formaron parte de su vida –el encarcelamiento por parte de sus propios hermanos carmelitas– sale con su «casa sosegada» y con «ansias inflamada», al encuentro de su «amado», despojado del todo, para conseguir el Todo: la experiencia mística.

Utilizando la poesía, «único vehículo para comunicar los sentimientos», nos envuelve y nos va mostrando una subida plena de sensualidad: belleza, color, olor…, imágenes que nos van llevando al estado de plenitud y goce que sólo un alma como la suya puede alcanzar.

Un «no se qué», decía él; «certidumbres inexplicables», decía Paul Valéry. (CNTC). 

La vía purgativa

Al entrar en el teatro nos piden guardar silencio los breves momentos que faltan para que comience la función. En el escenario, Adriana, Lluís y Emili meditan profundamente. El Cristo crucificado de Velázquez, un piano y una vela encendida rodeada de flores completan el cuadro. La sensación es de honda sacralidad. El espectador, que viene de las concurridas calles del centro de Madrid y trae consigo sus circunstancias, necesita también unos minutos para prepararse. El silencio es el primer paso. La contemplación. La espera. La quietud. La renuncia.

Muchos son los caminos, nos recuerda Lluís Homar, por los que buscamos un bálsamo para el desasosiego: el zen, el yoga, la meditación. Muchas veces en lugares muy lejanos, olvidándonos de lo que tenemos más cerca.

La vía iluminativa

San Juan de la Cruz fue capaz como pocos de expresar con palabras experiencias  difícilmente imaginables para la mayoría de nosotros. Para narrar lo que resulta inefable se valió de imágenes, de metáforas y de paradojas que alzaron la lengua castellana a unas cotas de belleza inigualables. Acercarse a sus poemas es una experiencia trasformadora a muchos niveles. Lluís Homar, Adriana Ozores y Emili Brugalla nos conducen con maestría y delicadeza a través de la vida y la obra del místico. En sus voces, sus versos se elevan y nos elevan. Escuchar La noche oscura del alma interpretada por Adriana Ozores es una de las experiencias más bellas e intensas que se pueden imaginar.

La vía unitiva

Palabra, música y pintura se conjugan en este viaje estético y espiritual. La iluminación, obra de Dani Checa, de un tenue dorado baña a los actores con un esplendor que parece emanar del cuadro de Velázquez. La luz es un concepto crucial en la obra del poeta por lo que es un acierto concederle ese protagonismo. El conjunto es equilibrado y bello, plenamente renacentista en ese sentido. Pero también místico y paradójico, anticipando ya el Barroco.

Conclusión

Alma y Palabra es una exquisita propuesta escénica ofrecida por la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Los versos de San Juan de la Cruz alcanzan una belleza sublime en las voces de Lluís Homar y Adriana Ozores. La música de Frederic Mompou, interpretada por Emili Brugalla, y el Cristo crucificado de Velazquez acaban de crear el contexto donde los poemas del místico brillan con mayor esplendor. La energía que en el escenario crean la conjunción de la palabra poética, la música y la imagen es una experiencia profunda y única para el espectador. Alma y Palabra es una oportunidad inigualable para acercarse de forma vívida e intensa a la obra de uno de los poetas más deslumbrantes de nuestra literatura.

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