Jesús Sarmiento debuta en el teatro con Archipiélago, una obra teatral que habla sobre el descubrimiento personal y un choque frontal entre tres vidas que no volverán a ser las mismas. Protagonizada por Ángela Villar, el propio Sarmiento y Pablo Castañón, nominado recientemente a los Premios Cinemagavia 2022. Además, cuenta con la dirección de Jorge Gregorio y la colaboración especial de María Besoy. Tras su estreno el pasado 18 de febrero, se puede disfrutar hasta el 25 de marzo en Nave 73 a las 22:30 todos los viernes.



Archipiélago

Crítica de 'Archipiélago'

Ficha Técnica

Título: Archipiélago
Título original: Archipiélago

Reparto:
Ángela Villar
Pablo Castañón
Jesús Sarmiento

Con la colaboración de:
María Besoy

Duración: 90 min. apróx.
Dirección: Jorge Gregorio
Dramaturgia: Jesús Sarmiento
Ayudante de dirección: Juan de Mata Pérez
Iluminación y sonido:
Carla Jiménez
Escenografía, vestuario y diseño de cartel:
Luis Mayo
Fotografía y espacio audiovisual:
Miguel Morenza
Música y espacio sonoro:
Óscar Plano
Producción ejecutiva:
Belina Blue
Producción: Teatro Sin Red

Sinopsis de 'Archipiélago'

Archipiélago nos presenta a Paula y Óscar son una pareja feliz que llevan diez años casados y que comienzan una nueva aventura al mudarse a su nueva casa. La casa es el primero de una serie de proyectos comunes que esperan afrontar juntos.

Dani es un popular escritor que vive en el edificio al que se mudan. La llegada de la pareja será un soplo de aire fresco para él, que por fin tiene vecinos de su misma edad con los que compartir momentos.

Cuando sus caminos se crucen pasará algo que desencadenará cambios, conflictos y descubrimientos que harán que ya no vuelvan a ser los mismo… (NAVE 73). 



Archipiélago
Foto de Miguel Morenza

El cambio

Las relaciones personales emanan de la complejidad del propio ser humano y lo que se esconde detrás de cada uno. Así comienza Jesús Sarmiento Archipiélago, mostrando las heridas todavía vigentes en las vidas de sus protagonistas. A pesar de ambientarse esas primeras declaraciones en el recuerdo, la historia muestra las consecuencias de una vida en donde los miedos afloran y activan un protocolo de supervivencia personal. Sin duda, es una manera de comprender la manera en la que se mueven sus personajes y las decisiones que van tomando según se transforman sus realidades. No obstante, lo mejor del relato se halla en el cuidado que explora sobre la aceptación de uno mismo y cómo lo ya vivido no forma parte de una mentira perpetua, sino de la dificultad de asimilar lo inherente e inamovible de cada persona.

Gracias a ese tratamiento, se forma una emoción tierna, a la par que madura, donde se concreta lo difícil que puede ser liberarse de una losa tan fuerte. Asimismo, a partir de dicha columna vertebral, se formulan dos historias en paralelo que completan ese significado de miedo. Por un lado, el disfrute del sexo sin compromiso, que se escribe de una forma orgánica y realista. Aun así, podría ahondar aún más en esa vertiente, dado que ya sienta las primeras piedras de un debate que tiene potencial para llegar más hondo. Por otro, la realización personal, la independencia y las consecuencias colaterales del proceso de aceptación de otra persona. En este caso, el texto apuesta por una perspectiva cotidiana, que permite comprender. Además, es una obra que no busca juzgar, sino que el público puede conectar con cada uno de los tres personajes.

Nave 73
Foto de Miguel Morenza

El amor

Como las tres islas que se ven en escena, Archipiélago cuenta con Ángela Villar, Pablo Castañón y Jesús Sarmiento como protagonistas. En primer lugar, Villa realiza una interpretación llena de vida, con una energía orgánica que envuelve la obra de familiaridad y verosimilitud. Por tanto, hay una empatía cercana en torno a ella, que dibuja a su personaje sin florituras ni aditivos, dejando salir una expresividad que se mueve dentro de la cotidianidad. Con lo cual, su mayor fuerte se basa en mantener esa línea a lo largo de todo el montaje. También hay que destacar el ejercicio de contención en las escenas más álgidas de la pieza teatral, elevando esa humanidad costumbrista que asienta las bases de la personalidad de su personaje. Además, se siente la comodidad con la que interactúa con sus compañeros sobre las tablas.

Pablo Castañón se convierte en el eje principal de la obra. Al igual que se pudiera ver en “Helsinki”, utiliza esa mirada nostálgica para dar rienda suelta, interpretativamente, al remolino de emociones y pensamientos que hay sobre su personaje. Esa calidez, de la misma forma que su tono de voz adecuado, termina por adornar su trabajo sobre la escena. Sin embargo, como detalle, se echa en falta una mayor exposición de ese infierno interno de negación constante. La razón no es otra que no se visualiza su transformación de una manera tan contundente como pudiera. Después, Jesús Sarmiento está estupendo, con una fuerza que embadurna el espacio teatral. Desde su primera incursión sobre la escena, previo a empezar el espectáculo, se comprueba el compromiso e ilusión con la que enfrenta su labor escénica.

Nave 73
Foto de Miguel Morenza

La evolución

La propuesta teatral de Archipiélago es una composición visual que emula esas tres islas conjuntas, que crea una metáfora ya desde el principio de sus tres personajes. Cada uno tiene su parcela, cambiándose según las circunstancias por las que van pasando, siendo el salón la parte central de la acción. Esta estructura funciona a la perfección, siendo la habitación y el estudio satélites, completando la puesta en escena. La composición musical, al igual que las canciones elegidas, llevan a un ambiente distendido, incluso se podría decir que facilitan que haya un periplo que llega al feel-good. Los cambios de vestuario, así como las escenas más sugerentes se cuidan con atino, para evitar una sobreexplotación de lo físico y se mantengan dentro de una justificación que aporte al propio transcurso de la pieza teatral.

Una de las mejores partes de la obra es la colaboración de María Besoy, que está extraordinaria. Todas sus aportaciones son desternillantes, ofreciendo un trabajo que ayuda a destensar el ambiente. Cada vez que aparece se dibuja una sonrisa en el rostro de los espectadores, acompañándose de las risas que aparecen a continuación. Por lo que, claramente, es una de las decisiones más acertadas del montaje. Después, el ritmo es ligero, no se ralentiza absolutamente y cuenta con una duración certera. Por otro lado, hay que mencionar que mantener a los actores en la escena mientras el foco se lleva a otra parte, no fluye del todo y podría provocar cierta distracción entre los asistentes al no haber una motivación más consistente detrás. Aun así, son detalles que no deslucen el resultado global de la obra, que deja una sensación positiva entre los espectadores.

Archipiélago
Foto de Miguel Morenza

Conclusión de 'Archipiélago'

Archipiélago relata la dificultad de la aceptación y de la autonegación con lo que ello conlleva. Asimismo, afloran dos historias en paralelo, que completan el significado del miedo y lo que provoca el trauma. Aun así, lo realiza desde un prisma cotidiano y luminoso, con una calidez que hace que se cree una energía agradable. Por otro lado, su elenco está estupendo, destacando una maravillosa Ángela Villar. También hay que aplaudir la propuesta escénica, que ha sabido captar esas “islas” personales y ha terminado de asentar el ambiente que se desea generar sobre las tablas. Tremenda María Besoy en su colaboración. El cambio se presenta en la escena con una reflexión que apuesta por la cercanía y la verdad.

Únete a nuestro CANAL DE TELEGRAM

CINEMAGAVIA
7,7 / 10
77 %
Artículo anterior"Fabian": espíritu decadente y fatalista en la República de Weimar
Artículo siguiente"Los despiertos", de José Troncoso, se estrena en Teatro del Barrio del 9 al 20 de marzo
Diego Da Costa
Subdirector de Cinemagavia. Comunicólogo audiovisual por la UCM y Máster en Comunicación en la Red por la UNED. Miembro de EGEDA (Premios Forqué) e Ingeniero Audiovisual en Ricoh España. Co-creador de la compañía artística La Joie de la Colina. Como diría Elizabeth Taylor: "Las ideas mueven el mundo sólo si antes se han transformado en sentimientos".
archipielago-critica-teatroRelata la dificultad de la aceptación y de la autonegación con lo que ello conlleva. Asimismo, afloran dos historias en paralelo, que completan el significado del miedo y lo que provoca el trauma. Por otro lado, su elenco está estupendo, destacando una maravillosa Ángela Villar. También hay que aplaudir la propuesta escénica, que ha sabido captar esas “islas” personales y ha terminado de asentar el ambiente que se desea generar sobre las tablas. Tremenda María Besoy en su colaboración. El cambio se presenta en la escena con una reflexión que apuesta por la cercanía y la verdad.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí