Original de Netflix, El asedio de Jadotville se estrenó en 2016, menos de un año después de que la plataforma llegara a España. Para cuando alcanzó cierta importancia, ya había quedado rezagada. Hoy es una de esas pequeñas joyas con las que tropezarse. Merece la pena recordarla para quien no la haya disfrutado aún. Esta cinta narra la historia de un grupo de soldados irlandeses que, tras sufrir un duro asedio, también quedaron en el olvido.
Crítica de 'El asedio de Jadotville'
Resumen
Ficha Técnica
Título: El asedio de Jadotville
Título original: The Siege of Jadotville
Reparto:
Jamie Dornan (Patrick Quinlan)
Guillaume Canet (Rene Faulques)
Mark Strong (Conor Cruise O'Brien)
Emmanuelle Seigner (Madame LaFontagne)
Jason O'Mara (Jack Prendergast)
Mikael Persbrandt (Dag Hammarskjold)
Sam Keeley (Bill (Sniper) Ready)
Robert Hobbs (Kane)
Conor MacNeill (Operador de radio)
Fionn O'Shea (William Reidy)
Alexander Tops (Médico)
Jordan Mifsud (John Donnelly)
Año: 2016
Duración: 108 min.
País: Irlanda
Director: Richie Smyth
Guion: Kevin Brodbin (Novela: Declan Power)
Fotografía: Nikolaus Summerer
Música: Joseph Trapanese
Género: Bélico. Acción
Distribuidor: Netflix
Tráiler de 'El asedio de Jadotville'
Sinopsis de de 'El asedio de Jadotville'
El asedio de Jadotville narra una historia real. En 1961, el batallón de irlandeses de la ONU comandado por Patrick Quinlan fue sitiado por un contingente de 3.000 congoleños, liderados por mercenarios franceses y belgas a sueldo de compañías mineras. Jamie Dornan interpreta al comandante irlandés Patrick Quinlan y Guillaume Canet encarna al comandante francés Falques. (Netflix España)
Dónde se puede ver la película
Cuando Netflix se eclipsa a sí mismo
La variedad del repertorio de Netflix provoca que a veces se pasen por alto productos potentes. Pese a haber tenido una buena acogida inicial, El asedio de Jadotville quedó eclipsada enseguida por un mar de ofertas de entretenimiento. El complejo (y casi juzgable) funcionamiento de la plataforma provoca que, si no has visto películas similares, no te la recomiende (ni siquiera te aparecerá en el menú inicial).
A menos que seas un aficionado al género bélico, es extraño que Netflix te haya plantado delante esta propuesta: su propio producto, El asedio de Jadotville. Así que aprovecho, no solo para recomendártela, sino también para animarte a salir de la zona de confort que Netflix ha construido para ti, que investigues y te arriesgues. Encontrarás pequeños placeres como este.
Situarnos en la historia
A veces el cine bélico peca de confundirnos ya sea en el combate en sí, sobre el terreno, la estrategia o el entorno social y político que rodea la trama. Con algunos sucesos en concreto se da por sentado que se conoce el conflicto general que sirve de escenario y entran rápidamente al meollo del asunto. Esto es un juego fácil cuando se trata de hechos históricos conocidos por todos a mayor o menor nivel. Pero infinidad de entramados económicos y políticos se escapan de nuestra cultura general. Centenares de enfrentamientos se dan a diario sin que apenas conozcamos los motivos. Esta es una de esas ocasiones. Un pequeño gran capítulo de la historia reciente quedó en el olvido y con él, sus protagonistas.
El director de El Asedio de Jadotville, Richie Smyth, se esfuerza por mostrar claramente la situación y el entorno sin por ello llevar de la mano al espectador de forma excesiva. Todas las presentaciones (protagonistas, entorno y situación histórica) son rápidas, concretas y eficaces. Enseguida estamos totalmente inmersos en la historia, aunque jamás hubiéramos oído hablar de las valiosas minas de uranio de Shinkolobwe o de la primera batalla del ejército irlandés contra un país extranjero. Tras esto, la trama política pasa a un segundo plano que puede resultar algo confuso por momentos.
Una historia olvidada
En 1961 el Congo intenta recuperar Katanga, que lucha por su independencia con la ayuda de Bélgica y Francia. El motivo de este apoyo son las minas del mismo uranio que se utilizó para las bombas de Hiroshima y Nagasaki. Es decir, un producto realmente valioso por el poder que poseerlo implica. Apenas una década y media después del fin de la Segunda Guerra Mundial se intenta evitar a toda costa un nuevo conflicto. Para ello, la ONU envía un pelotón de 150 soldados irlandeses denominado Compañía A, liderada por el comandante Patrick Quinlan (Jamie Dornan). Sin embargo, cuando son atacados por miles de congoleños dirigidos por mercenarios, se encuentran rápidamente desprotegidos y en clara desventaja. Comenzó así el poco conocido Asedio de Jadotville.
Narrado con esmero
Si bien es cierto que cuando salimos del campo de batalla tropieza un poco el ritmo narrativo, toda escena en pleno asedio merece la pena. El nerviosismo es contagioso y mantiene un buen equilibrio sin caer en un desenfrenado intercambio de ataques. Centrándose en la posición de tres personajes esenciales consiguen que no perdamos detalle de lo que sucede ni marearnos entre carreras, disparos y respiros.
El asedio de Jadotville disimula con elegancia la humildad de la historia que cuenta y de los recursos de los que dispone para hacerlo. Pero en alguna ocasión nos cojea el guion. Pese a tener una presentación estupenda, según avanzamos hacia el nudo, algunas conversaciones se nos pueden hacer algo confusas y poco realistas. Construidas a base de frases algo huecas y estereotipadas, solo consiguen restar profundidad. Es decir, no perderemos el hilo de lo que ocurre, pero en algún momento no comprendemos (ni hablar ya de empatizar) las motivaciones o ideales, especialmente con quienes llevan el peso de la trama política.
La dosis exacta
No hay exceso de escenas lacrimógenas ni patrióticas. Esta película, a diferencia de otras, no busca la gloria ni el aplauso fácil de un público enternecido momentáneamente. Busca contar la verdad de un grupo de soldados cuya proeza quedó en el olvido entre burocracia y burdo politiqueo.
El peso recae en muy pocos personajes. Jamie Dornan (50 sombras de Grey) da vida al comandante Patrick Quinlan, un esmerado militar que deberá dirigir a sus hombres durante los ataques. El sobreesfuerzo que Dornan hace para interpretar a este complejo personaje es de agradecer, aunque no llegue a brillar. Lo que Jamie Dornan pretende que sea una frialdad calculada digna de un líder en semejante situación, no es más que un rostro demasiado inexpresivo.
Lo mismo ocurre con la cinta en sí, que mantiene el tipo pese a sus fallos. Por suerte no estira el chicle en exceso, nos deja con la dosis adecuada de emoción y entretenimiento. Estamos ante una película que sabe cuando frenar y cuando acelerar sin llegar a tropezar del todo. Una película que nos atrapará transcurridos los primeros minutos. Esta cinta irlandesa tiene muy claro lo que nos quiere mostrar y se entretiene en florituras lo justo.
Conclusión de 'El asedio de Jadotville'
El asedio de Jadotville es un homenaje a aquellos irlandeses a los que no se les reconoció la valentía que mostraron. Es un pequeño episodio histórico contado con cariño y humildad. Emotiva y emocionante, la tensión no flaquea, capta nuestra atención con rapidez y sabe recuperarla cuando la perdemos. Vale la pena descubrirla entre tantas opciones, seguro que es más de lo que te esperas.
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