El pasado 5 de febrero de 2021 llegó a los escenarios Asesinos todos, de Jordi Sánchez y Pep Anton Gómez, éste último también dirige la obra. Es una co-producción de Arequipa Producciones y Pentación Espectáculos. Además, reúne a cuatro figuras muy bien valoradas en la industria cultural, como son Carlos Sobera, Neus Asensi, Elisa Matilla y Ángel Pardo. Se puede disfrutar en el Teatro Reina Victoria, de miércoles a sábado. Los miércoles, jueves y viernes, a las 19:30 horas, y, desde marzo, a las 20 horas, los sábados a las 18:00 y 20:30 y los domingos a las 18:00 horas.



Estreno Asesinos todos

Crítica de 'Asesinos todos'

Ficha Técnica

Título: Asesinos todos
Título original: Asesinos todos

Reparto:
Carlos Sobera (Pepe)
Neus Asensi (Diana)
Elisa Matilla (Loli)
Ángel Pardo (Manolo)

Duración: 95 min. apróx.
Dirección: Pep Anton Gómez
Dramaturgia: Jordi Sánchez y Pep Anton Gómez
Diseño de escenografía: Silvia de Marta
Vestuario: Guadalupe Valero
Diseño de iluminación: José Manuel Guerra
Música: Pere Hernández
Jefe técnico: Ricardo Romanos
Regidor: Javier Díaz
Técnico de Luces y Sonido: Ricardo Romanos
Producción: Carla Molinari
Construcción Escenografía: Mambo Decorados
Fotografía y Diseño gráfico: Javier Naval
Fotos escena: Pepe H.
Productores ejecutivos: Jesús Cimarro, Pep Anton Gómez y Carlos Sobera
Producción: Pentación Espectáculos y Arequipa Producciones

Tráiler de 'Asesinos todos'

Sinopsis de 'Asesinos todos'

A Manolo le hacen el vacío en el trabajo. O eso piensa él. Y su mujer, Loli, harta de verlo deprimido y llorando por las esquinas, lo tiene claro. Esto no puede continuar así. Algo habrá que hacer.

Pepe y Diana, íntimos de Manolo y Loli, no dan crédito a sus ojos. La madre de Pepe acaba de volver de un viaje del IMSERSO. Pero acompañada. Por un ruso. De 25 años. Y lo que quiere el ruso no lo duda nadie: desplumar a la madre. De paso, a Pepe, el hijo. Y a la nuera, Diana. O eso piensan ellos. Y Pepe y Diana lo tienen claro. Esto no puede ser. Algo habrá que hacer.

Y Pepe, y Diana, y Loli y Manolo una noche quedan para cenar. Entre plato y plato, surge la idea. "Extraños en un tren". Porque algo habrá que hacer. "Vosotros os ocupáis de los jefes de Manolo y nosotros de vuestro ruso".

Y así, como quien no quiere la cosa, aparecen todas las rabias, y todos los miedos, y todas las miserias. Y ponen en marcha el mecanismo infernal. Convocan al diablo, sí. Despiertan a la bestia que todos llevamos dentro. Y, una vez despierta, a ver quién la para. Porque aquí, Asesinos todos. O si no, que tire la primera piedra quien no haya tenido alguna vez ganas de matar a alguien... Nadie, ¿verdad? Pues eso, Asesinos todos.

Porque algo habrá que hacer.
Una comedia, por cierto. (PENTACIÓN ESPECTÁCULOS).



Asesinos todos
Foto de Javier Naval

Enredando el conflicto

Pep Anton Gómez y Jordi Sánchez traen un universo lleno de comicidad y personajes, donde lo cotidiano se lleva a lo extremo. En Asesinos todos se muestran dos parejas, que se ven unidad por una serie de catástrofes llenas de hilaridad y socarronería. Gracias a un libreto en el que se observan verdaderos puntos de pura comedia, que desembocan en auténticas carcajadas sobre el público. De esta manera, se revela el gran atino de sus creadores en la esencia primigenia de su guion, lo que indica una buena trayectoria en el humor y los esperpentos cercanos que se hacen patentes a lo largo de la pieza teatral. Además, se ve una influencia de la propia cultura popular española más cañí, con ese aroma a rutina, pero con la suficiente personalidad para no caer en lo banal.

Sin embargo, todo ese buen uso de la comedia se ve disminuido en una conjunción difuminada en todo el conglomerado. Es decir, el guion presenta escenas que son todo un torrente de risas, pero se ven acompañadas por momentos en los que no se conecta con el público. Por lo tanto, el espectador se encuentra atento, pero en dichas partes pierde ese enganche que se fragua en otras partes. Aun así, en las últimas escenas, ese terremoto de situaciones logra no tener paréntesis en su ejecución y demuestra que sí se puede mantener en alto. Luego, hay que mencionar que hay cierto dialogo que, se sabe perfectamente que no es la intención, pero puede resultar algo incómodo y no se comprende su finalidad. Hay cierto lenguaje que, en la actualidad, y por el significado que hay detrás, sería preferible evitar y menos en el contexto que sucede.

Pentación Espectáculos
Foto de Javier Naval

Vecinos y cómplices

El equipo actoral con el que cuenta Asesinos todos es reconocido por el gran público, por su trayectoria en el medio artístico. Para comenzar, Carlos Sobera demuestra tener una buena gestión de la comedia y la gran experiencia que le avala detrás. En todo momento se presenta con una naturalidad totalmente completa, lo que hace que resuelva su personaje a la perfección. Asimismo, hay que destacar su expresividad orgánica para mimetizarse con la locura del medio. Después, se encuentra acompañado por Neus Asensi, la cual aborda su trabajo desde una perspectiva más tranquila y relajada. En las primeras escenas, se echa en falta más expresividad, pero, una vez arranca, saca partido a sus apariciones en escenas. Así, se comprende el planteamiento de su personaje. De esta manera, encaja con el resto de sus compañeros.

Elisa Matilla, por su lado, se corona como la auténtica revelación de la obra, encumbrándose  con cada una de las escenas que realiza. Exagerada, pasional, firme y con grandes dosis de mala leche, Matilla capta absolutamente a su personaje. Es más, es complicado controlar para no caer en el exceso y Matilla lo hace, a pesar de lo histriónica que es su Loli. Por esa razón, es de aplaudir que haya sabido llevarlo a cabo con tal maestría y ser ese puro torrente de carisma, que es imposible no destacar de su gran talento. Por último, pero no menos importante, Ángel Pardo, el cual se crece y entra al juego sin ningún tipo de problema. Gracias a ello, se despierta una sinergia con el resto de sus compañeros, lo que hace que el público confraternice fácilmente con su Manolo.

Pentación Espectáculos
Foto de Javier Naval

Sospechas

El espacio escénico de Asesinos todos no busca una complicación exacerbada, ya que su verdadero fuerte se deja hacia la propia acción, movimiento y coreografía de los actores por el escenario. Aun así, no han descuidado que encaje visualmente, que haya una combinación elegante en el atrezzo utilizado. Es cierto que sorprende que no haya más objetos sobre la escena, lo que hace que, a veces, falte mayor interacción con el entorno. Pese a ello, luego se redimen con los distintos detalles que ofrecen, lo que demuestra mimo en la dirección artística del proyecto. Aun así, lo mejor que tiene la pieza es una composición de iluminación muy apropiada, que permite al espectador colocarse y no perderse en la estructura de la propia obra. Así es posible suplir ciertas desconexiones que se producen desde la dramaturgia, pero se reconducen desde lo estético.

El montaje de la obra es notable, donde se observa un ritmo llevadero, donde sólo flaquea en aquellos momentos en los que falta más garra y actividad. Con lo cual, divierte y entretiene de una forma notoria, conservándose el espíritu que plantea la propia obra. Es cierto que podría haber sido todavía más dinámica en su esquema, dar mayor dosis de energía para obtener una conjunción más redonda. Lo mismo suceder con los cambios de escena, donde se echa en falta una mayor fluidez. A pesar de ello, se valora positivamente que el resultado general sea una experiencia gratificante para el público, quien sale con un buen sabor de boca y con un ambiente mayormente distendido. Por lo tanto, cumple su intención, pudiendo mejorar en aquellos matices que pueden todavía brillar más de lo que hacen.

Asesinos todos
Foto de Javier Naval

Conclusión

Asesinos todos es una comedia disfrutable, que deja momentos llenos de humor, hilaridad y una buena ejecución de las situaciones irreverentes que suceden. Únicamente, hay partes que no obtienen la misma conexión que otras de mayor energía. Asimismo, se encuentran con un reparto en alza, sobre todo por una magnífica Elisa Matilla y un estupendo Carlos Sobera. A nivel técnico, hay un ritmo llevadero, que a veces no obtiene la fluidez en todos sus aspectos. Risas aseguradas en un laberinto de situaciones extremas, que entretienen sin problema al público.

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