El pasado 4 de mayo se estrenaba en la Sala Francisco Nieva del Centro Dramático Nacional, en Madrid, la obra Canción para volver a casa de la dramaturga catalana Denise Despeyroux. Esta comedia cuenta con un reparto compuesto por Mamen Duch, Marta Pérez, Carme Pla, Albert Ribalta y Àgata Roca. Y en palabras de su autora, es  “una comedia desesperada donde varios seres extraviados encuentran formas extrañas de estar juntos”.



Canción para volver a casa

Crítica de 'Canción para volver a casa'

Ficha Técnica

Título: Canción para volver a casa
Título original: Canción para volver a casa

Reparto:
Mamen Duch
Marta Pérez
Carme Pla
Albert Ribalta
Àgata Roca

Duración: 90 min. apróx.
Dirección: Denise Despeyroux
Dramaturgia: Denise Despeyroux
Escenografía: Alejandro Andújar
Vestuario:
Mamen Duch
Iluminación:
Rubèn Taltavull y Jordi Thomàs
Música original:
Pablo Despeyroux
Voz canción:
Charo Tris
Sonido:
Roger Ábalos
Ayudante de dirección:
Carles Armengol
Ayudante de escenografía:
Sergi Corbera
Fotografía:
Kiku Piñol, Noemí Elias y Marçal Vaquer
Vídeo:
Mar Orfila
Producción: T de Teatre,
con la colaboración de Grec 2019 Festival de Barcelona y el apoyo de Institut Català de les Empreses Culturals (Generalitat de Catalunya)

Tráiler de 'Canción para volver a casa'

Sinopsis de 'Canción para volver a casa'

Las criadas nos presenta a Renata, en plena crisis existencial. Engatusa a Rita y a Greta para que acudan a visitarla al viejo caserón heredado de su madre en un remoto pueblo catalán.

Veintiséis años atrás, las tres fueron responsables del primer gran éxito del dramaturgo escocés Malcolm Logan; ahora no son nada. Quiere el destino que mientras se teje este reencuentro coincidan dos hechos más. Por un lado, el célebre dramaturgo, de siempre un lobo estepario que huye de la sociedad, decide retirarse en la cumbre de su carrera para irse a vivir al bosque.

Por otra parte, Jonás, hipnotista experto, acaba de vivir, junto a su ayudante Valentina, un suceso trágico que lo mantiene pendiente de un juicio. Cuando las tres amigas y los dos fugitivos coinciden en la taberna del pueblo, Renata no tiene la menor duda: ese hombre de semblante atormentado es Malcolm Logan y hay que convencerlo de que escriba para ellas su último y definitivo éxito. Por su parte Jonás, en plena crisis de identidad, no dejará pasar esa oportunidad de convertirse en el célebre y enigmático genio. (CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL). 



Canción para volver a casa
Foto de Centro Dramático Nacional

Puesta en escena y decorados

Un escenario sobrio y mucha imaginación son las claves de sus decorados. Una plataforma sin paredes y sin fondo. Simple y suficiente. Esta sencillez acompaña, y permite ser mejor percibidos, a los intérpretes. El espectador queda obligado a mirar al que articula palabras, pues no hay mucho más para distraerle. 

La sencillez no implica escasez. Durante parte de Canción para volver a casa se emplean focos como recurso para dirigir la mirada de las butacas. La sala quedó en completa oscuridad frente a una luz que daba la palabra a quien correspondiera. Esta dinámica es cambiante, pues llega un punto determinado en que conviven ambos focos de atención, hasta converger en uno solo.

CDN
Foto de Centro Dramático Nacional

Efecto Pulp Fiction

Si bien la autora habla del continuo reencuentro, de esos “seres extraviados” que protagonizan su historia; se puede hablar de una coincidencia muy bien integrada. En la escena del bar en mesas separadas, bajo la misma televisión, pura coincidencia y mera casualidad. La vida misma llevada a la caracterización.

Personajes tipo 

Las tres amigas protagonistas: Rita, Greta y Renata representan un perfil muy distinguido cada una de ellas, pese a estar atravesadas por la misma experiencia. Ellas son tres mujeres que añoran los mejores años de su vida; pero que siguen viviendo. Una es romántica, otra deprimida y la última anda desesperada. 

Por otro lado, el personaje que interpreta Albert Ribalta, tanto Jonás como Malcom Logan, representan a esa desesperación inasumible de alguien que consigue siempre lo que quiere, es alguien sin límites. Su personaje, un hipnótico experto, trae el punto de ficción a esta historia tan humana.

CDN
Foto de Centro Dramático Nacional

Valentina, por otro lado, es un personaje arquetípico, una ayudante que sucumbe a los encantos de su ayudado. Pero eso no quita importancia al papel de cordura que trae a la cabeza de su acompañado.

Y para terminar, cabe mencionar a la que aúna sendos multiversos sociales de la trama: la hija de Greta. Una ausencia (también en Canción para volver a casa) que cede su presencia a los desconocidos.

Conclusión

He salido de aquel patio de butacas. De aquella sala sin telón y casi vacía, ilusos aquellos que no compraron su entrada. Salgo de allí, de escuchar las conversaciones que me han llovido bajo el techo del Valle-Inclán. Salgo de escuchar las conversaciones que he sentido mías; con palabras que alguna vez han sido mías y que están en ese escenario cada tarde ante extraños. Ver Canción para volver a casa ha sido como ver un reflejo de algo que me acompaña en los espejos de la ciudad.

Canción para volver a casa
Foto de Centro Dramático Nacional

La propia autora decía que para ella trata de que “la vida a veces es algo tan simple y complejo como eso: una aventura que se prolonga pero no deja de ser un regreso al hogar, al cobijo, al lugar originario donde un día pertenecimos, un reencuentro del alma consigo misma después de haberse extraviado de formas inesperadas. Un adulto es alguien que debe fundar su propio hogar, al tiempo que va encontrando su lugar en el mundo.” Y así lo lleva a escena, mediante un uso muy sutil de las conversaciones ajenas nos permite (a los espectadores) llegar a esas mismas conclusiones. 

Hablaban y hablaban en la obra y no importaba el tema central; sino el giro a su alrededor, la vuelta a casa que siempre aguardaba para ser resuelta detrás de sus diálogos. Ellos (los personajes) hablaban del retorno de lo que se va sin explicación, que el sentido de la vida reside en cerrar los ciclos pendientes, de que los vínculos prevalecen por encima de las relaciones, de la espera a quien no necesitas que vuelva pero inevitablemente esperas, de que nadie es capaz de determinar el principio de nada, y de que antes de celebrar un principio, hay que festejar un final... y yo que hace tiempo que solo festejo finales y auguro principios sigo saliendo de la obra. Supongo que este pensamiento es mi canción de vuelta a casa (y después de ver la obra casi irónico), uno tan humano como de escenario.

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CINEMAGAVIA
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Paula Villagra Domínguez
Actualmente soy estudiante de Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III de Madrid. He pasado la mayor parte de mi vida en un pueblito muy pequeño del sur de Burgos, de donde nace mi nostalgia por lo rural. En la actualidad resido en la capital, entre transeúntes, madrileños y compañeros de butaca.
cancion-para-volver-a-casa-critica-teatroHe salido de aquel patio de butacas. De aquella sala sin telón y casi vacía, ilusos aquellos que no compraron su entrada. Salgo de allí, de escuchar las conversaciones que me han llovido bajo el techo del Valle-Inclán. Salgo de escuchar las conversaciones que he sentido mías; con palabras que alguna vez han sido mías y que están en ese escenario cada tarde ante extraños. Ver Canción para volver a casa ha sido como ver un reflejo de algo que me acompaña en los espejos de la ciudad.

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