Hernán Brave dirige y escribe Chicas de juernes, obra que ha recorrido varios teatros madrileños, entre ellos el Centro Miguel Cervantes y actualmente, se encuentra en el Teatro de las Aguas en su segunda temporada, hasta el 30 de noviembre. Una producción de Babylon Teatro, protagonizada por Cecilia Cobos, Mercedes Ruiz y Virginia Torrejón. Ha sido muy valorada por la crítica y por el público.
Crítica de 'Chicas de juernes'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Chicas de juernes
Título original: Chicas de juernes
Reparto:
Cecilia Cobos (Clara)
Mercedes Ruiz (Mary)
Virginia Torrejón (Victoria)
Duración: 80 min
Dirección: Hernán Brave
Dramaturgia: Hernán Brave
Género: Comedia
Productora: Babylon Teatro
Tráiler de 'Chicas de juernes'
Sinopsis de 'Chicas de juernes'
Chicas de juernes es una comedia que defiende que la edad y las dificultades de la vida no son tan problemáticas si se pueden compartir. Como cada año, las tres protagonistas se reúnen para pasar una particular noche de chicas, contándose todo lo que les ha sucedido en los últimos 12 meses y rememorando las batallitas del pasado cuando salían a comerse Madrid. Bueno, a beberse Madrid, más bien. (BABYLON TEATRO).
Hermanas de sangre
Hernán Brave dirige y escribe Chicas de juernes, una obra que sigue a tres amigas en su reunión anual de cada primer jueves de noviembre. La dramaturgia emana una frescura desde sus primeras escenas, creando una historia que habla con una naturalidad muy cercana. Los personajes que intervienen en la obra parten de tres estereotipos sociales, que son común en la sociedad como la bohemia, la pija y la de barrio, pero el texto de Brave les da un contexto personal que les dota de una personalidad única. Hay un sello personal, que podría perfectamente venir influenciado por grandes creadores de historias como Pedro Almodóvar. Hay un realismo llevado al extremo, sin caer en la comedia redundante y ofreciendo grandes dosis de humor con histrionismo, pero con pinceladas de drama que equilibran la obra.
Otro de los puntos más destacables de la obra teatral es la variada temática que se va desarrollando a lo largo de sus escenas: el síndrome del nido vacío, la maternidad, las relaciones personales, la amistad e incluso, los miedos por el paso del tiempo, pero lo más importante: esa unión que nace de una amistad real. Únicamente, hubiera faltado un poco más de sorpresa, pero tampoco juega en contra. Es una obra sanadora, que permite al espectador conectar en todo momento con sus personajes y lo que están viviendo. Sí que es cierto que puede haber mayor conexión con un público femenino, pero no significa que el target masculino no pueda disfrutarla igual. El humor está muy bien estructurado y han sabido encontrar los 'gags' dialécticos y físicos apropiados. Hay una química espléndida.
El histrionismo perfecto
El reparto de Chicas de juernes es brillante, las tres actrices forman un combo perfecto. Tienen una sinergia entre las tres que va creciendo durante toda la obra y produce una explosión de talento que es de apreciar. Hay que destacar, sobre todo, la gran interpretación de Mercedes Ruiz como Mary. Es sorprendente la manera en la que se transforma totalmente y se mimetiza con su personaje. Ofrece una clase magistral actoral. Tiene un lenguaje expresivo impresionante, luego, esa capacidad de transformación, incluso cambiando la manera de hablar y creando un personaje que inunda el escenario. También sabe medir esa capacidad humorística, para no caer en el exceso, lo que hace que su actuación sea impoluta. En ella recae el mayor peso de la acción, aunque sí es verdad que sabe apoyarse perfectamente en sus compañeras.
Cecilia Cobos es la encargada de dar vida a Clara, la artista bohemia. La actriz muestra un carácter en escena que es de valorar. De las tres, a Cobos le permite jugar con esa sensibilidad que se esconde tras una máscara de firmeza. Por lo tanto, le da una identidad muy singular y le posibilita ser la piedra angular entre las dos personalidades tan extremas de los otros dos personajes. Además, de tener una viveza corporal muy enérgica. Por último, Virginia Torrejón se mete en la piel de Victoria. La actriz da esa imagen de superficialidad, que rompe según va componiéndose la historia. Ofrece esa visión de malestar y de ser víctima de la dictadura del bienestar. Torrejón da esa pizca de candidez incorrecta, que junto a sus tres compañeras, dan un producto socarrón y efectivo.
Noche de chicas
El Teatro de las Aguas es el encargado de acoger Chicas de juernes. El escenario cobra vida con el decorado, que recrea perfectamente el salón de uno de los personajes. Hay que reconocer que los elementos que hay en escena tienen una función imprescindible y todos ellos acaban teniendo repercusión en el transcurso de la acción. Se agradece que haya esa interacción con el espacio y crea un dinamismo que ensalza la propia obra. Lo mismo ocurre con la composición del fuera de plano, que da mayor viveza a la obra y hace que la historia se expanda con acierto. Transmite esa cotidianidad que es uno de los ingredientes más atractivos de la obra. Las expresiones del día a día logran enfatizar esta facción, lo que instaura ese enlace tan familiar y próximo.
El vestuario de las actrices cuida la imagen y la identidad de cada uno de los personajes, pudiendo, de esta manera, crear una identificación directa. Es lógico que haya esa intencionalidad arquetipa, dado que contribuye al propio entendimiento de la obra sin el diálogo. Luego, hay que comentar la banda sonora y ese momento musical que seduce al propio espectador, que sigue la sintonía de buen rollo y aunque no es necesario, se disfruta mucho. También hay que destacar el buen ritmo que se crea, lo que hace que sea dinámica y en ningún momento se estanque. Además, se puede subrayar que es increíble como la puesta en escena es satisfactoria, dado que las carcajadas no se producen en pocos momentos, sino que es constante. El público acaba cautivado por la obra de principio a fin, incluyendo ese desenlace tan emocional, pero sin perder el humor.
Conclusión
Chicas de juernes es una obra cómica que mantiene un ritmo dinámico y las carcajadas siguen un esquema continuo. Las tres actrices son brillantes, en especial, Mercedes Ruiz como Mary, dando una lección interpretativa a grandes niveles. Las tres actrices forman un combo con tanta sinergia, que lo transmiten en todo momento al espectador. El guion es fresco, verosímil, socarrón y muy actual. La puesta en escena no solamente aprovecha todo el espacio, sino que sabe transmitir con fueras de plano, la utilidad de los elementos en escena e incluso, la música y los efectos. Es una obra muy cercana como la vida misma, por lo que no es extraño que los asistentes acaben encantados. Comedia en estado puro.