Sander es el novio de Ida, quien ha desaparecido recientemente. Ansiando desentrañar la verdad tras su desaparición, el padre y el hermano de Ida interrogan en profundidad a Sander. Con esta sencilla premisa llega Copenhague no existe, la segunda película del director danés Martin Skovberg (Brakland). El guion es una adaptación de la novela Sander (1998) del noruego Terje Holtet Larsen, y está a cargo de Eskil Vogt, a quien le sobran las presentaciones después de ser nominado al Oscar a mejor guion original por La peor persona del mundo. Aunque el punto de inicio está claro, el desarrollo no lo es en absoluto. Para saber la verdad sobre Ida nos zambulliremos en los recuerdos de Sander, envueltos en la neblina de la memoria y filtrados por su subjetividad. El 3 de noviembre de 2023 se estrena en Filmin.
Crítica de 'Copenhague no existe'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Copenhague no existe
Título original: København findes ikke
Reparto:
Zlatko Buric (Porath)
Angela Bundalovic (Ida)
Christopher Læssø (Marcello)
Ella Schartner (Amalie)
Vilmer Trier Brøgger (Viktor)
Jonas Holst Schmidt (Sander)
Ricardo Sundin (Policía sueca)
Año: 2023
Duración: 99 min.
País: Dinamarca
Director: Martin Skovbjerg
Guion: Eskil Vogt
Fotografía: Jacob Møller
Música: Av Av Av, Anders Dixen, August Fenger, Martin Skovbjerg
Género: Drama
Distribuidor: Filmin
Tráiler de 'Copenhague no existe'
Sinopsis
Eskil Vogt, guionista de "La peor persona del mundo" y director de reconocidas películas como "Blind" o "The Innocents", escribe aquí este envolvente drama en el que el novio de una joven desaparecida se deja interrogar con toda clase de detalles por el padre y el hermano de esta. Un interrogatorio que servirá para explicar la historia de ambos y (quizás) aplacar las dudas que tienen los familiares de la desaparecida.
Una joven llamada Ida desaparece sin dejar rastro. Su novio se deja encerrar voluntariamente para ser interrogado por el padre y el hermano de Ida, pero quizás este no cuenta toda la verdad. (Filmin)
Dónde se puede ver la película en streaming
Entre flashbacks
Porath y Viktor encierran a Sander en el piso de Copenhague donde vivió con Ida durante meses. Desde el primer plano de Sander, contra el cielo despejado a pie de calle, a punto de entrar al edificio, queda claro que ha accedido voluntariamente a ello. Dentro del piso, y en distintas sesiones, a Sander le plantan una cámara delante. Porath es el único que hace preguntas, ansiando saberlo todo sobre los últimos meses de su hija. Cree que Sander es responsable del creciente aislamiento de Ida respecto a su familia y amigos.
Pero llegar al fondo del asunto es más que difícil con Sander, quien se presenta como una hoja en blanco que ofrece respuestas a cuentagotas. Cuando él está solo entre las sesiones, comprendemos que no miente ni esconde información, sinó que él mismo lucha por ahondar en su memoria, como si esta se hubiese fragmentado en pedazos.
Jonas Holst Schmidt es el actor debutante que encarna a Sander. El personaje es, en el momento del interrogatorio, una especie de ente extraviado, que con la pérdida de su amada parece que ha perdido la misma alma. Ya en los flashbacks que nos acercan al día a día de la pareja, Sander es un tipo inescrutable, que no hace ni quiere hacer nada concreto en la vida. Puede ser que esta falta de aspiraciones y esa perspectiva vital tan pasiva fueran lo que hizo cambiar a Ida, pero cuanto más profundizamos en los recuerdos de la vida en pareja de Ida y Sander, más claro queda que los dos remaban en la misma dirección.
Los amantes solitarios
Acercarnos al aislamiento total, ya físico y psicológico, que la pareja adopta, es hacerlo al momento en que Ida desaparece. Los recuerdos son progresivamente más relevantes, más dolorosos, hasta el extremo en que Ida es una presencia casi fantasmagórica. Las respuestas que tendremos al final de Copenhague no existe quizá nos dejen insatisfechos, pero son las únicas que hay. Recordar las vivencias bajo el prisma de Ida no es posible, así que debemos asumir que todo lo que nos llega son recuerdos subjetivos de Sander.
La relación de Ida y Sander nos hace pensar en cómo percibimos a los otros y en cómo el recuerdo modifica más y más la realidad. Pero por encima de todo, su relación impregna todo el relato de una marcada y profunda melancolía, azuzada por la banda sonora, a manos del grupo Av Av Av, del cual Skovberg es integrante.
A la notables interpretaciones de Schmidt y de Angela Bundalovic (vista recientemente en un título tocayo, Copenhague Cowboy) se le suman las de Zlatko Buric como Porath y Vilmer Trier Brøgger como Viktor. El primero es el padre de Ida, máxima expresión de la angustia y la frustración ante la desaparición de un ser querido. Viktor, más harto de todo que preocupado por el estado de su hermana, es quien más contrasta con la pasividad de Sander.
Mundo interior y mundo exterior
Sin duda, los personajes secundarios están menos desarrollados de lo que uno desearía, y el conflicto entre los familiares de Ida y Sander pierde fuelle cuanto más avanza el metraje. Posiblemente esta fuera la intención de Vogt, para resaltar que lo único importante es Sander y el recuerdo que él tiene de Ida. Aún así, no dejan de resultar desaprovechados, igual que la premisa del encierro en el piso de Copenhague. La presencia de la cámara en el interrogatorio apenas es excusa para un par de planos ultra cercanos a la mirada enmarañada de Sander.
Copenhague no existe entra en un terreno existencialista e introspectivo que no satisfacerá a quienes tengan más interés por el conflicto directo. Donde sí habrá consenso es en el apartado técnico. Visualmente es una propuesta muy satisfactoria. No en vano, Jacob Møller, el director de fotografía, ha ganado el premio Sven Nykvist en el Festival de Gotemburgo.
Copenhague quizá no exista para Sander, pero Møller y Skovberg logran capturar su esencia, así como la de los imponentes paisajes escandinavos y la de los íntimos encuentros en interiores entre Ida y Sander.
Conclusiones de 'Copenhague no existe'
Copenhague no existe es una película de aplastante melancolía, que lo centra todo en sus dos personajes principales. Uno de ellos lo vemos solo en el pasado y siempre bajo la perspectiva del otro. La atención al viaje introspectivo de Sander sacrifica otras cosas que quedan más desdibujadas. De todas formas, es un viaje que vale la pena recorrer y que tiene mucho que decir del recuerdo, del amor, y de cómo ambos filtran la realidad.
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