En ocasión de las nominaciones de los finalistas a los Premios Goya 2019 el pasado miércoles 12 de diciembre, revisamos Petra (Quincena de los Realizadores en el Festival de Cannes 2018), de Jaime Rosales (Premio Goya 2007 a Mejor Película y Mejor Dirección por La soledad y Premio del Jurado Ecuménico por Hermosa Juventud en el Festival de Cannes 2014). Estrenada el 19 de Octubre.

Película protagonizada por Bárbara Lennie (Premio Goya 2014 a mejor interpretación femenina protagonista por Magical Girl y nominada en los Premios de Cine Europeo) y una de las grandes ausencias de las nominaciones de esta edición. Pues en contra de lo esperado, el filme de Rosales no ha logrado ninguna de las 16 candidaturas que reunía. Repasamos aquí algunas de sus claves.



Petra

Crítica de Petra

Ficha Técnica

Título: Petra
Título original: Petra

Reparto:
Bárbara Lennie (Petra)
Àlex Brendemühl (Lucas)
Marisa Paredes (Marisa)
Joan Botey (Jaume)
Petra Martínez (Julia)
Carme Pla (Teresa)
Oriol Pla (Pau)
Chema del Barco (Juanjo)

Año: 2018
Duración: 107 min.
País: España
Director: Jaime Rosales
Guion: Jaime Rosales, Clara Roquet, Michel Gaztambide
Fotografía: Hélène Louvart
Música: Kristian Eidnes Andersen
Género: Drama
Distribuidor:  Wanda Visión

Tráiler

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Sinopsis

El film, a través de una singular construcción a modo de tragedia clásica, en seis capítulos, cuenta una tragedia familiar -la de Petra- y la de las familias que la envuelven, con sus silencios, sus luces, sombras y conflictos morales. Petra (el personaje de Bárbara Lennie) pasará unos días en la casa del matrimonio de Marisa (Marisa Paredes) y Jaume – un consagrado artista que ha logrado hacer fortuna a través de su obra-, bajo el pretexto de realizar una residencia artística con Jaume. Sin embargo, como no se tardará en desvelar, tal pretexto es falso, pues sólo será la excusa de Petra para lograr introducirse en el entorno de Jaume y tratar de resolver el misterio sobre su propia identidad.

Premios

  • Premios Feroz: 5 nominaciones, incluyendo Mejor película drama. 2018
  • Premios del Cine Europeo: Nominada a mejor actriz (Lennie). 2018
  • Premios Fénix: Nominada a mejor guion. 2018

Dónde se puede ver la película



El diálogo entre arte y vida

En primer lugar, uno de los grandes temas del filme es la relación entre el arte y la vida. De hecho, la primera conversación entre los dos personajes centrales, punto de partida y uno de los diálogos clave de la película ya apunta en este sentido. Marisa le advierte a Petra que con Jaume no se puede aprender nada, en todo caso a ganar dinero, “mucho dinero”. Y le pregunta que qué le interesa a ella. Petra, con decisión le responde que el dinero no le interesa, que lo que le interesa a ella es la verdad, hallar la verdad a través del arte, “su verdad”.

Este diálogo, además de darnos una valiosa pista sobre la psicología de ambos personajes también presenta una de las tres tipologías de artistas que plantea Rosales en el filme (y de las que hablaba en una entrevista en la cartelera Turia con motivo del estreno): el artista que hace su obra basada en sí mismo, en sus propias obsesiones. Petra encarna un tipo de artista más romántico, que busca la verdad a través de su obra, hallar algo de sí misma en ella, pues como dirá en una conversación entre amigos no entiende la belleza sin la verdad. Y esa concepción del arte asimismo nos presenta su visión y actitud frente a la vida.

En contraposición a Marisa, el personaje de Petra representa un tipo de héroe trágico que nos recuerda más a Edipo Rey: pues ambos buscan la verdad por encima de todo. Petra, como Edipo, quiere hallar la verdad pese a la dureza de lo que descubra. Sus preguntas les conducirán a ese ineludible destino que encierra la tragedia. En cambio, Marisa encarna un personaje más cercano a Yocasta. Un personaje resignado a vivir en la mentira por la vida plácida y ordenada que ésta le ofrece. A Marisa le interesa el dinero por las cosas que sólo éste puede dar, y por ello es capaz de vivir en la mentira, por miedo a que ésta lo destruya todo.

Petra

Por otro lado, encontramos el artista comercial, por un interés puramente económico de enriquecerse a través de su obra (evidentemente representado por Jaume). Y, por último, el artista comprometido, que hace una obra más social y política (en este caso, Lucas, el hijo de Marisa, y el que será pareja de Petra).

Resulta interesante el hecho de que en el film estas tres tipologías de artistas se presentan de modo muy separado, encarnadas por personajes que de hecho están enfrentados, y que, sin embargo, en la realidad, estén mezclados. En la citada entrevista, Rosales decía sentirse un poco todos y ninguno de estos tres tipos de artista.

De la tragedia griega a Petra

Como ya señalaba, Petra constituye una recreación de la tragedia clásica.

La forma de narrar, sus recursos y los temas que recorren y comparte con la tragedia clásica hacen del filme una lúcida adaptación de la misma. Motivos temáticos muy presentes en el mismo como son la mentira y la culpa, la verdad y la identidad, el conflicto entre apariencia y realidad, la dualidad de las cosas y los seres humanos, la pulsión entre el bien y el mal o los límites de la condición humana, fácilmente nos recordarán a las tragedias de Sófocles.

Sin embargo, lo más estimable del filme y lo que lo convierte en una lúcida adaptación de la tragedia clásica, radica en su cuidada composición a través del lenguaje cinematográfico: en el uso de lo que el cine tiene de más estimable respecto a las otras artes. Recuerdo que en una entrevista Wim Wenders decía algo así como que el cine es una síntesis de las demás artes. Pues el cine permite englobarlas a todas: literatura, pintura, música, fotografía, y por supuesto, cine. Y muchas veces es ese compendio utilizado de forma inteligente lo que convierte una obra en obra maestra.

En Petra la música y la estructura de la obra nos remiten claramente a la tragedia clásica. Pues en la tragedia griega el coro era un personaje más, un personaje colectivo que comentaba la acción, que resumía el significado de lo ocurrido en cada acto y que le daba continuidad a la obra. Del mismo modo, la música coral que acompaña Petra actúa a modo de conclusión en cada capítulo, después de cada uno de esos actos que van llevando irremediablemente a su destino trágico.

Petra

La composición del relato por capítulos asimismo nos recuerda a la tragedia griega, donde cada uno constituye una pista más hacia ese final ineludible. Sin embargo, en su tragedia, Rosales introduce una notable variación respecto a la tragedia clásica en este punto: es parte de lo que él llama “rodar contra el guion y montar contra el rodaje”. Los sucesos que van construyendo la tragedia no se cuentan de forma cronológica como en la tragedia clásica, sino que aquí se alteran los tiempos. Y es esa alteración coherente de pasado y presente la que nos permite entender el porqué de los distintos hechos que compondrán la obra.  De este modo, Rosales logra una tragedia singular; que se parezca a las otras, a la clásica de la que bebe, y que al mismo tiempo se diferencie de éstas.

También resulta notable el discreto y elegante uso de los espacios y los objetos como metáforas para seguir contándonos algo o sugerir ideas. En este sentido, es notable el capítulo en que uno de los personajes secundarios se suicida y antes de que este hecho haya sido confirmado, cuando el espectador ya intuye lo sucedido, a través de un plano secuencia contemplativo en la casa de Jaume, veladamente, se va dirigiendo la mirada del espectador hacia los cuchillos de la cocina; o la secuencia en la que después de que Lucas haya tomado unas fotografías a unas fosas, la cámara se queda contemplándolas, como si a través de la metáfora de las fosas se quisiese reforzar la idea del silencio y de que la verdad, como los cuerpos, permanece enterrada.

Sobre el uso del plano secuencia y el cambio en Rosales

Estos planos secuencias contemplativos que sugieren o refuerzan lo que va sucediendo, son una forma más del lenguaje cinematográfico, un lenguaje que como explica Rosales, ha ido cambiando a lo largo de su trayectoria.

Pues en este film, el director abandona los primeros planos para reflejar emociones y sentimientos y deja paso a una cámara en continuo movimiento. Sin embargo, hay algo en el estilo y forma de contar de Petra, en el uso de la imagen, que nos sigue recordando a la notable influencia que Ozu ha dejado en el cine de Rosales: esos planos secuencia contemplativos que enfocan durante largos minutos detalles, objetos, espacios que tal vez, en un principio, pueden parecer superfluos, pero que sin embargo también cuentan cosas, son parte de ese lenguaje. Y es este “rodar contra el guion y montar contra el rodaje” lo que permite al director estimular admirablemente la imaginación y reflexión del espectador.

Sin embargo, el final del film constituye una clara voluntad de distanciamiento respecto a la tragedia clásica, algo que nos lleva a pensar que también hay algo de autobiográfico en él: de querer reflejar el momento artístico en el que se encuentra el propio director. Pues podemos intuir que la bella imagen que cierra el filme constituye un guiño a la esperanza, a las nuevas posibilidades que quedan abiertas, y con ello, una invitación a la reflexión sobre la redención y el perdón.

Conclusión

En conclusión, con Petra, Rosales reafirma de nuevo la universalidad y atemporalidad de la tragedia clásica; de una forma de seguir hablando a través de ella sobre temas inherentes a la condición humana como son la identidad, la crueldad, la verdad y la mentira, la redención y el perdón, la venganza, el odio, el amor, las relaciones de poder o la muerte.

Sin embargo, en la tragedia de Rosales también hay una clara voluntad de distanciamiento respecto a la clásica de la que bebe, de tomarla como referente y hacer de ella una singular y sugerente recreación. Pues a diferencia de lo que sucedía en la tragedia griega, donde el relato concluye de una forma trágica, aquí el descubrimiento de ese saber ignorado parece quedar en un segundo plano dejando paso a una reflexión más optimista.

Y es quizá esa puerta abierta de la secuencia final la que también quiere dejar abierta Rosales con esta obra: la misma constituye un punto de inflexión en la filmografía de un cineasta singular que difícilmente llenaba las salas de cine. Pues como el mismo director ha declarado en distintas entrevistas, tras una crisis personal, con este filme, pretendía llegar a un equilibrio entre arte e industria: seguir con ese cine de autor que le caracteriza, con temáticas personales, pero sin renunciar por ello a un cine capaz de reunir una mayor presencia de público. Pues, al fin y al cabo, como declara el director, el cine es arte e industria, algo personal y a su vez colectivo.

Si quieres conocer otra opinión de esta película puedes dirigirte AQUÍ

Reportaje de Petra en Días de Cine TVE

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