"Crónica del alba": Un homenaje con cuerpo y alma

Cuando un Sender en torno a los cuarenta años afronta en el exilio mejicano la escritura del primero de los nueve tomos que finalmente compondrán Crónica del Alba, aunque todavía joven, es alguien baqueteado por la vida que ha experimentado, en su propia piel, el reguero de acontecimientos traumáticos con que las cuatro primeras décadas del siglo han signado la historia de España.

En ellas han cabido monarquía, dictadura, república y exilio; y él ha tenido un protagonismo directo en todas ellas, como feroz opositor de Alfonso XIII y Primo de Rivera, en sus crónicas como periodista de primera línea en La Libertad y El Sol, militante anarquista, soldado en Marruecos, capitán de Estado Mayor en el ejército republicano… Con todo ello, le ha dado tiempo de publicar más de veinte libros y centenares de artículos, ser Premio Nacional de Literatura, tener tres hijos y padecer, en la distancia, el fusilamiento de su mujer y el de su hermano Manuel, alcalde de Huesca.

Crónica del alba es memoria quintaesenciada, es idealización de un pasado, lleno de estímulos, pero también de celadas, y es el intento de recrear un tiempo irrecuperable, cuyas claves sólo puede desvelar el arte, en su caso el literario, experiencia que también llevaron a cabo otros muchos autores del exilio, traumatizados por el arrebato de la identidad que supone la pérdida de las gentes y escenarios con los que compartieron su peripecia. (TEATRO BELLAS ARTES). 

De la novela a la escena

Guardo en mi retina de niña la imagen de la historia de amor entre Valentina y Pepe que Antonio José Betancor llevó al cine en 1982. Paloma Gómez y Jorge Sanz protagonizaron aquella primera película que da cuerpo y voz a la Crónica del alba de Ramón J. Sender. No era fácil resumir en hora y media las tres trilogías que componen una de las obras cumbres de la literatura española, como tampoco lo es convertirla en un espectáculo de danza.

Miguel Ángel Berna (Zaragoza, 1968) ha tenido el atrevimiento de poner en escena junto a Sara Calero (Madrid, 1983) una Crónica del alba donde hablan los cuerpos y las castañuelas. Una danza con guiños al flamenco que, sobre todo, homenajea el folclore de su tierra, Aragón. Crónica del alba se estrenó en el Teatro Principal de Zaragoza en medio de la conmemoración del 40 aniversario del fallecimiento de Ramón J. Sender y podemos verlo en Madrid hasta el 3 de septiembre. Teniendo en cuenta que Berna prepara ya su retirada de los escenarios (lo hará con “Rematadera” en diciembre), no puedo más que animar al público a ir a ver este espectáculo.

Una historia de amor desde el exilio

Berna recrea la historia de amor de José Garcés y Valentina desde la sencillez, con dos bailarines en escena y una escenografía sin estridencias. Una cortina diáfana divide en dos el escenario y el vestuario con los colores de la tierra nos acerca a la historia que el bailarín aragonés nos quiere contar. Crónica del alba se compone de varios actos en los que Berna y Calero alternan el baile en pareja y en solitario. Calero, espectacular, regala momentos sublimes aderezados con su sonrisa. Con su danza alegre y elegante nos invita a compartir la emoción de una trama que transcurre en la España rural de principios del siglo XX.

La danza pasa del gozo a la tristeza, porque en la crónica de Sender también hay pena por verse alejado de su tierra. Su crónica es la historia de una España convulsa vista desde la agonía del exilio. No hacen falta las palabras, aunque en escena surgen algunas extraídas de la novela, unas mecanografiadas sobre el telón y otras pronunciadas por Sara Calero al final del espectáculo. Un recurso escénico que pone en contexto esta Crónica del alba cargada de contenido y emoción.

Conclusión

Sara Calero comentó en el estreno Crónica del alba en Zaragoza “Vamos a tratar que sea inspirador para el público y más allá de que el público que lo vea haya leído o no las novelas, entre en el imaginario del escritor y cree el suyo propio”. Por mi parte solo puedo añadir que esta adaptación de Crónica del alba es hermosa y conmovedora. No se la pueden perder.

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