Dark Waters (1993) es una película realmente rara. Una extravagancia producida con dinero ruso de extraña procedencia (el productor fue Viktor Zuev, un hombre de negocios que se hizo rico con la caída de la URSS y quien fue él mismo que propuso que el rodaje se realizara en Ucrania) y que está dirigida por Mariano Baino, un hombre que no volvió a dirigir una película comercial. No fue el único. Pocos actores del reparto del filme hicieron carrera. Normal teniendo en cuenta que muchos de ellos eran peores que actores amateurs.
Crítica de 'Dark Waters'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Dark Waters
Título original: Temnye vody
Reparto:
Louise Salter (Elizabeth)
Venerah Simmons (Sarah)
Mariya Kapnist (La madre superiora)
Lubov Snegur (Ayudante de la madre superiora)
Albina Skarga (La monja ciega)
Valeriy Bassel (El pescador)
Pavel Sokolov (El propietario del bote)
Anne Rose Phillips (Theresa)
Tanya Dobrovolskaya (Elizabeth de niña)
Valeriy Kopaev (El cura)
Ludmila Murafova (Una monja)
Año: 1993
Duración: 89 min.
País: Italia
Director: Mariano Baino
Guion: Mariano Baino, Andy Bark
Fotografía: Alex Howe
Música: Igor Clark
Género: Terror. Fantástico
Producción: Coproducción Italia-Reino Unido-Rusia
Tráiler en VO de 'Dark Waters'
Sinopsis de 'Dark Waters'
El padre de Elizabeth ha estado apoyando económicamente un convento en Ucrania durante años, pero a su muerte, Elizabeth decide viajar hacia lo más profundo del convento para averiguar porque su padre estaba dando tales cantidades de dinero. Pronto descubrirá que el convento guarda oscuros secretos relacionados con ella misma.
Una producción agitada
A pesar de que se sabe poco de la producción, lo cierto es que tuvo que tener mil y una historias detrás, por lo que se puede ver de la película. El filme se rodó en la Ucrania del 1993, que para el que no lo sepa estaba en plena crisis económica después de la caída de la URSS. Todo ese clima de decadencia puede verse de manera evidente en los numerosos personajes secundarios que aparecen en la película, o en los ambientes que pueden verse en segundo plano.
No sólo eso. Este ambiente de decadencia puede verse en la propia concepción que tienen muchos de los personajes secundarios... ¡Que son ucranianos! y hablan en inglés... No hay ninguna lógica sobre cómo es posible que todos ellos entiendan y hablen el idioma, simplemente hay que desconectar y pensar que la película tiene lugar en un mundo totalmente ficticio. De hecho, no es engañar a nadie decir que, hay que firmar un pacto de ficcionalidad bastante grande para poder disfrutar del filme enteramente.
Mariano Baino, un artista
El director de la película es Mariano Baino, una figura realmente extraña, si tenemos en cuenta que no ha seguido los pasos habituales dentro del cine. De hecho, técnicamente solo ha realizado una película, Dark Waters. Oriundo de Italia, el director después de dirigir esta película se mudó a Nueva York, donde cambiaría su trayectoria para convertirse en artista visual. Ahora, podemos encontrar su nombre en varias exposiciones, además de haber realizado unas cuantas piezas relacionadas con el videoarte.
Y esto, de hecho, ya puede verse en Dark Waters, una película que está mucho más ligada a la obra plástica que no a la narrativa cinematográfica. En realidad la película es una rara avis total, no solo por las singularidades de producción que ya hemos comentado más arriba, sino que hemos de señalar que la película poco tiene que ver con otras películas italianas del momento. Tampoco parece haber demasiadas conexiones con el cine de género italiano, más allá de una secuencia contada donde se emplea el plano subjetivo del asesino y que inevitablemente recuerda a los gialli. Pero poco más. Porque el filme de Baino es tan extraño, fascinante y misterioso, como igual de repelente.
Un montaje 'amateur' y una estética de diez
Qué Mariano Baino tenía una formación curiosa (estudió en el centro de cinematografía experimental de Roma) es algo que es más que evidente viendo la película. El montaje tiene elementos rarísimos, casi incomprensibles. La historia empieza con un flashback en el que, más o menos, entendemos lo que está sucediendo, pero después de eso la narrativa de la película se vuelve tremendamente confusa. Enlaza secuencias que entre ellas no hacen avanzar la trama o incluso en el propio montaje hay elementos que desentonan totalmente.
Pero también hay que decir que Dark Waters tiene los suficientes elementos positivos como para calificarla como mínimo, de interesante. La imaginería de Baino se mueve entre la adaptación gótica (en el sentido de la corriente literaria), pero añade también elementos pictóricos (lo que nos habla de la propia identidad de Baino como artista), como son las secuencias relacionadas con un extraño pintor dentro del convento, cuyas pinturas son capaces de predecir el futuro. Incluso la estética y la traslación visual de algunas obras de Lovecraft son palpables.
Baino parece ciertamente más preocupado por la estética más que por otra cosa, y así las secuencias donde puede desplegar su talento visual son, sin duda, las más notables, como es el caso de alguna que otra secuencia onírica (si bien toda la propia película es una pesadilla), o las propias alucinaciones de nuestra protagonista.
Lovecraft que estás en los cielos
Dark Waters poco a poco, va convirtiéndose temáticamente en un homenaje a la literatura de Lovecraft, pero sin dejar de lado la propia identidad latina, como es esa importancia de la religión católica y sobre todo, del pecado. Así pues, y a pesar de que es difícil desentrañar algún mensaje de la película, más allá del propio terror, podemos entrever como los pecados acaban siempre por resurgir tarde o temprano, o la propia concepción diabólica del monstruo, e incluso un ligero debate sobre la predestinación (solucionada, claro está de manera católica).
Conclusión
Dark Waters no es del gusto de todos. Técnicamente tiene detalles bastante horribles y muchas de las interpretaciones están a un nivel más bajo que el amateur. Pero a la vez, es una cinta enigmática y atrayente si uno es admirador de Lovecraft y del cine fantástico o de terror. Si se atreven a cruzar la línea, luego no podrán echar la vista atrás...