De Albacete al fin del mundo es un monólogo del cómico Rubén Faura, al que podemos ver también en otros dos espectáculos en los Teatros Luchana de Madrid. Con este monólogo en formato Stand Up ha girado por toda España y recala ahora en el Teatro de las Aguas hasta el 29 de diciembre.



De Albacete al fin del mundo

Crítica de 'De Albacete al fin del mundo'

Ficha Técnica

Título: De Albacete al fin del mundo
Título original: De Albacete al fin del mundo

Reparto:
Rubén Faura

Duración: 60 min. apróx.
Dirección: Rubén Faura
Texto: Rubén Faura
Producción: Rubén Faura

Tráiler de 'De Albacete al fin del mundo'

Sinopsis de 'De Albacete al fin del mundo'

En el espectáculo de Rubén Faura, De Albacete al fin del mundo, nos cuenta como ha sido su infancia en esta ciudad manchega y las diferencias que ve que con las infancias actuales. Desde las primeras caídas, borracheras, llamadas de teléfono..

Cuenta como en el mundo del amor, el tiempo no pasa en balde y hay verdaderos termómetros naturales que nada tienen que ver con los años.

Además de una serie de ciclos, que toda pareja que se precie debe cumplir. (TEATRO DE LAS AGUAS). 



De Albacete al fin del mundo
Foto de Teatro de las Aguas

Que el fin del mundo nos pille riendo

Nos viene muy bien que ese ‘fin del mundo’ sea Madrid, o que se llegue a él pasando por Madrid, porque así hemos podido disfrutar del espectáculo de Rubén Faura en el Teatro de las Aguas. Cuando vives en Madrid, te das cuenta tarde, mal y nunca de ciertos defectos de forma de la capital, por eso de que los normalizas. Por ello, no está de más escuchar a los que vienen de fuera sacarle las vergüenzas a la gran ciudad. Aunque Rubén Faura no es demasiado incisivo con Madrid (y desde aquí le animo a que lo sea), pues su texto está más centrado en su infancia en Albacete y en nuestra condición de seres emparejables.

En un primer golpe de vista, el cómico, que aparece en el pequeño escenario del Teatro de las Aguas, no parece tener nada especial. El típico chico que está más mono con barba y que sale un sábado con la camiseta de su equipo de fútbol. Nada que ver con el dandismo de Joaquín Reyes, que ya ha confesado por ahí que tiene demasiada ropa, pero sí tiene algo en común con el Chanante: Albacete. Y este es el punto de partida e hilo central de De Albacete al fin del mundo.

Teatro de las Aguas
Foto de Teatro de las Aguas

¿Y tú de quién eres?

Antes de nada, Faura quiere saber de dónde viene su público. Al ser la cueva del Teatro de las Aguas un espacio pequeño y acogedor, acabamos enseguida: Ciudad Real, Tomelloso, Albacete, Madrid, China. En pocos minutos, somos todos ya una gran familia. Este fenómeno de transformación es muy importante en un stand up, yo diría que lo más importante. Una necesita sentir al público como su aliado en este tipo de shows y no todos los cómicos son capaces de conseguirlo. Rubén Faura lo consigue y, tras las presentaciones del honorable, se presenta a sí mismo.

Lo hace como actor y cómico, esto significa que es un todoterreno capaz de hacer de todo: actuar, presentar eventos, improvisar, escribir rap, trovar, hacer radio, servir copas y beber del botellín cada vez que su público aplaude uno de sus chistes. Tiene varios y muy buenos. Es un cómico que se desenvuelve cómodamente teniendo al público muy cerca y que se sale un poco de los típicos clichés a los que se suelen agarrar los cómicos masculinos. Algo que se agradece.

Su infancia en Albacete, sus vicisitudes en pareja, la educación que recibimos en los 90 y la que reciben ahora los chiquillos y chiquillas son algunos de los universos en los que acompañamos, con las risas, a Rubén Faura durante 60 minutos en De Albacete al fin del mundo. Un pequeño tiempo de descanso de todos los dramas de la vida diaria que nos esperan fuera y que, gracias a estos paréntesis que nos regalan los cómicos, se llevan mejor.

De Albacete al fin del mundo
Foto de Atrápalo

Conclusión

Aunque una acude a un Stand Up con predisposición a participar y reírse, siempre sobrevuela el temor de que el cómico sea demasiado invasivo y provoque cierta vergüenza ajena (o propia). En este caso, el monologuista es inofensivo y muy divertido, por lo que no hay dolor. Rubén Faura consigue que todo surja de forma natural y las respuestas del público se integran a De Albacete al fin del mundo como una pieza más del mismo.

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