En un mundo que parece pos apocalíptico y ambientado en la Francia rural de los años 70, los ingeniosos franceses Jean-Pierre Jeunet y Marc Caro, construyen un relato de ciencia ficción, que trata sobre lo que es capaz de hacer el ser humano por sobrevivir. Delicatessen (Francia, 1991) se desarrolla en un pequeño y desmantelado edificio en ruinas en el que habitan personas de toda clase y condición.



Delicatessen

Crítica de 'Delicatessen'

Ficha Técnica

Título: Delicatessen
Título original: Delicatessen

Reparto:
Dominique Pinon (Louison)
Howard Vernon (Hombre rana)
Chick Ortega (Cartero)
Pascal Benezech (Tried to Escape)
Marie-Laure Dougnac (Julie Clapet)
Jean-Claude Dreyfus (Clapet)
Karin Viard (Mademoiselle Plusse)
Anne-Marie Pisani (Madame Tapioca)
Silvie Laguna (Aurore Interligator)

Año: 1991
Duración: 95 min
País: Francia
Director: Jean-Pierre Jeunet, Marc Caro
Guion: Jean-Pierre Jeunet, Marc Caro, Gilles Adrien
Fotografía: Darius Khondji
Música: Carlos d'Alessio
Género: Comedia. Fantástico
Distribuidor: Cine Company S.A

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Tráiler de 'Delicatessen'

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Delicatessen [Blu-ray]
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  • Dominique Pinon, Howard Vernon, Chick Ortega (Actores)
  • Jean-Pierre Jeunet (Director)

Sinopsis

Esta comedia negra y surrealista nos cuenta acerca de un pequeño pueblo postapocalíptico, donde Clapet, el carnicero, alimenta a sus clientes con carne humana. Cuando su hija se enamora de su siguiente víctima, las cosas se empiezan a torcer.

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Introducción

La pareja adinerada de los señores Interligator, la humilde familia Tapioca, el señor Potin, que vive rodeado de humedad y agua en la que viven miles de caracoles y ranas, los fabricantes de cajas con sonidos animales, también conocidos como los hermanos Kube, entre otros. Cada uno tiene unas circunstancias distintas a las del resto pero todo ellos comparten un sentimiento común: no quieren pasar hambre.

El protagonista de esta historia es Louison, un payaso de circo de amable corazón, que llega a este peculiar complejo de viviendas con la intención de encargarse de su mantenimiento y empezar una nueva vida.

Aunque al principio pensará bien de todos sus vecinos, pronto la dulce Julie Clapet le mostrará la cruda realidad: su padre, el señor Clapet, el Carnicero al que todos le compran la carne, no es más que un asesino que mata a los que se aventuran a llegar al terrible inmueble y los demás no son más que cómplices. Así, alimenta de manera rigurosa a sus vecinos y por supuesto no lo hace de manera gratuita.

Cada uno de ellos deberá darle algo a cambio. Algunos le pagan con granos de maíz, otros con artilugios, otros con sexo y otros simplemente con su servidumbre.

Delicatessen
© 1991 - Miramax Films

Mosaico de la soledad y la depresión

La premisa principal de esta historia es un edificio que funciona como una especie de mini comunidad o país que nos recuerda a una sociedad jerarquizada, donde el dueño de las tierras (en este caso el Carnicero) tiene sometido al pueblo y dado que no existe el dinero, la moneda de cambio es el intercambio de bienes.

Así se mantiene una especie de equilibrio social entre todos los propietarios del inmueble y de paso, supone tenerlos a todos controlados para evitar que surja el caos y por ende el libre albedrío, que llevaría a la desobediencia a la autoridad.

Otro de los temas que se tratan en Delicatessen es la pobreza y el hambre. Bajo uno humor negro afilado, sutil y bien medido, podemos conocer el carácter y pensamiento de cada extraño vecino y como afrontan su situación. Todos ellos tienen en común, no solo el hambre que pasan, sino la soledad tan terrible por la que atraviesan.

Incluso se trata un tema como el suicido o la depresión con tintes cómicos que, gracias a la maravillosa interpretación del personaje que lo sufre, le quita un poco de hierro al asunto pero no deja de producir tristeza en el espectador.

Delicatessen
© 1991 - Miramax Films

Dos bandos enfrentados según su dieta

La acción de Delicatessen es trepidante. A pesar de la vida estática de todos los personajes que la componen, no deja hueco para el aburrimiento. Además se aborda un tema social que está a la orden del día. La diferencia entre una ideología u otra que en este caso se divide en función del estómago.

Hay un enfrentamiento social entre los que llaman “Habitantes de la superficie”, que son carnívoros y entre los llamados “Trogloditas” que viven bajo tierra, en las cloacas del pueblo, que solo comen vegetales. Siguiendo el tono de sátira de la película, el pensamiento y división política es traducido en una ideología más basada en los hábitos gastronómicos de una población y la otra.

Jean-Pierre Jeunet, Marc Caro
© 1991 - Miramax Films

Estética de stop motion en una película de acción real

Otro de los puntos fuertes y originales de Delicatessen es su peculiar estética. Tanto el exterior como el interior del inmueble parecen entornos muy plásticos, muy viscerales como si fueran espacios construidos a mano. Los colores tierra, los degradados amarillos, y los verdes humedad, pueblan cada estancia de este edificio, acentuando la vida apática y vacía de sentido, de cada uno de sus inquilinos. Los decorados parecen pensados como si de una película de stop motion se tratase.

Habitaciones llenas de objetos apilados o muebles desordenados y recargados, nos recuerdan a la atmósfera asfixiante de otras de las películas de estos ingeniosos directores como La ciudad de los niños perdidos (1995). Cuadros descoloridos, barandillas retorcidas y grietas en las paredes, son algunos de los elementos que acentúan esta sensación en el espectador. Sin embargo, la agilidad de los diálogos y el comportamiento algo estrambótico de los personajes, hacen que esta sensación algo claustrofóbica se suavice notablemente.

Delicatessen
© 1991 - Miramax Films

Conclusión de 'Delicatessen'

Delicatessen es una historia que profundiza en los recovecos del alma de sus personajes, en sus miserias y sobre todo en la forma de relacionarse entre ellos. El título de la película ya nos presupone a la sátira más atrevida, y el amor se nos presenta una vez más como la única vía de escape ante tanta desgracia.

Además, cuenta con una banda sonora que contrasta con el tono de la trama. Esta hace que el espectador permanezca atónito y en tensión durante toda la película pero también se le escape alguna que otra risa entre piso y piso. Llena de originalidad desde el rellano hasta el desván, hace que sea una de esas películas de visión obligatoria dentro de la filmografía del cine francés.

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