Dios es mujer y se llama Petrunya, dirigida por Teona Strugar Mitevska, es una película que destaca por su detallismo, y, sobre todo, por la originalidad con la que critica las costumbres de una sociedad tan retrógrada como lo es la balcánica. Estrenada en salas de cine españolas el 24 de enero de 2020.



Dios es mujer y se llama Petrunya

Crítica de "Dios es mujer y se llama Petrunya"

Ficha Técnica

Título original: Gospod postoi, imeto i’ e Petrunija
Título: Dios es mujer y se llama Petrunya

Reparto:
Zorica Nusheva (Petrunija)
Labina Mitevska (Journalist Slavica)
Stefan Vujisic (Younger Officer Darko)
Suad Begovski (The Priest)
Simeon Moni Damevski (Chief Inspector Milan)

Año: 2019
Duración: 100 min.
País: Macedonia
Dirección: Teona Strugar Mitevska
Guion: Teona Strugar Mitevska, Elma Tataragic
Música: Olivier Samouillan
Género: Drama
Distribuidora: Karma Films

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Tráiler de "Dios es mujer y se llama Petrunya"

Sinopsis 

Dios es mujer y se llama Petrunya gira en torno al personaje de Petrunya (Zorica Nusheva), una mujer macedonia de treinta y dos años que vive en casa de sus padres. 

Durante el festival que se celebra cada invierno en el pueblo de Petrunya, se realiza una peculiar tradición: un sacerdote debe arrojar una cruz de madera a un río, y esta tiene que ser buscada por un grupo de hombres. Según una leyenda, aquel que encuentre la cruz tendrá una vida llena de prosperidad. 

Petrunya, que pasa por un momento de crisis laboral y personal, decide buscar la cruz sin el consentimiento de la Iglesia Ortodoxa, ya que no se permite a ninguna mujer participar en ese ritual. Cuando Petrunya encuentra la cruz, causa un tremendo escándalo que le traerá consecuencias.

Donde se puede ver la película



Una crítica a la sociedad del este de Europa

Aunque a lo largo de la película salen críticas (a veces demasiado agresivas) de todo tipo de asuntos sociales, las principales van dirigidas hacia el poder de las ideas fijas y la tradición, y cómo esto puede afectar a las mujeres. 

Por eso, la historia de Petrunya se desarrolla en Macedonia, un país balcánico que ha sufrido muchas divisiones territoriales y es considerado uno de los territorios más pobres de Europa. Además, dentro de él conviven culturas muy distintas entre sí.

En Dios es mujer y se llama Petrunya, se pone bajo una lupa el modelo de vida que llevan las familias cristianas ortodoxas de esta parte de la antigua Yugoslavia, en la que existen costumbres y valores profundamente machistas. Dichos valores entran en conflicto con la demanda de progreso social.   

Dios es mujer y se llama Petrunya
Foto de Karma Films

Dos mujeres nacidas para cambiar el mundo

La protagonista de este film es un claro ejemplo de mujer en búsqueda de progreso. En el caso de Petrunya, esas ganas de cambio social salen de su interior impulsivamente, casi de manera inconsciente. Esto se refleja cuando se tira al agua para encontrar la cruz sagrada, se enfrenta a su madre, o habla sin pestañear con la policía después de ser detenida, lo cual también nos hace ver su fuerte temperamento, su gran decisión y su valentía.   

Por otra parte, existe otro personaje femenino en la película digno de mención, que es Slavica (Labina Mitevska), una periodista que se interesa por Petrunya, y demuestra que es capaz de hacer cualquier cosa por mostrar la verdad sobre su caso.  

Gospod postoi, imeto i' e Petrunija
Foto de Karma Films

 El lenguaje simbólico del film

Lo más impactante de la película Dios es mujer y se llama Petrunya es el conjunto de detalles simbólicos que presenta, muchas veces engrandecidos por primeros planos, que ayudan a crear un impacto más fuerte en el espectador.

Uno de los detalles simbólicos más llamativos lo podemos encontrar cuando Petrunya observa a un grupo de hombres medio desnudos por la calle mientras ella camina, vestida desde el cuello hasta los pies, con un maniquí de mujer roto entre los brazos. Esto hace referencia a las ansias de libertad de la protagonista, que siente una gran frustración por su incapacidad de amoldarse al papel de chica tradicional y recatada que su madre quiere para ella. 

La madre de Petrunya representa precisamente a esa mujer que se aferra a las costumbres populares y encaja en el panorama social que nos muestra el film.  

En cuanto a lo material, hay todo tipo de objetos con mensajes ocultos en la película. El más importante de todos es la cruz. Sin duda, la cruz sagrada representa el “factor suerte” en la vida. La fortuna que, para muchos, es sinónimo de felicidad.   

Dios es mujer y se llama Petrunya
Copyright Pyramide International

Conclusión de "Dios es mujer y se llama Petrunya"

Dios es mujer y se llama Petrunya es una película que va a ser muy criticada por la dureza con la que trata distintos problemas sociales que tienen lugar en muchas zonas de Europa, pero es una obra con algunos personajes muy interesantes, realistas y bien construidos, y un guion que contiene reflexiones con muchísimo valor para todo aquel que tenga interés por destapar realidades injustas.

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