Doñana, donde el agua es sagrada, nueva película documental de los creadores de Guadalquivir, Dehesa y Cantábrico, se estrenará solo en cines, en más de 60 salas, el 30 de mayo de 2025. Producida por José María Morales, dirigida por Carmen Rodríguez, filmada por Joaquín Gutiérrez Acha y narrada por Odile Rodríguez de la Fuente, Doñana, donde el agua es sagrada es la nueva gran obra de cine de naturaleza que retrata, como hasta ahora nadie lo ha hecho, el humedal más grande de Europa.
Crítica de 'Doñana, donde el agua es sagrada'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Doñana
Título original: Doñana, donde el agua es sagrada
Reparto:
Año: 2025
Duración: 98 min.
País: España
Director: Carmen Rodríguez
Guion: Carmen Rodríguez
Fotografía: Joaquín Gutiérrez Acha
Música: Victoria de la Vega
Género: Documental
Distribuidor: Wanda Visión
Tráiler de 'Doñana, donde el agua es sagrada'
Sinopsis
Retrato de una tierra salvaje, la mayor reserva ecológica de Europa, un lugar donde se cruzan las rutas migratorias de más de 300 especies de aves que van y vienen al compás de las estaciones. Es la historia de un bosque que crece alrededor de una marisma que se formó entre el mar Atlántico y las orillas del río Guadalquivir. Donde viven algunas de las especies silvestres más amenazadas del planeta. Un lugar en el que a la abundancia le siguen largos periodos de escasez... (Wanda Visión)
Dónde se puede ver la película documental en streaming
Susurros del viento
Doñana, donde el agua es sagrada no es un documental, es una carta de amor escrita con urgencia, filmada entre sequías y romerías. Si la Tierra tuviera un diario íntimo, esta sería su página más bella y desgarrada. Aquí no hay voz en off gritando ¡Esto es el cambio climático!, la historia se teje con paciencia de orfebre, agua que llega y se va, vida que nace y muere, humanos que rezan y destruyen. Carmen Rodríguez elige el lirismo sobre el panfleto, no juzga; muestra.
El ritmo es lento como el fluir de un río, pero cada imagen carga simbolismo, los caballos salvajes cubiertos de barro son resistencia pura; los peces atrapados en charcos secos, un espejo de nuestro futuro.
La paciencia se vuelve arte
Carmen Rodríguez dirige como quien observa un nido, sin prisa, respirando con el paisaje. Años de rodaje se filtran en 89 minutos de mirada contemplativa, lejos del show espectacular de los documentales mainstream.
Su cámara no persigue al lince como trofeo, espera a que él decida aparecer. Hay planos que cortan el aliento, no teme al silencio ni a la oscuridad, cuando la pantalla se vuelve negra entre secuencias, entendemos que también la naturaleza contiene vacíos.
La voz que lleva el ADN de la tierra
Odile Rodríguez de la Fuente no narra, acompaña, su voz es brisa que mece los pinos, un susurro que no impone sino sugiere y que hereda la pasión de su padre Félix, pero sin el tono pedagógico que imprimía él en los documentales de los 70. Cuando habla, sientes que habla de los recuerdos de su infancia entre paisajes, solo en algunos momentos el texto roza lo místico en exceso, pero en un filme sobre lo divino terrenal, se perdona.
Fotografía que duele
La luz esculpe dramas en cada plano, nieblas que abrazan cañadas, tormentas de arena barriendo cultivos ilegales, el brillo de ojos de águila en la penumbra. El sonido es un mapa auditivo, desde el croar de ranas que suena a resistencia, hasta el silencio aterrador de pozos secos. El montaje teje tres hilos: vida salvaje, cultura y amenaza. El único pero, algunos planos aéreos son demasiado repetitivos y no aportan nada nuevo a Doñana, donde el agua es sagrada.
Conclusión de 'Doñana, donde el agua es sagrada'
Doñana, donde el agua es sagrada logra lo imposible, ser hermoso sin edulcorar y urgente sin alarmismo. Es un documental visualmente poderoso y emocionalmente resonante, su ritmo pausado y enfoque poético puede no ser del gusto de todos, pero su valor como obra de arte y como mensaje de alerta lo convierten en una pieza imprescindible en la filmografía ambiental española.
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