El pasado 24 de junio fue el estreno de Dystopia en Naves del Español en Matadero. Una creación de la compañía Poyo Rojo sobre cómo la tecnología y las redes sociales han dominado la sociedad. Además, sigue apoyándose en el teatro físico que le caracteriza, combinando danza, música y una mezcla de lenguajes muy atractiva. Esta compañía se ha convertido en todo un fenómeno en distintas partes del mundo, tomando Argentina como principal base de operaciones. En esta ocasión, Alfonso Barón y Luciano Rosso protagonizan esta creación teatral. Se podrá disfrutar en Naves del Español en Matadero hasta el 10 de julio.
Duración: 60 min. apróx. Dirección: Hermes Gaido Dramaturgia: Poyo Rojo, Alfonso Barón, Hermes Gaido, Luciano Rosso y Julien Barazer Creación: Poyo Rojo / Alfonso Barón, Hermes Gaido, Luciano Rosso, con la colaboración de Julien Barazer
Coreografía e interpretación: Alfonso Barón y Luciano Rosso
Música: Poyo Rojo, Alfonso Barón, Hermes Gaido y Luciano Rosso
Colaboración musical: Sebastian Perez y Migo Scalone
Creación vídeo: Poyo Rojo, Alfonso Barón, Hermes Gaido, Luciano Rosso y Julien Barazer
Montaje video y efectos visuales: Hermes Gaido
Diseño de iluminación, espacio escénico, vestuario y accesorios: Poyo Rojo, Alfonso Barón, Hermes Gaido y Luciano Rosso Producción: Poyo Rojo y Teatro Español con el apoyo financiero de la Dirección regional de asuntos culturales de Occitania / Francia y el apoyo del Pôle de développement chorégraphique Bernard Glandier - Montpellier, L’Arsénic – Gindou (Communauté de communes Cazals-Salviac), Théâtre Molière Scène Nationale Archipel de Thau - Sète
Tráiler de 'Dystopia'
Sinopsis de 'Dystopia'
Dystopia nace en movimiento. Giras, rutas, aeropuertos, hoteles y estaciones de tren. Buscando siempre dónde conectar nuestros teléfonos, venerando satélites en órbita, dependiendo de una red, disfrutando de Cybernia y Dystopia.
¿Cómo?
El corto alivio de conectarse para volver a ser Yo.
¿Quién?
Cybernia y Dystopia.
Desde entonces, el oprobio y el éxito signaron nuestras vidas.
Dystopia es un constante acto de equilibrio entre lo trivial y lo sublime que cuestiona alegremente nuestra condición humana. El espectáculo se burla de todo tipo de mandatos y asignaciones para profanarlos mejor. Desactiva los miedos, los excesos y las posturas a través de la risa interpelando al espectador: "¿De dónde venimos? ¿Hasta dónde llegamos? ¿Cuál es el destino de este ser humano?". (TEATRO ESPAÑOL).
Exposición de la sociedad en red
La compañía Poyo Rojo experimenta con el lenguaje de las artes escénicas y artísticas en Dystopia, una obra teatral que combina distintos conceptos para lograr un resultado llamativo e interesante. Por tanto, se embadurna de ese carácter tecnológico para realizar una crítica social sobre cómo la sociedad ha evolucionado por diferentes caminos, trayendo una idiosincrasia tan esperpéntica, que la comedia está muy bien confeccionada. Además, los argentinos no se limitan a criticar aquello que es más fácil o políticamente correcto, sino que no dejan títere con cabeza y muestran la polarización de una sociedad cada vez más vehemente en sus ideas. Ahí es donde se ve también su valentía y su intención de llegar a un retrato, con humor, hacia dónde va el ser humano y en qué estado se encuentra.
Por otro lado, en la introducción hacia este universo estrafalario, hay una caricatura excelente sobre cómo es comprendido el mundo del arte en estos tiempos. No hay un guion de ficción con una historia, personajes y con acontecimientos más estándar, sino que se propone un formato que emula a los programas de televisión. Con lo cual, la estrategia se impregna de un aire fresco, que encaja a la perfección con las intenciones y la propuesta de este espectáculo. A pesar de parecer una idea sencilla, engaña, dado que tiene en su interior una complejidad al elegir qué identifica a las personas en su conjunto. También hay esa muestra de cómo el bienquedismo se ha apoderado de los medios de masas, lo cual ofrece al espectador la posibilidad de reflexionar sobre ello. En conclusión, una experiencia sorprendente con la que se van descubriendo distintas aristas según se va recordando.
Un trabajo con solidez
Un trabajo de esta índole no sería posible sin dos intérpretes que pudieran sostenerlo y llevarlo a cabo a su máximo nivel. Alfonso Barón y Luciano Rosso son el alma de Dystopia, con una labor en conjunto espectacular. Por su lado, Alfonso Barón ofrece una interpretación desternillante, con un uso del lenguaje corporal excelso. La manera de moverse por el escenario es magnífica, así como la expresividad de su rostro, que maravilla y es absolutamente hilarante. Asimismo, Luciano Rosso se come el escenario de principio a fin. La manera en la que se mueve, gesticula, transforma su rostro... Se deja la piel y sin perder ni un ápice de comedia en su propuesta. Por ello, esta dupla ofrece una labor en conjunto excelente. Se agradece que hayan personas tan comprometidas y con un carisma como el que derrochan Barón y Rosso. Están impolutos.
Sin embargo, la gran joya de la corona es la propuesta escénica, que funde el mundo audiovisual y el teatral en un experimento que despierta curiosidad entre los asistentes. Por un lado, la escena se compone de un chroma verde, distintas cámaras y micrófonos, una mesa de sonido y la cabina técnica de realización. Asimismo, se posicionan distintos monitores para que el espectador pueda ver en directo el resultado del montaje de imágenes. Por tanto, ahí se puede disfrutar del material grabado previamente, que también tiene pura comedia. Mientras, en el escenario se puede ver cómo se gesta, sin aditivos, al ver a los dos actores llevar a cabo todas las acciones y personajes que pasan por el escenario, también despertando risas. Asimismo, hay una realización en vivo del espacio sonoro, el cual termina por poner la guinda a esta experiencia tecnológica-teatral. Una creación prometedora, que, seguramente, siga evolucionando.
Conclusión
Dystopia es un espectáculo multidisciplinar que analiza la sociedad desde la comedia, impregnando de hilaridad un retrato de la evolución social, lo políticamente correcto y las distintas contradicciones que caracterizan al ser humano. Además, no se limita a criticar aquello que es más aceptado socialmente, sino que muestra distintos espejos esperpénticos, demostrando una composición muy bien estructurada. Asimismo, tanto Alfonso Barón como Luciano Rosso están estupendos, una entrega total, dejándose la piel en el movimiento, en la gestualidad, en la expresividad facial... Brillantes, un carisma absoluto y una calidad artística de alto nivel.
Sin embargo, su mayor atractivo está en la combinación del lenguaje audiovisual y teatral. Así, muestra una propuesta interesante, que explora una realización en directo sin perder la frescura ni el ritual en vivo del intercambio teatral. Por tanto, introduce sin problemas al público en ese mundo digital, aunque seguramente sigan evolucionando en este tipo de formatos. El mundo tecnológico se viste de comedia en un montaje que ofrece una experiencia diferente en la que se aprecia el gran trabajo que hay detrás y la consolidación de una marca de identidad muy bien definida.