Tras su estreno en el Arriaga de Bilbao, la sala José Luis Alonso del Teatro de la Abadía de Madrid acoge El dilema del corcho de Patxo Telleria, con dirección de Mireia Gabilondo. Ramón Barea y el mismo Patxo Telleriaprotagonizan esta comedia llena de giros inesperados. El dilema del corcho plantea la pregunta de si es posible mantenerse a flote en los momentos difíciles de la vida y seguir siendo coherente con los propios ideales.
El dilema del corcho puede disfrutarse hasta el 10 de noviembre de 2024 en el Teatro de la Abadía de Madrid. De martes a sábado a las 20:00 h y domingos a las 19:30 h
Título: El dilema del corcho Título original: El dilema del corcho
Reparto: Ramón Barea
Patxo Telleria
Duración: 90 min. apróx. Dirección: Mireia Gabilondo Dramaturgia: Patxo Telleria Escenografía: Fernando Bernués
Espacio sonoro: Adrián García de los Ojos
Vestuario: Ana Turrilas
Iluminación: David Rodríguez
Diseño del cartel compañía: Paradox
Producción ejecutiva: Pio Ortiz de Pinedo y Myriam Garzia
Con la colaboración de: Teatro Arriaga de Bilbao Producción: Tartean Teatroa
Tráiler de 'El dilema del corcho'
Sinopsis de 'El dilema del corcho'
El dilema del corcho nos presenta al PROFESOR (70 años), un catedrático de Ética y Filosofía Política jubilado, izquierdista, polémico, agitador y muy prestigioso. Un Noam Chomsky ibérico.
Tiene un cáncer terminal, pero ha surgido la posibilidad de curación. Puede recibir tratamiento con uno de los equipamientos de radioterapia que un conocido multimillonario ha donado al sistema público de salud. Esa donación ha sido elogiada por la mayoría. Para unos pocos, sin embargo, no es sino un lavado de imagen, un truco de trilero de quien no paga los impuestos que en justicia debería. Una de las voces que más ha destacado en la denuncia de esta dudosa obra de caridad ha sido la del Profesor. Ahora este debe decidir si ser fiel a sus principios e inmolarse, o bajarse los pantalones y besarle el culo al filántropo.
Hoy ha tomado una decisión y la va a hacer pública. Cuando está preparando su alocución, un desconocido, un antiguo ALUMNO (60 años) con el que tiene cuentas pendientes, irrumpe en su despacho. (TEATRO DE LA ABADÍA).
Entre la cicuta y el corcho
Un viejo profesor de filosofía, interpretado por Ramón Barea, se enfrenta a un grave problema de salud. Sufre un cáncer terminal, que puede ser curado gracias al tratamiento ofrecido por un millonario al que ha criticado durante años por evadir impuestos. En este terrible momento de crisis personal, aparece en su despacho un antiguo alumno, al que da vida Patxo Telleria. A través de una serie de giros argumentales vamos descubriendo el pasado del profesor y las insalvables incoherencias entre su vida y pensamiento.
En la Atenas del siglo V a. C., otro viejo profesor de filosofía, Sócrates, se enfrentó a un dilema similar. Juzgado y condenado a muerte por cuestionar las creencias de su tiempo, enfrentó su final con una coherencia inquebrantable. Renunciar a sus principios significaba dar la razón a sus acusadores. Sócrates, que tuvo la posibilidad de huir de Atenas, optó sin dudarlo por la cicuta. Dos mil quinientos años después, su integridad sigue siendo digna de recuerdo y reflexión. Nuestro profesor, en cambio, elige retractarse y vivir. Ya de partida, nos encontramos ante un tipo inconsistente, ejemplo de nada. Un buen antihéroe de comedia como punto de partida.
Con el desarrollo de la trama, a golpe de girito, vamos descubriendo la miseria moral del personaje en todos los aspectos de su vida. Esta falta de integridad, sin embargo, es lo que ha permitido que logre surfear los vaivenes de la vida. Es como tanta gente que sabe flotar como un corcho.
Frente a él, como desencadenante de toda la confesión, se encuentra un misterioso y camaleónico personaje, interpretado por Patxo Telleria. El problema del texto radica precisamente aquí. En la inconsistencia y falta de verosimilitud de este personaje. Está construido solamente como un artefacto al servicio de los giros argumentales, que se suceden de manera gratuita.
De dioses y de hombres
A pesar de los problemas argumentales, Ramón Barea logra ofrecer una interpretación sólida del profesor en crisis, mostrando la incompatibilidad entre sus principios teóricos y su instinto de supervivencia. Patxo Telleria se enfrenta a un desafío mayor al interpretar a ese otro personaje cambiante, sobre el que cae el peso de la comedia y del avance de la acción, pero que en sí mismo no tiene fundamento.
Fernando Bernués diseña una escenografía sobria. Toda la obra transcurre en un único lugar, el despacho del profesor. Bernués nos ofrece una propuesta anodina, genérica y aséptica, como el propio protagonista. Es un espacio que aísla a su inquilino y que ofrece al exterior, por medio de unos paneles translúcidos, una imagen distorsionada del profesor.
El cumplimiento de las unidades dramáticas, las menciones a la tragedia griega y el eco de la muerte de Sócrates, apuntan a un trasfondo clásico que enmarca la obra en una reflexión atemporal sobre la ética y el destino. ¿Es ese personaje misterioso una alegoría de los antiguos dioses que jugaban con los destinos de los humanos? Puede ser. O no. Porque el texto no va a darnos ninguna pista.
Conclusión
El dilema del corcho de Patxo Telleria es una reflexión sobre la fragilidad de nuestros ideales ante las vicisitudes de la vida. La falta de verosimilitud del argumento provoca que el interés decaiga conforme avanza la obra. El final abierto, los chistes simplones y la falta de profundidad rematan una trama que hace aguas en el intento de generar suspense. El resultado es una historia que no logra sumergirse en las complejidades de los dilemas que plantea. Lo mejor, Ramón Barea.