“El Golem”: El tándem Mayorga-Sanzol resucitan el mito del Gólem

El Golem es una obra que nos muestra cómo el sistema de sanidad pública colapsa. Como muchos otros pacientes en todo el país, Ismael, que sufre una rara enfermedad, está a punto de verse obligado a abandonar el hospital en que lo han venido tratando.

Sucede entonces que Felicia, su esposa, recibe de Salinas, empleada del hospital, una inesperada propuesta: Ismael conservará su cama y seguirá recibiendo tratamiento si ella memoriza un texto. Parece, en principio, una tarea sencilla de cumplir: memorizar en orden unas cuantas palabras. Sin embargo, día a día, Felicia percibirá que, conforme haga suyas las palabras de ese texto, que no sabe quién escribió, algo dentro de ella ―en sus sueños, en su memoria, en su imaginación; también en su cuerpo y en su voluntad― se irá transformando. (CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL). 

El nombre exacto de las cosas

Vicky Luengo es Felicia, una mujer a quien la crisis golpea con dureza. Durante meses duerme en un coche, mientras Ismael, su marido (Elías González), víctima de una extraña enfermedad sin nombre, recibe tratamiento en el hospital. El desmantelamiento de la sanidad pública escupe fuera del sistema a muchos pacientes, incluido Ismael. En el último momento, Felicia recibe una extraña oferta por parte de Salinas (Elena González). Ismael podrá continuar ingresado si ella memoriza unas palabras. Parece sencillo. Sin embargo, las palabras nunca son inocentes.

El poder de las palabras es el tema sobre el que se sustenta esta historia. Las palabras como herramienta, pero también como arma. Capaces de iniciar una guerra y de detenerla. Creemos dominar las palabras, pero en el fondo somos criaturas como el Gólem. Estamos a merced de ellas, alienados por los relatos que otros han implantado en nuestro interior y, por tanto, a merced de quienes dominan el discurso, especialmente en tiempos de crisis.

En el corazón del laberinto

Vicky Luengo se enfrenta de manera notable al reto de dar vida a Felicia. Este personaje se sumerge en una aventura kafkiana en la que se verá transformada hasta lo más profundo de su ser. Sus escenas oníricas nos trasladan al mundo ingrávido en el que se ve atrapada. Frente a ella la misteriosa Salinas, la lingüista, interpretada por una Elena González sobria y contenida, cuyas motivaciones son el secreto que el espectador está invitado a descubrir. Termina de conformar el triángulo protagonista Elías González, como Ismael, reflejo en el que Felicia se mira.

La propuesta escenográfica de Alejandro Andújar, con cierto aire industrial, se sustenta en una serie de paneles modulares. Con ellos, el espacio se transforma una y otra vez hasta hacernos sentir perdidos en el interior del hospital-laberinto. Esto no es otra cosa que un remedo del trazado dedálico del gueto de Praga, donde transcurría la historia del Gólem de Loew. En su corazón se encuentra el monstruo, que es otro y somos nosotros mismos. La música de Fernando Velázquez y el trabajo de iluminación a cargo de Pedro Yagüe subrayan el tono inquietante y perturbador de la historia.

Conclusión

El Golem de Juan Mayorga es un drama simbólico laberíntico y extremadamente sugerente con ecos de La Fundación de Buero Vallejo. El texto, de una hondura filosófica incuestionable, es exigente con el espectador que puede sentirse perdido por momentos en los recovecos de su significado. La batuta de Alfredo Sanzol es impecable así como las interpretaciones de sus protagonistas, Elena González, Elías González y Vicky Luengo. Una obra importante destinada a convertirse en un clásico de la dramaturgia del siglo XXI.

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