El imperio de la luz es la nueva película del reputado realizador británico Sam Mendes (Revolutionary Road, American Beauty). Un drama romántico localizado en la Inglaterra de los años 80 y más concretamente en un precioso cine. Lugar en el que confluirán distintos personajes que allí trabajan. Desde el proyeccionista hasta un joven negro y una madura mujer peculiar que protagonizarán una bella e improbable historia de amor.
La película está protagonizada por la ganadora del Oscar Olivia Colman (La favorita, La hija oscura) y por el joven Michael Ward (Small Axe). Además en el elenco destacan nombres como el de Colin Firth (El discurso del rey) o Toby Jones (Los crímenes de la academia). Durante la temporada de premios, El imperio de la luz se ha hecho con algunas nominaciones de prestigio. Como las tres nominaciones que obtuvo en los Premios BAFTA, la nominación de Olivia Colman en los Globos de Oro o la nominación a mejor fotografía en la pasada edición de los Premios Óscar. Desde el 31 de marzo de 2033 se puede ver en los cines españoles.
Crítica de 'El imperio de la luz'
Resumen
Ficha Técnica
Título: El imperio de la luz
Título original: Empire of light
Reparto:
Olivia Colman (Hilary)
Micheal Ward (Stephen)
Colin Firth (Donald Ellis)
Toby Jones (Norman)
Tom Brooke (Neil)
Tania Moodie (Delia)
Hannah Onslow (Janine)
Año: 2022
Duración: 119 min.
País: Reino Unido
Director: Sam Mendes
Guion: Sam Mendes
Fotografía: Roger Deakins
Música: Trent Reznor, Atticus Ross
Género: Drama. Romance
Distribuidor: Twentieth Century Studios España
Tráiler de 'El imperio de la luz'
Sinopsis
Ambientada en una ciudad costera inglesa a principios de la década de 1980, El imperio de la luz es una poderosa y conmovedora historia sobre la conexión humana y la magia del cine de la mano del director y guionista ganador del Premio de la Academia Sam Mendes. (Twentieth Century Studios España)
Dónde se puede ver la película en streaming
Personajes al margen
El imperio de la luz es un drama sobre personajes habitualmente relegados a la indiferencia. Personajes para los que no suele haber protagonismo y que se tienen que conformar con tramas anecdóticas. Ese es el caso de Hilary (Olivia Colman), una mujer de mediana edad que trabaja desde hace un tiempo en un magestuoso cine. Poco sabemos de ella, más allá del trabajo que emplea y de su relación poco placentera con su jefe (Colin Firth). Aunque poco a poco iremos descubriendo que Hilary padece una enfermedad mental, a la par que la veremos dejar atrás ese estado de abatimiento que le provoca su tratamiento.
Un cambio importante que sucede en Hilary cuando llega un nuevo empleado al cine. Se trata de un joven negro llamado Stephen (Michael Ward), un chico encantador y muy educado que la cautivará irremediablemente. Al principio desde el descreimiento total por el abismo que les separa, hasta que ambos se hacen inseparables. Sin entender de razones o motivos. Sencillamente ambos se comprenden desde el sufrimiento de dos almas para las que no parece haber lugar en la convulsa Inglaterra de principios de los años 80. Él por ser negro, en un clima cada vez más contaminado, y ella por su enfermedad mental que muchos insisten en ver como un impedimento.
La belleza que otros no pueden ver
Dos almas solitarias que en El imperio de la luz empiezan a brillar con fuerza gracias al soporte del otro. Es en compañía del otro, de la otra, cuando alguien herido empieza a volar. Como esa paloma que Hilary y Stephen encuentran herida y ambos cuidan hasta que puede retomar el vuelo. Tanto Hilary como Stephen se sirven de la presencia del otro para cerrar heridas y llenarse de la fuerza necesaria para continuar. Él para lograr sus sueños y poder estudiar algún día y ella para vivir con mayor calma. Consciente de sus limitaciones, pero sin dudar de sus múltiples habilidades.
En un ejemplo de relación amorosa absolutamente original, bella y conmovedora. Gracias, sin duda, a la maestría de Olivia Colman. Es una delicia verla, desde las primeras secuencias en las que se sabe como "anestesiada". Siempre lánguida y un tanto empequeñecida ante la juventud de sus compañeros de trabajo. Pasando por ese clic interno que parece desarrollar con la llegada de Stephen. Al que empieza a admirar de refilón, con anhelo pero incredulidad. Hasta que ambos se acercan irremediablemente, aflorando en ella un torrente inabarcable de emociones. Quizás demasiadas, pero tan placenteras que el espectador se satisface por verla a ella disfrutar. Hasta que la realidad rechina, sin remedio, y asistimos a ese doloroso descenso desde esa gozosa cumbre.
El homenaje al cine queda para el final
A pesar de ello, es cierto que El imperio de la luz no es el homenaje al cine que podría parecer. De hecho, la visión del cine como un instrumento sanador que reconforta y acompaña queda para el final. Con el descubrimiento de las películas como arma infalible para anclarte a la vida. Para conectarte con el presente y desconectarte de una mente muchas veces repleta. Aunque esté casi por completo localizada en un imponente cine, el guion de Sam Mendes transita por otros muchos lugares hasta sublimar el amor por el séptimo arte.
No obstante, cuenta con un inicio precioso que sitúa el bello tono que tendrá toda la cinta. Se trata de la primera secuencia, en la que vemos a Hilary llegando al cine y preparándolo todo para recibir a sus clientes. Una especie de truco de magia que comienza con el encendido de luces, para después pasar por cada rincón de este espacio de regocijo cinéfilo. Porque todo en El imperio de la luz es sutil, delicado y emotivo. Gracias, sin duda, a la deslumbrante fotografía del doble ganador del óscar Roger Deakins. Su trabajo consigue planos magníficos y momentos que palpitan por sí mismos.
Conclusión de 'El imperio de la luz'
En resumen, El imperio de la luz es una película que se sale del descreimiento habitual que inunda muchas de las cintas que se están produciendo últimamente. Ya que la nueva película del gran realizador Sam Mendes es una aparentemente sencilla historia de amor localizada en un imponente cine. Un improbable y hermoso romance entre una mujer de mediana edad con una dolencia mental y un joven negro y entusiasta. Dos almas, acostumbradas a malvivir en los márgenes, que entenderán el cine en el que trabajan como refugio. En un momento histórico muy alterado, la Inglaterra de principios de los años 80.
Protagonizada con brillo por Olivia Colman, capaz de meterse de lleno en la piel de una mujer deslumbrantemente común. Una mujer en la que quizás nadie se fijaría por la calle, pero que acabará henchida de esperanza. Gracias al cine. A esa magia que nos hace volar con la imaginación, entre extraños. A oscuras y con admiración ante lo que contemplan nuestros ojos.
Reportaje de El imperio de la luz en Días de Cine TVE
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