El Proyecto Adam (The Adam Project) es una mezcla fílmica de ciencia ficción, aventuras y comedia cuyo protagonista principal es Ryan Reynolds (Free guy, Deadpool). Entre el reparto hay ilustres compañeros como Mark Ruffalo (Zodiac, Shutter island), Zoe Saldana (Avatar, Guardianes de la galaxia) y Jennifer Garner (Juno, Dallas Buyers Club). El origen del proyecto está en un guion que lleva escrito desde 2012 y que de haberse llevado a cabo hubiese protagonizado Tom Cruise. No obstante, tras no llegar a buen puerto, la idea volvió a retomarse en 2020 cambiando, entre otras cosas, el borrador de la historia. Finalmente de la dirección se ha encargado Shawn Levy (Free guy, Noche en el museo). Se estrena mundialmente en Netflix el 11 de marzo.



Crítica de 'El proyecto Adam'

Ficha Técnica

Título: El proyecto Adam
Título original: The Adam Project

Reparto:
Ryan Reynolds (Big Adam)
Zoe Saldana (Laura)
Catherine Keener (Maya Sorian)
Jennifer Garner (Ellie Reed)
Mark Ruffalo (Louis Reed)
Alex Mallari Jr. (Christos)
Milo Shandel (Profesor)
Walker Scobell (Young Adam)
Lucie Guest (Young Sorian Body Double)
Braxton Bjerken (Ray)
Ellie Harvie (Profesora)
Ben Wilkinson (Derek)
Jessica Bodenarek (Young Adam)
Esther Li (Sophie)

Año: 2022
Duración: 106 min.
País: Estados Unidos
Director: Shawn Levy
Guion: Jennifer Flackett, Mark Levin, T.S. Nowlin, Jonathan Tropper
Fotografía: Tobias A. Schliessler
Música: Rob Simonsen
Género: Ciencia ficción. Fantástico
Distribuidor: Netflix

Filmaffinity

IMDB

Tráiler de 'El proyecto Adam'

Sinopsis

Un piloto que retrocede en el tiempo colabora con su yo más joven y su difunto padre para reconciliarse con su pasado mientras intenta salvar el futuro.

Dónde se puede ver la película



El encuentro de los dos Adam

El Proyecto Adam (The Adam Project) es reconocible ya inicialmente. Si vemos a Ryan Reynolds pilotando una nave mientras vacila a sus perseguidores, ya suponemos que hemos hecho pie en pleno cine de evasión, frenético y entretenido. Y la idea es certera. La película es un auténtico bufé libre de palomitas, lo cual no es nada particularmente malo si la elaboración es cuidadosa. A poco que hayamos visto un poco más sabremos que un espejo, bastante diáfano, en el que mirarse es el de los años 80.

No porque la situación se sitúe ahí. Más bien porque conceptualmente recuerda a clásicos de aquella década, y porque abundan  unos homenajes clarísimos. La buena noticia es que la película alcanza sus objetivos, y obtenemos exactamente lo que esperamos de ella. El caso es que en el año 2050 los viajes en el tiempos son posibles, y se ejecutan a través de unas singulares naves. Uno de los pilotos de esas naves es Adam Reed (Ryan Reynolds) que, tras ser perseguido por motivos que entenderemos más tarde, acaba aterrizando en 2022.

Casualmente aterriza cerca de la casa de su yo de doce años, un joven Adam (Walker Scobell). El encuentro entre ambos hace recordar a la versión adulta cómo eran las cosas a esa edad. Era un freak al que los matones apalizaban a diario. Pero sobre todo era un niño afectado por la muerte de su padre, ocurrida poco antes. Tras un momento de asombro, el Adam mayor cuenta al pequeño qué es lo hace allí. Su intención era ir a 2018 a cambiar el pasado, pero cae en 2022 accidentalmente. La misión le concernía a él personalmente, pero también al futuro de la humanidad. Con la ayuda del Adam de 12 años tratará de completar la misión que tenía en mente.

El proyecto Adam
Copyright Netflix

Una cuestión de tiempo

El Proyecto Adam (The Adam Project) no tarda en transformarse en un montaña rusa de elementos bien reconocibles. Tiene acción, buenos sentimientos, humor, naves futuristas y viajes en el tiempo. Podría haber sido una producción Amblin de los años 80 para toda la familia. Parece que la historia se ha elaborado con una plantilla de cómo hacer una película de espíritu ochentero con el acabado del siglo XXI. Evidentemente la sombre de las películas de Regreso al futuro están ahí. También son evidentes algunos guiños a Star wars.

Sin embargo, la temática a la que más se aferra El Proyecto Adam es la de los viajes en el tiempo. Huelga decir que no desde una perspectiva cerebral o sesuda, sino a través de una aproximación accesible y en pos del entretenimiento. No faltan las típicas alusiones a paradojas, líneas temporales y al arreglo de desaguisados que tendrán lugar en el futuro. Nada nuevo bajo el sol bajo la perspectiva de esta ciencia ficción. Pero no hay que lamentarse demasiado.

El Proyecto Adam es una película juguetona, divertida, y que a partir de cierta autoconsciencia consigue manejarse bien en coordenadas conocidas. El guion está construido para que prácticamente todos los sectores de edad encuentren acomodo en algún momento. No faltan las consabidas raciones de emotividad. Bien por romanticismo, de mano de una subtrama encabezada por Laura (Zoe Saldana), bien por la extraña sensación que produce en los dos Adam volver a encontrarse con su padre (Mark Ruffalo) antes de su muerte.

Shawn Levy
Copyright Netflix

El elenco de El Proyecto Adam

El Proyecto Adam tiene un buena parte de su gancho en un reparto, que cuando menos es llamativo. Ryan Reynolds se lo pasa pipa haciendo de Ryan Reynolds. Es decir, el papel del Adam adulto parece escrito ex profeso para él, y es el último eslabón de una serie personajes similares. Valga esto para 6 en la sombra (2020), Free guy (2021) o Deadpool (2016), etc. O sea, el héroe de una película que mezcla humor y acción, de carácter respondón y un tanto cáustico. El actor canadiense se desenvuelve con soltura en este tipo de producciones, y en El Proyecto Adam (The Adam Project) no decepcionará a sus seguidores. 

Otra pata importante del banco, es su interacción con el Adam niño. Walker Scobelli, en este sentido, está razonablemente bien y aguanta la ironía del personaje de Reynolds con su propia versión deslenguada. La peripecia de yuxtaponer a un personajes en dos edades distintas acaba resultando a ratos divertida. Con Mark Ruffalo, dado que hace el personaje de padre que se supone que va a morir, podríamos esperar que su actuación fuese una fuente importante de emotividad. Y así es, pero insospechadamente se integra también en los quehaceres de la comedia y de la acción, manteniendo una buen química con Reynolds y Scobelli.

Zoe Saldana acarrea un papel cuya importancia teórica es mayor que su presencia efectiva en la película. Es un personaje desaprovechado que aparte de la cuota romántica tiene buenas escenas de acción. Otro defecto de El Proyecto Adam es la ausencia de un antagonista de nivel. Catherine Keener intenta ser la villana, pero el guion le ofrece pocos motivos para el lucimiento, resultando al final un personaje casi prescindible. Y eso en una película de estas características es un fallo notable.

El proyecto Adam
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Otros aspectos de El Proyecto Adam

El Proyecto Adam tiene un guion un tanto indisciplinado. Quiere abarcar tantos aspectos del cine de entretenimiento de ciencia ficción que, si bien casi nunca deja de ser entretenida, acaba siendo un batiburrilo de viajes en el tiempo, dramas familiares, acción y humor. Las consecuencia de lo que deparará el futuro y alguna que otra premura en acabar la historia dejan la coherencia de lado. No obstante, es un pecado venial dado el enfoque lúdico de la película.

Los efectos especiales son resultones, pero las escenas de acción, sobre todo en el tramo final, se resuelven de forma atropellada y funcionarial. Lo justo para dar razón de ser al tramo movido de la película, pero sin coreografías o secuencia memorables. La sensación que nos queda es la de una película ómnibus, donde cabe todo lo que ha de tener un cine fantástico nostálgico, que mira hacia otras décadas, y un tono ligero que incluso se agradece. Cuando acude a lo sentimental también es arquetípica, aunque se contrapesa con el toque de humor que tienen casi todos los personajes, a excepción de Jennifer Garner, la sufrida madre de Adam. Garner no es demasiado relevante, pero tiene una escena de las más emocionantes de la película.

Shawn Levy
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Conclusiones de 'El Proyecto Adam'

El Proyecto Adam es un compendio de influencias de cierto aroma nostálgico y filiación ochentera, que a pesar de su escasa originalidad tiene la suficiente chispa y divertimento como para que el guiso no nos sepa a comida recalentada. Como ciencia ficción para disfrute de todas las edades la película resulta perfectamente válida, en tanto que no llevemos otra expectativa que la de ser entretenidos durante 106 minutos. La pega es que es un producto donde todo está calculado en base a la receta del entretenimiento familiar estándar, sin muchas ambiciones más.

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