"Eva contra Eva": O el irremediable paso del tiempo

Eva contra Eva es una obra inspirada en el clásico "Eva al desnudo", de Joseph L. Mankiewicz. Dos actrices, de generaciones distintas, deben interpretar a un mismo personaje. En esta coincidencia chocan dos maneras de entender la vida y la profesión. La actriz más joven lucha por conseguir la oportunidad de darse a conocer. La actriz mayor se esfuerza para que el paso de los años no la haga desaparecer de los escenarios. Pero eso no las convierte necesariamente en enemigas, sino que se trata de miradas complementarias que pueden aprender la una de la otra, sin ninguna necesidad de destruirse. ¿Se darán cuenta o acabarán devorándose?

Los personajes de Eva contra Eva (el director, el crítico, la representante y las dos actrices) utilizan el teatro para hablar de la vida y la vida para hablar del teatro. Se entregan a esta profesión con tanta intensidad y devoción que, a menudo, pierden la capacidad de reírse de sí mismos. Y es en la excesiva trascendencia que otorgan a sus vulnerabilidades, convirtiéndolas en meras vanidades, donde radica la comedia. Shakespeare decía que el objetivo del teatro es poner un espejo ante los espectadores para poder reflejar las virtudes y los defectos de cada época. Ojalá que en el espejo que ofrece Eva contra Eva podamos ver algunas de nuestras imperfecciones contemporáneas con una sonrisa en la cara. (BITÒ).

Con fecha de caducidad

En Eva contra Eva no podían faltar los personajes masculinos, para dar relieve al triste hecho de la caducidad. A los que no les afecta de la misma manera el irremediable paso del tiempo.

Javier Albalá interpreta a la pareja, representante y director de escena de Eva. Quien viéndose atraído por la otra Eva, la joven y llena de vida, no tendrá ningún reparo en darle un papel en la nueva obra. Quizás sería más explícito decir en quitarle parte del protagonismo a la Eva madura, a la que teme su inminente ocaso.

Tampoco podía faltar la figura, querida y odiada al mismo tiempo, del crítico teatral Manuel Morón. La admiración que siente por ella, por la actriz consagrada, no es óbice para denostarla por la soberbia o falta de humildad que muestra, en ocasiones.

Siendo todos ellos grandes profesionales de la escena, los diálogos no les permite abrirse, mostrar su verdadero registro.

Eva al desnudo

Es el título de una película muy conocida, del año 1950, dirigida por Joseph Mankiewicz e interpretada por la inolvidable Bette Davis. También trata sobre la confrontación entre mujeres de diferente edad.

Digamos que Eva contra Eva podría tratarse de una versión, salvando la distancia en tiempo y costumbres.

De lo que no cabe duda alguna, es de que Ana Belén no es la simulación de nadie. Ella está grandiosa, como nos tiene habituados. Se introduce a la perfección en la piel de esa mujer ya insegura, pero al mismo tiempo guerrera. La que no está dispuesta fácilmente a que una jovencita le arrebate lo que es suyo. Aunque en determinados momentos le recuerde a ella misma, mucho tiempo atrás.

Diariamente se pueden ver casos de mujeres que la sociedad trata de que sean ninguneadas, invisibles. Qué decir de épocas anteriores a la actual. Se trata de una muerte en vida. Pero por el hecho de ser llevado a las pantallas o al teatro, no se tomará conciencia de que esta situación deba de cambiar. O no de manera efectiva. La mujer debe demostrar que todavía es valiosa, a pesar de envejecer. O mejor todavía, de que es incluso más valiosa por su sabiduría adquirida con el tiempo y vivencias.

Conclusión

La original puesta en escena, con dos grandes espejos dentro de un camerino, en los cuales se proyectan imágenes de otros escenarios, es formidable.

El trabajo de todos los actores en Eva contra Eva también es soberbio, salvando la repetición de los estereotipos que representan.

El final deja algunas preguntas sin responder. ¿Y si son las mujeres las que dejan de competir entre ellas? ¿Y si no permiten ser manipuladas por la sociedad o la familia, las que les exigen cosas que las dañan?

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