Gilda dirigida en el año 1946 por el cineasta húngaro Charles Vidor es un icono en la historia de la cinematografía. Hay películas que marcan un antes y un después para algunas estrellas de cine. Y de lo que no cabe duda es que con este filme Rita Hayworth consiguió la universalidad en la memoria colectiva de la población mundial.
Crítica de 'Gilda'
Resumen
- 1 Crítica de 'Gilda'
- 1.1 Ficha Técnica
- 1.2 Tráiler
- 1.3 Sinopsis
- 1.4 Premios
- 1.5 Dónde se puede ver la película
- 1.6 Un filme que ha marcado a generaciones de cinéfilos
- 1.7 La historia de Gilda
- 1.8 Cocktail explosivo de amor y celos
- 1.9 Reparto y análisis de los personajes
- 1.10 Gilda o la mujer del pecado
- 1.11 Gilda y la censura
- 1.12 Anecdotario de Gilda
- 1.13 Conclusión
Ficha Técnica
Título: Gilda
Título original: Gilda
Reparto:
Rita Hayworth (Gilda)
Glenn Ford (Johnny Farrell)
George Macready (Ballin Mundson)
Joseph Calleia (Det. Maurice Obregon)
Steven Geray (Tio Pio)
Rosa Rey (Maria)
Joe Sawyer (Casey)
Gerald Mohr (Capt. Delgado)
Mark Roberts (Gabe Evans)
Ludwig Donath (Miembro del cartel alemán)
Donald Douglas (Thomas Langford)
Lionel Royce (German)
Saul Martell (hombrecito)
Año: 1946
Duración: 110 min.
País: Estados Unidos
Director: Charles Vidor
Guion: Marion Parsonnet
Fotografía: Rudolph Maté
Música: Hugo Friedhofer
Género: Drama. Romance
Tráiler
Sinopsis
Johnny Farrel es un hombre cuya vida consiste en ganarse el pan haciendo trampas en los juegos. Cuando llega a Buenos Aires, se encuentra en un problema gordo, del que solo podrá salir gracias a la ayuda del dueño del lujoso casino, Ballin Mundson. El hombre le presenta a su mujer, Gilda. Un extraño reencuentro, ya que ella es la responsable de que Farrel sea un ser cínico y amargado.
Premios
- Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (mejor película) (1964)
Dónde se puede ver la película
Un filme que ha marcado a generaciones de cinéfilos
Una parte muy importante de la historia del cine viene marcada por los grandes clásicos que conectaron con amplios sectores de la población. Gilda es uno de los casos más paradigmáticos en este aspecto por muchas singularidades que concurrieron tras la presentación de la película.
La cinta siempre será recordada, entre otras cosas, por la famosa interpretación de la canción: Put the blame on mame con la que Rita Hayworth alcanzó la universalidad y se convirtió en un mito erótico del siglo XX.
Nunca un no-striptease de una estrella de Hollywood dio tanto que hablar. De hecho, la actriz solo se desprende de los guantes durante la escena. En todo caso, la cinta es mucho más que esto. Nos encontramos ante una gran historia de amor romántico impregnada de la mejor esencia del cine negro. Cine para el recuerdo que marcó un hito en la cinematografía universal.
La historia de Gilda
La historia nos lleva hasta el Buenos Aires de la década de los 40 del siglo pasado. En escena aparece Johnny (Glenn Ford), que es un jugador de mal vivir que es rescatado de un asalto por el millonario Ballin Mundson (George Macready). Este hombre es dueño de un casino y decide darle una oportunidad empleándole en el salón de juegos como su mano derecha. Es entonces cuando aparece Gilda (Rita Hayworth).
Gilda fue una antigua amante de Johnny con la que mantuvo una tortuosa relación. A partir de ahí, el dueño del casino le comunica a su nuevo empleado que va a contraer matrimonio con ella. Los antiguos amantes ocultan al empresario la relación que mantuvieron, pero pronto los celos y las pasiones encontradas sacarán a relucir unos sentimientos que nunca estuvieron apagados. El conflicto pasional está servido.
Cocktail explosivo de amor y celos
La película es un cocktail explosivo de amor, celos, pasiones, violencia, erotismo, engaños, contradiciones, odios y miedos agitados a la perfección por el cineasta húngaro Charles Vidor. El guión fue firmado por Jo Eisinger que en su improvisación es donde halla su genialidad.
El director europeo que emigró a los Estados Unidos para vivir el sueño del cine sonoro, logró fichar por la Metro Goldwyn Mayer aunque el éxito para la posteridad lo logró con Gilda. Nunca obtuvo un triunfo tan arrollador como en esta película. Sin embargo, realizó otras grandes obras entre las que destacó una nueva adaptación de Adiós a las armas de Ernest Hemingway en el año 1957.
El análisis del filme tiene su principal motivación en la psicología de unos personajes que no dejan de representar a unos arquetipos de aquella sociedad y de la actual. Unos personajes con numerosas capas donde encontramos la esencia de todo lo que significó y significa esta película.
Reparto y análisis de los personajes
De menor a mayor importancia habría que hablar en primer de lugar del personaje del millonario Ballin Mundson (George Macready). Él desde la primera escena en la que salva a Johnny, representa la displicencia y la compra de voluntades con su carácter seductor pero tramposo. Una vez que el jugador de malos hábitos es contratado como pieza importante en el casino, no solo ha contratado a un empleado, si no que ha conseguido un súbdito.
De hecho, por momentos parece mostrar más interés en el propio Ballin que en su amada Gilda. Mundson es sin duda es el gran capo de la vida nocturna de la ciudad porteña y la bella Gilda no es más que otra de sus adquisiciones. Una vez que contraen matrimonio queda absolutamente enamorado de ella. A partir de ese momento la lucha entre los negocios y la conquista de su mujer marcará el devenir del personaje.
Seguimos el viaje con el personaje de Johnny Farrell (Glenn Ford) que en la cinta es la correa de transmisión entre un matrimonio de conveniencia que está condenado al sufrimiento más que a la esperanza. En su momento a este personaje se le asoció una bixesualidad por la fuerte admiración por el hombre que le había sacado de las calles. Quizás sea un análisis un tanto forzado, pues si bien es cierto que durante el metraje se aprecia una excesiva adoración hacia su jefe, esto no parece implicar ningún tipo de deseo sexual.
En todo caso, el personaje queda marcado para la historia del cine por la sonora y polémica bofetada que le propinó a Gilda tras la sensual interpretación de Put the blame on mame. Esta acción ha hecho correr ríos de tinta y ha provocado muchos equívocos. Evidentemente este es un hecho denigrante y machista, pero por rodar esta escena el cineasta no está justificando la violencia. Solo está poniendo de manifiesto el carácter violento de un personaje.
Filmar un asesinato, una violación o un conflicto bélico no justifican de ningún modo estos actos. Por la misma razón no se puede acusar a Charles Vidor de contemplativo en estos asuntos. La interpretación de Glenn Ford en este papel fue bastante convincente y supo transmitir bien en su faceta expresiva su relación de amor/odio con Gilda.
Gilda o la mujer del pecado
El mítico papel de Gilda fue interpretado con mayúsculo acierto por Rita Hayworth. Ella solía bromear en la vida real con la siguiente frase: "Los hombres se acuestan con Gilda, pero se levantan conmigo". La película estuvo preparada en cada detalle para el lucimiento de la actriz. En cada secuencia desborda por su belleza y por sus buenos matices interpretativos. Fue tan grande el impacto de su actuación que podría considerarse la primera estrella de cine que empezó a cobrar un porcentaje de los resultados en taquilla.
Gilda representa en primer lugar a la mujer dañada. Todo el personaje está basado en el despecho que siente hacia el que fuera su pareja y que una vez la dejó plantada. Sus actos siempre se mueven en una estrategia para recuperar a su pareja mediante el uso de los celos como arma envolvente. Lejos de conseguir su propósito, lo que consigue es sembrar la semilla de un profundo odio en su ex pareja envenenando de ese modo la relación de una manera notable. Si por algo destaca la película es por reflexionar sobre la toxicidad de las relaciones humanas y sus consecuencias.
Gilda consigue hacer entender que precisamente es el odio un sentimiento más feroz y devastador que cualquier otro sentimiento de la condición humana. Solo el amor puede servir de redención a cada uno de los personajes representados.
Gilda y la censura
La censura encontró en Gilda un buen puñado de razones para cebarse con la película. Sin embargo, sorprende que en España, país donde los censores tenían el trabajo asegurado, se estrenó sin amputaciones significativas. El problema surgió con los sectores más conservadores de la sociedad con la iglesia católica como principal opositora a la exhibición de la cinta.
En su delirio, los obispos consideraron a Gilda como gravemente peligrosa para la moral y la clasificaron para mayores de 21 años. Esto no hizo otra cosa que aumentar la leyenda y el deseo de los espectadores por visionarla. Rezos, protestas y diversos boicots frente a los cines donde se exhibió aún causan perplejidad mundial por lo exagerado de la reacción de dichos sectores de la sociedad.
Como anécdota más significativa cabría resaltar que algunos arzobispos españoles amenazaron con la excomunión a los fieles que osaran a ver el largometraje. Y todo por el famoso guante de Gilda que en definitiva era lo único que se quitaba. Evidentemente no era el guante lo que molestaba. Sencillamente era el control sexual de la población como herramienta moral.
Anecdotario de Gilda
El anecdotario de Gilda es infinitamente rico en la historia de la cinematografía universal más allá de la censura o de las polémicas estériles. Una de las curiosidades es que Rita Hayworth no es la intérprete real de las canciones de la película, sino que hace playback de los temas interpretados por Anita Ellis. Otro de los puntos de interés, fue que la sensual interpretación de la actriz también provocó un alto interés en el público femenino por los vaporosos vestidos elegidos por la dirección de vestuario.
Mención aparte, merece el peinado ondulado de la artista que hoy en día sigue estando de actualidad en las peluquerías femeninas para fiestas de gala o cenas románticas. En recientes fechas, la actual Reina de España Letizia causó revuelo en algún sector de la sociedad por lucir en un acto público el peinado y un vestido negro de tirantes inspirados en el look de Gilda. En definitiva, los ecos de la pelirroja más famosa de la historia del cine aún llegan hasta nuestros días.
Conclusión
Gilda es una película que trascendió mucho más allá de sus valores cinematográficos que ya eran altos de por sí. De desigual recepción entre la crítica especializada, la cinta ha logrado ganar peso con el paso de los años. De hecho, es de las películas que ha conseguido no envejecer con el transcurrir de las décadas y estar de plena actualidad en pleno siglo XXI. Sentimientos tan universales como el amor, el odio, la traición, el desamor, o la atracción sexual son las razones por la Gilda cobra vigencia y es uno de los iconos de la cultura popular de todos los tiempos.