Helena Taberna estrena su nuevo largometraje documental: Varados. Procedente de Alsasua (Navarra), se inició en la década de los noventa en el mundo del cine. En esta etapa se dedicó a escribir, dirigir y producir cortometrajes y documentales. Sin embargo, «Yoyes», su ópera prima se estrenó en el año 2000 y giraba en torno al conflicto vasco. Posteriormente, Helena Taberna estrenó siguió elaborando largometrajes y documentales de temática social: «Extranjeras» (2003), sobre la emigración; «La Buena Nueva» (2006), con la memoria histórica como centro o «Nagore» (2010), que reflexiona sobre la violencia de género. Toda su filmografía conmueve y conciencia a la crítica y al público, cuya complicidad ha facilitado que varias obras sean galardonadas internacionalmente.
En Cinemagavia hemos tenido la oportunidad de hablar con Helena Taberna sobre su nuevo trabajo, Varados. Esta nueva obra narra cómo es la vida cotidiana de algunos refugiados de larga duración que viven en Grecia a la espera de una documentación que les permita continuar con sus vidas. Además, la directora también habla sobre su cine social y la situación de la mujer en el cine.
Entrevista a Helena Taberna
Resumen
Varados, una reflexión humana sobre los refugiados
Lucía Blázquez/Cinemagavia: Es un momento idóneo para sacar a relucir el tema de los refugiados que, además, se va a presentar en el Festival de San Sebastián. ¿Cómo nace el proyecto de «Varados»?
Helena Taberna: Si te fijas en mi filmografía, siempre doy en el momento justo. «Nagore» se estrenó en la Seminci y justo ese día reabrieron el caso en el Tribunal y entramos en todos los diarios de por la mañana y por la tarde. Varados» surgió a través de Zaporeak, cuando me llamaron para hacer una promoción. Hablando sobre ello, les dije que no me importaría hacer algo sobre esto. Con el apoyo de Zaporeak, me planté en Grecia con el productor, el director de fotografía y el productor que vino dos días. Ha sido un engranaje muy curioso y bonito.
L.B./CG: Tanta colaboración debió facilitar las condiciones de rodaje ¿no fue así?
H.T.: No, no. Para nada. No teníamos muchos días y fue intenso. Cuando llegué a Grecia, todos los personajes que tenía preparados se me habían caído y tuve que empezar de cero y tuve que volver a buscar. Una ONG que trabaja en el campo de refugiados me presentó a Lidia y fue de ayuda.
L.B./CG: «Varados» es una película que a día de hoy puede generar mucha concienciación sobre el tema. ¿Va a concienciar a los que van a ver o van a concienciar los comentarios sobre la película? ¿Va a ser la sociedad la concienciada o los gobiernos?
H.T.: Yo creo que es una película que va a ayudar a reflexionar porque creo que se reflexiona poco sobre el hecho y aún menos sobre la parte que he elegido yo. Siempre nos quedamos con la imagen de los medios de comunicación, las más impactantes y lo sensacionalista, pero luego nos olvidamos. No tenemos la sensación de que los refugiados son seres humanos como nosotros.
Creo que «Varados» devuelve dignidad a los refugiados. Cuando cualquier persona ve cómo es la vida cotidiana de los refugiados de larga duración se da cuenta de que no es tan diferente de la nuestra. A mí me emociona verles más cercanos a nosotros: cómo se ama esa pareja de cameruneses, cuando Mohammed habla con su mujer por teléfono… «Varados» no hace sangre, porque ellos quieren mostrarse como las personas que son.
L.B./CG: A pesar de ser todos tus largometrajes sobre temas candentes de actualidad, en algunos usas personajes reales y en otros actores. ¿Por qué en «Varados» decidiste usar personajes reales?
H.T.: El género que elegí en «Acantilado» o «Nagore» era ficción, pero el género documental me obliga a coger personajes reales. Suelo alternar, porque para dirigir actores es interesante trabajar con personajes reales. La diferencia es que cuando es un personaje real tienes una obligación de decir la verdad en lo que cuentas. En el relato de ficción, la única obligación es hacerlo verosímil.
L.B./CG: ¿Por qué escogiste dedicarte a los temas sociales como directora?
H.T.: Porque me parece que en el cine hay que ser bastante atrevido. Si un tema interesante está mal construido cinematográficamente, ese tema no existe. En cambio, si es buena película, la gente hablará de que es buena película. Así que hay un ejercicio por mi parte de creer en la capacidad del cine como elemento transformador. Creo que el cine es sanador. Como consumidora sería menos mejor persona sin el cine. Deberíamos tener un ritual de ir al cine una vez a la semana porque en la sala se nota si una película emociona o aburre. Además, con el cine social es muy fácil que se comenten cosas y haya un disfrute social del otro.
L.B./CG: Si tuvieras que realizar otro proyecto sobre cualquier otro tema social, ¿cuál escogerías?
H.T.: Ahora voy a hacer una historia de amor. Hoy tengo la primera reunión de trabajo, de hecho. Me voy a meter en las relaciones de pareja a fondo y lo que pasa con el amor romántico. Lo que quiero es profundizar siempre, ahondar en el alma humana. Pretendo emocionar sin trampa: tú puedes emocionar con música de violines o mostrando y frenando. Yo suelo frenar. Mi cine es emocionante y me alegro, porque es la mejor forma de reflexionar: que toque el corazón y luego pase al pensamiento.
Reflexiones sobre la mujer en el cine
L.B./CG: Otro tema de actualidad. Los datos apuntan a una gran desigualdad en la presencia de mujeres directoras en el cine y aún más al ser premiadas. Tan solo dos mujeres directoras se han presentado en la última edición del Festival de Venecia. ¿Qué piensas sobre la escasa presencia de las mujeres en la dirección de largometrajes?
H.T.: No estamos en mal momento y es importante que las mujeres directoras tengamos protagonismo real y haya más mujeres directoras. Debemos tener presupuestos altos para hacer películas de calidad porque de manera natural el cine de una mujer preparada e inteligente va a ser feminista. Estoy muy contenta de haber elegido la carrera que he elegido y haciendo balance debo decir que he hecho el cine que he querido y como he querido, que no es fácil de conseguir.
L.B./CG: Están apareciendo numerosos casos de acoso a directoras y actrices. ¿Alguna vez ha sido cercana la situación?
H.T: No muy directo, pero cercano. El cine es también un espacio de poder. Siempre que ha habido un hombre con poder y las mujeres no hemos tenido capacidad de denunciar, nadie podía hacer sin jugarse su carrera. Ha habido abusos muy grandes y esto tiene que acabar. Hay que dejar de poner el foco en la víctima y más en el verdugo. Hay abusos que no deben prescribir nunca. Los tiempos están cambiando. La sentencia de La Manada es una maravilla y me enorgullece porque sé que mi película «Nagore» algo ha contribuido para que sea así.
Perfil de Helena Taberna en IMDB